PRESENTACIÓN
La educación se ha enfrentado de manera
constante a un insistente problema cuya resolución se ha dificultado hasta
alcanzar niveles en los que la consecución de dicho objetivo aparenta (si bien
falsamente) resultar imposible; este problema no es otro que el de la
obstrucción de la que se ha visto víctima la enseñanza a causa de las posturas
rígidas enmarcadas por el tradicionalismo. A pesar de haber superado los
paradigmas positivistas del siglo XX, la visión restrictiva heredada por ellos
se mantiene en la mentalidad del docente actual e impregna perpetuamente la
imagen de las instituciones educativas. Es por este motivo que, desde el ocaso
de la modernidad y el surgimiento de la posmodernidad, una de las grandes
preocupaciones concernientes al proceso pedagógico ha sido la de conseguir
adaptar los modelos de enseñanza y aprendizaje tradicionales a los intereses
(más actualizados) de los estudiantes, de modo tal que éstos encuentren la
libertad y la comodidad suficientes como para construir su propio conocimiento,
acorde a una realidad libre de arcaísmos exacerbados, mas sin alejarse
demasiado de un planteamiento educativo estructurado.
En este sentido, de entre todas las áreas
de enseñanza, la lengua y la literatura se ha visto especialmente estigmatizada
y afectada por los rastros del conservadurismo. La transmisión de conocimientos
lingüísticos y literarios ha sido ineludiblemente enmarcada por una implacable
dependencia a obras clásicas y manuales de reglamentos y normativas
excesivamente arcaicos, motivo por el cual ha sido merecedora de infamia y
descrédito bajo calificativos que la clasifican como anticuada y obsoleta. A
raíz de esto, y a causa de su dependencia directa de la materia, el acto y
práctica de la lectoescritura se ha sumergido en un declive alarmante entre la
creciente población juvenil.
Fortaleciendo la aseveración de esta problemática, Flores
(2000) afirma que “En la actualidad, leer para los niños es algo
mortalmente aburrido, algo ajeno totalmente a sus intereses, una tarea impuesta
que no les proporciona ningún placer ni satisfacción, una experiencia que
prefiere evitar.” (p. 9). Esta actitud hacia la lectura plaga el panorama
educativo y mina de manera sumamente preocupante cada acto de enseñanza
relacionado al de la lectoescritura.
No obstante, tras un detenido análisis de
la metodología generalmente utilizada para su enseñanza, puede concebirse con
relativa facilidad cómo es posible un aproximamiento a ella a través de
posturas y perspectivas mucho menos rígidas e inflexibles, para abrir paso a un
acercamiento más familiar y accesible que el ya acostumbrado. La principal vía
para llegar a esta desembocadura es la de la actualización y contextualización
del docente con la realidad moderna que permea a los jóvenes (y esto es
invariable e independiente a la época a la cual pudiere hacerse referencia).
La modernidad muchas veces se ha
interpuesto entre el estudiante y su proceso de aprendizaje. Al respecto, Flores
(ob. cit.) indica que “Por simple observación, podríamos adelantar juicios
diciendo que la lectura ha perdido su atractivo ante la tecnología que ha
invadido todos los ámbitos de nuestra sociedad.” (p. 11). Por lo tanto, si el
distanciamiento entre los jóvenes y la educación lingüística es proporcional al
alejamiento entre la lectura y la tecnología, la mejor solución resulta
evidente: acortar dicha distancia y permitir que ambas transiten el camino tomadas
de la mano. Apropiarse de la tecnología como medio para el aprendizaje de la
lectoescritura. Transformar un obstáculo en una herramienta.
No se exageraría en lo más mínimo al asegurar
que la lectoescritura representa la piedra angular no sólo del ámbito de la
lengua y la literatura, sino del acto comunicativo mismo (en conjunción con la
conversación). Es por lo tanto cuando menos lamentable observar el estado de
abandono en el cual se encuentra su nicho dentro del mundo pedagógico. Además,
es debido a la relevancia que ostenta que no resulta difícil encontrarla
enmarañada durante el proceso de enseñanza y aprendizaje de todas las demás
materias y áreas de la educación, por lo que su naturaleza es tan amplia,
holística y abarcadora como la de la educación misma. Por si fuera poco, al
estar constituida por el proceso creativo de la escritura y la constante
deconstrucción realizada por la decodificación lectora, la lectoescritura
representa un proceso de construcción y reconstrucción del individuo mismo.
Sánchez (1994) ahonda un poco en estos términos, y explica:
Desde el punto de vista de la
praxis humana, total, que se traduce en definitiva en la producción o
autocreación del hombre mismo, es determinante la praxis creadora, ya que ésta
es justamente la que permite hacer frente a nuevas necesidades, a nuevas
situaciones. (p. 37).
Es por lo tanto imperante conseguir que el
estudiantado reciba y asimile dentro de sus procesos cognoscitivos y sus
prácticas cotidianas la actividad de la lectoescritura, puesto que ésta no sólo
cumple con funciones comunicativas de vital importancia sino que directamente
influye en las capacidades de supervivencia y adaptación social del joven; esto
sin mencionar que fundamenta los procesos de definición y desarrollo de
identidad individual, desde un punto de vista psicológico. Inclusive los rasgos
culturales se ven fortalecidos por la práctica de la lectura y de la escritura,
y el nivel de aceptación del individuo hacia el entorno sociocultural que
intenta permearlo constantemente depende directamente de ella.
Lamentablemente, la lectoescritura se ve estancada
entre textos y actividades desusadas frente a las nuevas técnicas y tendencias
pedagógicas que abren su abanico a quien desee hacer uso de ellas, todo esto a
causa del temor generalizado de extraviar la esencia de la misma al dar entrada
a nuevos métodos para transmitir su práctica. No obstante, es fácil dejar pasar
por alto la noción de la predominancia de la lectoescritura en la vida
cotidiana, y por lo tanto, ignorar la percepción de la posibilidad de impartir conocimientos
referentes a ella sin la necesidad de recurrir a estrategias demasiado
complejas y/o anticuadas.
Es debido a lo anterior que en el presente
proyecto de aprendizaje se explorarán y presentarán las medidas necesarias para
sacar partido de la información del contexto en el que se desenvuelven los
estudiantes, de modo tal que sea utilizada para amoldar los métodos y
estrategias empleados en la enseñanza de algunos de los factores más básicos
para la aprehensión de la lectoescritura (tales como las tipologías textuales),
con el fin de que éstos puedan apropiarse del conocimiento con mayor espontaneidad,
naturalidad y efectividad.
DIAGNÓSTICO
Todo estudio, investigación o proyecto debe ser desglosado desde su
forma más general hasta la más particular, lo que permitirá su comprensión
desde una gran multiplicidad de dimensiones posibles. Esta particularidad
motiva a la elaboración del presente segmento y los subsiguientes: el entender
la situación producto de las distintas inquietudes atisbadas durante la
presentación. Por tanto, estará conformado por la contextualización del escenario,
en el cual se relatará la realidad percibida en el colegio estudiado, y la
razón del motivo por el cual la situación relacionada al estado poco idóneo de
la enseñanza de la lectoescritura representa un objeto de estudio meritorio
para el diseño de un proyecto de aprendizaje.
A continuación, se procede a presentar un
diagnóstico detallado de la institución, sus condiciones espaciales, su
entorno, y sus estudiantes.
Comunidad
La unidad
educativa en la cual se realizó el diagnóstico es el Colegio “Divina Pastora”,
ubicado en la Urbanización Bararida 1, calle 2 Nro.1-2, adyacente a la avenida
Libertador, frente a la iglesia Nuestra Señora de Coromoto. La comunidad
colindante a la institución es la urbanización Bararida 1 (sector norte), y
cuenta con un consejo comunal independiente del presente en el sector centro y
en el sector sur, mas completamente dispuesto y presto a trabajar en conjunto
con éstos como si se tratase de una única junta comunal.
La comunidad
posee un gran número de instituciones y establecimientos de diferente índole en
sus inmediaciones que resultan de gran influencia positiva para el colegio. La
iglesia Nuestra Señora de Coromoto, la más prominente de las instituciones
cercanas, se engrana junto al colegio (el cual es de carácter enteramente
católico) para realizar toda clase de actividades que fortalecen los principios
y valores instilados en los estudiantes, desde trabajos de ayuda social a
personas con problemas económicos hasta limpieza de las áreas verdes
circundantes, visitas a instituciones de cuidado de ancianos, niños en
situación de abandono, y demás. También se encuentra en las adyacencias una
cancha perteneciente a la urbanización Bararida, y aunque el colegio cuenta con
sus propias instalaciones deportivas, la cancha externa se encuentra siempre al
servicio de los estudiantes a la hora de la salida.
El Parque
Zoológico y Botánico Bararida no dista demasiado de las instalaciones del
Colegio, y representa una institución perfecta para la realización de visitas y
estudios de campo en compañía de un docente y/o algunos representantes
responsables. El Polideportivo Máximo Viloria presta también sus servicios de
ser necesario con las actividades deportivas y juegos intercursos.
Aunado a todo
lo demás, no muy alejado se encuentra el Centro Diagnóstico de Alta Tecnología
“Divina Pastora”, dispuesto a socorrer en caso de que algún estudiante resulte
lastimado o lesionado por cualquier eventualidad.
Los problemas
de la zona circundante al colegio surgen principalmente de las otras instituciones
educativas cercanas, el liceo Coto Paúl, el liceo Miguel José Sanz, la escuela
básica Dr. Ramón Gualdrón y la escuela técnica industrial Pedro León Torres.
Los estudiantes de las instituciones mencionadas regularmente se enzarzan en
rencillas los unos contra los otros. Muchas veces los estudiantes del colegio
Divina Pastora se ven convertidos en objeto de abuso por parte de los
participantes de estos encuentros violentos, e incluso las instalaciones mismas
de la institución sufren daños colaterales.
Además, en la
zona trasera de la institución educativa se encuentra una hondonada llena de
boscaje y maleza, propensa a ser utilizada como escondite por los estudiantes
pendencieros de las escuelas públicas ya mencionadas para apedrear a los jóvenes
incautos presentes dentro del colegio, y por maleantes y delincuentes de
distinta índole. Esta zona verde también es nido de mosquitos y algunas otras
alimañas que en ocasiones invaden el terreno del colegio.
Institución
El colegio
“Divina Pastora” es una institución educativa subsidiada por el gobierno y
afiliada a la orden franciscana y a la orden católica mariana. Cuenta con una
buena infraestructura y un personal dedicado, en su mayoría con décadas de
contrato dentro del instituto (tanto personal obrero como personal docente y
administrativo). En términos de infraestructura, está compuesto por dos
edificios, uno dedicado a las etapas de 1ro a 2do grado y otro a las de 3er
grado a 3er año, una cancha techada, una cancha de baloncesto infantil, una
cancha de fútbol rodeada por una pista de atletismo, una capilla, ocho baños,
tres áreas de recreo, un estacionamiento, y un jardín botánico. Los edificios
cuentan con las suficientes aulas de clase para abarcar dos secciones por año,
y el plantel se encuentra además dotado de laboratorios de química, biología,
física, computación y mecanografía, todos ellos en buenas condiciones y con los
instrumentos correspondientes.
La
organización, pulcritud y responsabilidad con las que educan a los estudiantes
como producto de los valores inherentes al catolicismo, así como la enseñanza
de los principios de solidaridad y amistad propios de la congregación
franciscana, representan los principales aspectos positivos de la educación del
colegio Divina Pastora. Además, el colegio sigue un riguroso conjunto de normas
concernientes al uniforme, el comportamiento, el uso de dispositivos
electrónicos como el celular, los horarios de la entrada, la merienda y la
salida, entre otras.
Estudiantes
Los
estudiantes en los cuales se aplicarán las estrategias del proyecto de
aprendizaje serán de 2do año, específicamente los de la sección “A”, compuesta
por 32 estudiantes. En su mayoría los jóvenes presentes en la sección (y en la
institución entera) pertenecen a familias de un estatus económicamente alto. Si
bien esto ineludiblemente se ve traducido (en la mayoría de los casos) a
ciertas ventajas educativas (ya que se encuentran bien alimentados, cuentan con
transporte personal, y no tienen necesidades materiales en cuanto a útiles escolares
se refiere, tienen la oportunidad de recibir de manera mucho más cómoda las
clases semanales), la posición social que ocupan también los conduce a un
comportamiento que no puede ser descrito de otro modo más que supremacista.
Debido a lo
anteriormente mencionado resulta sumamente dificultoso promover en los jóvenes
una postura respetuosa hacia quienes consideran inferiores en autoridad
(ejemplo: docentes suplentes, personal obrero, etc). Esta costumbre a retar la
autoridad por parte de la mayoría posiblemente surja de una necesidad por
recibir la atención de las personas circundantes. Es por eso que una de las
mayores estrategias posibles es la de otorgar un rol protagónico a los chicos y
chicas durante sus evaluaciones, de modo tal que puedan drenar toda la energía
que concentran en los múltiples y constantes intentos por llamar la atención.
La mayor
parte de los estudiantes de la sección se encuentran en buenos términos los
unos con los otros, salvo un pequeño grupo de chicos excluidos por los demás.
El grupo más cuantioso presenta un bajo rendimiento académico y sus principales
intereses consisten en los deportes, la moda y el dinero; el grupo reducido
está compuesto por los estudiantes con las calificaciones más sobresalientes y
tienen predilección por la lectura, el cine y los videojuegos.
Cabe destacar
que se percibió que la mayoría de los estudiantes recibe con indisposición las
actividades desarrolladas específicamente en la asignatura de castellano.
Además, en conversaciones informales, manifestaron no encontrar utilidad al
conocimiento de los elementos narrativos
y los recursos literarios (los temas predominantes en el lapso) en su
cotidianidad, y señalaron también que el material de estudio difería de sus
gustos. Es preciso mencionar que el libro asignado para el estudio era la obra
clásica de Homero “La Ilíada”, la cual, según testimonio de los jóvenes,
resultaba aburrida, compleja y repetitiva, por lo que declararon preferencia en
contenidos actuales; discrepancia que conduce a una paulatina desconexión entre
el docente y el estudiante que desemboca en una complicación en el proceso de
construcción de conocimientos. A lo anterior, se agrega que en ocasiones no son
capaces de retener el contenido, pues no han encontrado una funcionalidad para
el mismo o simplemente no encuentran interés en ello.
Además de lo
anteriormente mencionado, el desprecio hacia la materia por parte de los
alumnos, originado por la incapacidad de contextualización del docente de las
actividades a la realidad juvenil, conlleva lentamente a una deficiencia en el
desarrollo de capacidades básicas, tales como la comprensión lectora, el
reconocimiento de elementos literarios primordiales, la redacción coherente o
incluso el desarrollo de una ortografía adecuada, lo que a su vez impide el
enriquecimiento del vocabulario, el cual es esencial en contextos técnicos.
Para alcanzar
un entendimiento integral sobre las distintas características y factores
influyentes dentro del comportamiento del grupo de estudiantes examinado, se presentará
a continuación una Matriz FODA en la que se analizarán detalladamente dichos
elementos, tanto positivos como negativos:
Fig. 1. Análisis FODA de los estudiantes del 2do año sección “B” de Educación
Media General de la Unidad Educativa Colegio “Divina Pastora”
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Análisis interno
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Análisis externo
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Fortalezas
·
Los jóvenes han sido recipientes de una educación
integral, e independientemente de sus predisposiciones para el aprendizaje,
la institución de ha encargado de darles una formación de gran nivel. La
mayoría tiene conocimientos importantes de cultura general y otros tópicos.
·
Los estudiantes poseen un
grado considerable de disciplina y orden actitudinal en comparación a los
alumnos de instituciones públicas, enmarcados en los cánones éticos y morales
católicos que singularizan a la institución. Esto permite que incluso los
casos más problemáticos posean ciertas nociones de organización personal que
facilita en gran medida el proceso pedagógico.
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Oportunidades
·
Gracias a su posición
económica, los alumnos poseen dispositivos electrónicos de última generación
que les permiten acceder a medios con los que podrán ejercitar el ejercicio
de la lectura y de manera indirecta mejorar la práctica de la escritura.
Estos recursos externos no deben poseer por obligatoriedad una índole
académica para servir a tal fin, puesto que el entretenimiento sano puede
convertirse en un vehículo de instrucción.
·
La institución cuenta con un
amplio número de servicios bibliotecarios y computacionales con instrumentos como proyectores y video beams cuyo uso se encuentra siempre a la disponibilidad. Esto presenta una
ventaja que permite expandir los horizontes del aprendizaje.
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Debilidades
·
Los estudiantes tienden a
irrespetar la autoridad de sus mayores: docentes, personal obrero, personal
administrativo. A causa de esto, la práctica pedagógica muchas veces se ve
obstruida y el mantenimiento de la atención de los jóvenes puede
dificultarse.
·
Los alumnos tienden a
excluir a sus compañeros más aplicados y estudiosos, produciendo un desequilibrio
dentro de las interacciones sociales en el aula. Esta especie de
discriminación conduce a una constante degradación en el nivel intelectual
del grupo a causa de los esfuerzos empleados por la aceptación de los
estudiantes menos disciplinados.
|
Amenazas
·
La alarmante situación
sociopolítica del país obstaculiza la presencia física y/o mental del joven
en el aula. Cuando éste no se encuentra directamente impedido de asistir a la
institución debido a factores como protestas o falta de transporte, surgen
impedimentos mentales que dificultan su concentración en clases,
principalmente relacionados a la zozobra social experimentada.
·
El contacto constante con la
tecnología se
transforma en una distracción disuasiva para la práctica de la lectoescritura cuando sus propiedades adictivas erradican los hábitos estudiantiles y
conducen a la consideración de que la materia es aburrida, obsoleta y
arcaica.
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Por lo antes
mencionado y las fortalezas, debilidades, oportunidades y fortalezas observadas
en el análisis FODA, surge la necesidad de contextualizar la enseñanza de la
lectoescritura, y de llevar a cabo los procedimientos necesarios para
establecer un plan de actividades que, además de facilitar el desarrollo del
contenido, involucren al estudiantado en el mismo. En este sentido, la
comunicación y negociación de las actividades es una herramienta con la que el
docente puede ser capaz de conocer los intereses de sus alumnos y de ese modo
ejecutar sus clases adaptadas a una realidad inmediata, lo que a su vez resulta
propicio para la construcción del aprendizaje. Con este
proceso también se aspira a aumentar el nivel de cohesión y compañerismo dentro
del aula de clases.
Con base en las consideraciones anteriores, se plantean
las interrogantes que pretenden ser respondidas por el proyecto de aprendizaje:
1) ¿Cuáles serán las necesidades de los jóvenes para lograr la enseñanza plena
de la lectoescritura en los estudiantes de Educación Media General en el Colegio
“Divina Pastora”? 2) ¿Qué actividades contextualizadas se pueden diseñar para
abordar la práctica de la lectoescritura en los estudiantes de Educación Media
General en el Colegio “Divina Pastora”? 3) ¿Cuál sería el impacto del plan de
actividades contextualizadas para la enseñanza de la lectoescritura en los
estudiantes de Educación Media General en el Colegio “Divina Pastora”?
JUSTIFICACIÓN
Todo proyecto de aprendizaje, además de poseer motivaciones que propiciaron
su inicio, debe contar con razones que justifican su elaboración. Entre ellas,
debe destacarse principalmente el tema desarrollado. En este apartado
específico, la praxis del docente es uno de los aspectos que necesariamente se
debe intentar mejorar, sin importar el área a la que éste se dedique, y más aún
cuando se refiere al compromiso del docente con la realidad estudiantil, lo
cual, como se ha dicho con anterioridad, es vital para enseñar e inculcar la
práctica de la lectoescritura en los estudiantes de Educación Media General del
Colegio “Divina Pastora”.
Uno de
los principales factores de importancia en el campo educativo es el social;
siendo el docente un eje central de la realidad educativa así como portavoz del
ideal de ciudadano, debe percatarse de que su desempeño afectará directamente
al estudiante, quien en
ocasiones también es víctima de las dificultades del contexto, por lo que es
necesario concientizar a la comunidad educativa y sus adyacencias sobre la
relevancia del pedagogo en su praxis. En otras palabras, esta problemática,
muchas veces ignorada por no percibirse a corto plazo, es una reacción en
cadena que tarde o temprano incidirá negativamente en la sociedad. La
elaboración de este proyecto apunta a una evolución en la actitud del docente
con el fin de una mayor compatibilidad entre éste y sus estudiantes, apuntando
siempre a la transformación del individuo en un modelo socialmente ideal.
Por otra parte, se debe considerar que
como futuros profesionales de educación en el área de Lengua y Literatura,
todos los procedimientos realizados para la elaboración de este trabajo
permitirán la adquisición de experiencia en el medio para aplicar con mayor
sustento los conocimientos adquiridos en pro de la solución de una de las
problemáticas más críticas de la sociedad y en la que lamentablemente muchos
docentes recaen en algún momento de su carrera: la incapacidad de calzar los
zapatos de los otros.
Es necesario recordar que la enseñanza de
la lectoescritura, como toda práctica comunicativa, requiere de alcanzar un
alto nivel de compaginación con los estudiantes, entablando amistad con ellos
de ser necesario, para aprender a conocer sus intereses y realidades. Charlas
(1994) así lo indica, al expresar lo siguiente:
Buscar la participación del alumno en el proceso educativo responde, y aún
más en la lectura y escritura, a un modelo que enfatiza el proceso de
interacción entre las personas. Corresponde a un modelo de interacción
horizontal y dialógico, donde tanto el emisor como el receptor adquieren
flexibilidad en los roles. (p. 51).
La interacción dialógica amistosa entre
docente y estudiante parce ser requisito para alcanzar un nivel de confianza
que permita la aceptabilidad de la enseñanza en los jóvenes. Producto de este
acercamiento es la tan mencionada contextualización del profesor con la
realidad de los mismos; esta contextualización permitirá adaptar las
estrategias pedagógicas para amoldarse al interés del adolescente, lo cual
conducirá a un aprendizaje significativo y una absorción plena de la práctica
de la lectoescritura, en el caso específico del presente proyecto. Por lo
tanto, la elaboración teórico-práctica realizada en estas líneas conduce
directamente, tras un camino escalonado, a una formación lingüística plena en
los alumnos.
Asimismo, este proyecto tiene el potencial de
transformarse en una base y/o antecedente que sustente la formación de
proyectos similares en otras áreas de aprendizaje; proyectos dirigidos a la contextualización de sus especialidades
particulares con la realidad y la actualidad del joven estudiante.
En vista de que el tema principal del
presente proyecto de aprendizaje consiste, pues, en actividades
contextualizadas con la realidad actual del estudiante para la enseñanza de la
lectoescritura, el principal aporte radica en destacar la importancia de
evaluar las condiciones del entorno para la aplicación de estrategias de
aprendizaje focalizadas de manera socializada e individualizada.
FUNDAMENTACIÓN
Tal como se ha hecho hincapié durante el desarrollo del presente proyecto,
no caben dudas de que la educación, pilar fundamental de la sociedad, es una de
las herramientas indefectibles en la formación del ciudadano. Sin embargo, para
su óptima funcionalidad, deben llevarse a cabo numerosos estudios y procesos
desde diversos enfoques que destaquen la importancia del desempeño del recurso
humano, es decir, el docente, quien ejerce un papel sustancial en este vital
sistema. Debido a la titánica responsabilidad que recae sobre sus hombros, el
docente debe actualizarse, evolucionar, buscar constantemente nuevas maneras de
acceder a sus estudiantes y amoldarse a sus realidades y contextos. De acuerdo
a lo antes expuesto, Gutiérrez (2012)
expone lo siguiente:
No hay que olvidar que el profesor es un agente de
cambio, su tarea no es solo transmitir información, sino realizar un proceso de
enseñanza que genere aprendizajes de forma significativa y contextualizada para
lograr mayor rendimiento académico y el desarrollo integral del alumno. Esto
obliga al profesor a mejorar su práctica docente día a día. (p. 2).
En este sentido, es pertinente resaltar que el
docente, además de guía en el proceso de enseñanza y aprendizaje, tiene un
papel de mediador, ya que al ser transmisor del ideal de un sistema social
determinado, es quien interactúa directamente con la realidad socioeducativa,
el epicentro mismo de la educación, y por lo tanto debe tener las herramientas
adecuadas para adaptarse al entorno de modo tal que su actuación garantice el
bienestar del proceso de enseñanza en la construcción del aprendizaje. Es
incuestionable que el docente debe actualizarse con las últimas tendencias,
tanto pedagógicas como sociales, si desea mantenerse al ritmo de sus
estudiantes; su estancamiento en esta carrera deviene en un desfase que afecta
su desenvolvimiento profesional, en cuanto éste depende directamente de
su interrelación con los alumnos. Esto puede ser subsanado, no obstante, tal
como ya se ha mencionado, mediante una constante evolución en su práctica
pedagógica.
Así, desde hace un tiempo la educación se ha visto
envuelta en numerosos debates referentes a su praxis y el mejor y más correcto
modo de llevar a cabo su realización ulterior, situación ésta que ha supuesto
el surgimiento de numerosas incertidumbres en el área que no sólo implican a
los profesionales inmersos en ella, sino que inevitablemente repercuten en el
estudiante al no llegar los primeros a un consenso que otorgue a los
involucrados en esta dinámica las medidas y herramientas que les permitan
adaptarse a las situaciones en proceso de constante cambio y solventar las
problemáticas siempre emergentes.
La constante interacción entre
estudiantes y docente para alcanzar una compenetración integral entre ambos es
sumamente esencial. El hombre, como ser social, se desenvuelve en un
determinado entorno que define ciertos rasgos de sí mismo. Este hecho social
que lo subyace no puede existir sin la interacción de una pluralidad de
sujetos, y éstos no juegan un papel pasivo ni se limitan únicamente a someterse
al influjo de lo social. Los actores sociales se influencian y transforman
constantemente unos a otros. Al respecto, Pérez, G. (2003) menciona que:
La
interacción social modela y transforma nuestra forma de ver el mundo y de
comportarnos en él, la combinación de las variables situacionales con la
interpretación que cada participante hace de ellas, da lugar a unos procesos
sociales que acaban modificando la mente de las personas. (p. 102).
Por lo tanto, es oportuno decir que el
contexto forma socialmente al individuo y es una parte de sí, a la vez que el
individuo lo modela con sus acciones. Y el contexto está compuesto a su vez de
más individuos. Es por esto que resulta evidente la necesidad de considerar su
realidad en el proceso de enseñanza y aprendizaje. De este modo lo expone un
artículo publicado por la Federación de Enseñanza de CC. OO. de Andalucía
(2009), mencionando que el contexto es “en el que vive, aprende y se desarrolla
vitalmente cada persona. Este entorno está constituido por personas (…) con
conocimientos, valores, vivencias, etc. es decir, no son sólo "habitantes",
sino elementos activos y con valor propio” (p. 2). Eso sólo manifiesta una vez
más la relevancia de apreciar al estudiante como un ser con todo un entorno
diverso influenciándole, y como un actor que a su vez influencia también su
contexto.
Las
ventajas de la contextualización del docente con la realidad del estudiante en
cuanto al proceso de lectoescritura específicamente son evidentes tras apreciar
las palabras de Flores (ob. cit.) cuando asegura lo siguiente:
Las lecturas que el
adolescente realiza voluntariamente están vinculadas con intereses que le
resultan de mayor importancia. En muchos casos les ayudan a resolver sus
problemas o lograr una mejor comprensión de estos para poder solucionarlos.
Estos tipos de lecturas se relacionan con la conducta social, las ocupaciones,
los hobbies (p. 42).
Estas ocupaciones dedicadas al ocio (si
así se les quiere llamar) dominan un espacio tan remarcado dentro de la vida
del estudiante que pretender extirparlas para reemplazarlas por un contenido
meramente educativo resultaría insulso e incluso perjudicial. Es así acertado
aseverar que el medio, entorno o contexto de
desarrollo de los jóvenes moldea su quehacer lector de un modo tal que la única
respuesta posible frente a tal factor por parte del educador es la de adaptarse
a sus márgenes para emplear sus contenidos como catalizador (más que
obstaculizador) del proceso pedagógico.
Al revisar la teoría cognitiva puede
percibirse también la importancia del contexto en el proceso educativo. Al respecto,
Stassen (2004), expresa que “según esta doctrina, nuestros pensamientos y
expectativas afectan profundamente nuestras actitudes, creencias, valores,
supuestos y acciones.” (p. 46). Por lo tanto, el conjunto de actitudes y
valores del individuo se verá influenciado por su estilo de pensamiento, y esto
a su vez provocará de manera ineludible, tomando en cuenta lo antes referido,
que su entorno se vea transformado por dichos factores. En una situación
cíclica, el contexto moldeará al mismo tiempo dicho estilo de pensamiento.
Sumado a lo expuesto, Stassen (ob.
cit.), parafraseando a Piaget, indica que “el pensamiento de los niños cambia
con el tiempo y la experiencia, y esos procesos del pensamiento siempre
influyen sobre la conducta.” (p.46). De esta manera, se refuerza la noción de
la relevancia de la experiencia, producto de la relación con el entorno social,
en la construcción no sólo de la conducta sino también del conocimiento,
haciendo énfasis en los procesos en los que el conocimiento se adapta a la
capacidad del individuo, relacionándolos de tal manera que la adquisición se
produce por una leve estructuración de la codificación interna del mismo.
Bajo las líneas referidas en lo anterior,
el contexto dentro del que habita cada joven estudiante estará compuesto
(siempre bajo un constante sentido de actualidad) por la multiplicidad de
valores culturales, religiosos y sociales que definirán sus actitudes,
comportamientos y conductas. Si el docente no se esfuerza por sincronizarse con
dicho contexto, un entendimiento pleno será imposible. Díaz (2005) hace
referencia a la multiplicidad de herramientas que puede emplearse al sacar
provecho de la variedad contextual de cada alumno:
Se puede estimular la
lecto escritura mediante la exploración de conceptos basados en la
interpretación de fotos, dibujos, vídeos, ilustraciones de cuentos,
composiciones musicales, y letras de canciones. Con esto estimulamos a leer, a
escribir y llegar a la expresión oral y la lecto escritura (p. 1).
Los múltiples y diversos intereses que
podría tener un estudiante resultan instrumentos impresionantes para la
conducción del aprendizaje. Esto pone en manifiesto el importante hecho de que
la diversidad contextual no debe pasar desapercibida, y es la subestimación de
su relevancia y la desatención al sentido de constante actualización que
debería prevalecer en todo docente lo que provoca que exista disparidad entre
los verdaderos intereses de los estudiantes y aquellos que el profesor cree
conocer.
Aunado a lo anterior, en el artículo
publicado por la Federación de Enseñanza de CC. OO. de Andalucía (ob. cit.), se
explica que “se busca también la relación entre lo que se aprende fuera y
dentro de la escuela (intentando que haya un acuerdo bidireccional entre
familia y escuela, aprovechando los aprendizajes informales, compensando las
deficiencias...)”. (p. 2), lo cual sugiere que la adaptación de los
conocimientos con las capacidades y saberes previos del individuo entra en
juego en la educación y, además de facilitar la enseñanza, puede ser aplicada
como un conocimiento útil y no ficticio para asegurar su perduración en el
tiempo.
Es preciso acotar que el estilo de
pensamiento de los estudiantes arroja claras luces sobre el entorno que ha
amoldado su conducta, por lo que un detallado estudio del mismo permitiría
detectar y solventar cualquier problemática surgida de él. Así, Ballester (2003),
reitera “En la práctica docente es de vital importancia contemplar los
conocimientos previos del alumnado, poder enlazarlo con las ideas nuevas y
conseguir un aprendizaje real.” (p.16). Por lo tanto, una vez analizados los
conocimientos previos del estudiante, puede deducirse el tipo de entorno para
la continuación a un nivel óptimo de su desarrollo tanto cognitivo como
personal.
Por otra parte, y como en todo trabajo que
se plantea solucionar una problemática, el estudio de las investigaciones
realizadas de manera previa a la redacción de proyectos como el presente
representan un recurso indispensable, y la investigación como práctica por sí
misma es imprescindible para que el docente obtenga un entendimiento de los
intereses de cada alumno y alcance la contextualización necesaria para
acoplarse a la realidad de sus estudiantes. En relación a la investigación,
como un elemento del desempeño docente y su actualización en materia contextual,
Peroza (citado por Estrada, 2016), señala: “El docente debe poseer, para el
desempeño de este rol, conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y
valores que le permitan conocer la realidad socio-educativa e incorporarse
efectiva y permanentemente a la investigación” (p. 23). La investigación es por
estas causas una destreza de relevancia inigualable en la práctica docente.
En virtud de lo expuesto, es evidente que
son también absolutamente necesarios los programas de preparación y
actualización para que los docentes puedan mejorar sus habilidades, y no sólo
esto, sino también adaptarlas funcionalmente a las necesidades e intereses de
los jóvenes, en compás con sus realidades sociales y culturales, lo cual puede
alcanzarse con las aptitudes investigativas ya mencionadas. Al respecto, Martín
(2013) acota la necesidad de
[…] Una renovación
profunda de la formación docente si se quiere que el nuevo conocimiento sobre
los procesos de adquisición de la lengua y del lenguaje, en general, formen
parte del saber y del saber hacer del docente, y se traduzcan en relaciones y
prácticas renovadas de enseñanza y en aprendizaje por parte de los alumnos y de
los propios educadores, en cuanto sujetos de formación y superación permanente.
(p 17).
Esta renovación resulta imperante y se
traduce como la piedra fundamental del presente proyecto de aprendizaje. Si los
estudiantes se desenvuelven en un medio fuera del alcance del docente, las
únicas opciones son evolucionar para sumergirse en la misma corriente, o
perecer en la obsolescencia.
No obstante, es necesario señalar que
existen otros elementos que necesariamente deben ser tomados en cuenta. Tal es
el caso, por ejemplo, con los factores sociopolíticos que pueden influir
hondamente en la desincronización entre docente y estudiante. En Venezuela, al
ser una República sustentada en valores libertarios que fundamenta su sistema
educativo en la formación de ciudadanos republicanos con un perfil encaminado
hacia el pensamiento emancipador de Pablo Freire, el docente debe llevar a cabo
numerosas acciones para cumplir con los objetivos establecidos por el
Ministerio de Educación Superior en el Currículo
Nacional Bolivariano (2017).
Como es de esperar, esto se convierte en
una tarea que se hace cuesta arriba si el mismo actor socioeducativo, ya sea
por limitaciones o carencia de aptitudes, no incentiva la producción
intelectual del estudiante como consecuencia de la disminución de las
actividades crítico-reflexivas propias, lo que manifiesta una gran paradoja
entre la realidad y el ideal bolivariano. Por otra parte, esta tarea puede
dificultarse muy seriamente a causa de la insatisfacción del docente con su
propio rol dentro de la sociedad a causa de la desatención política de la que
suele ser víctima, puesto que esto conduce a un desánimo que desemboca en una
apatía por actualizarse y mantenerse en constante contacto con sus estudiantes,
ampliando la brecha entre su realidad y la de ellos. Así, Cerisola y Páez (2003) explican que:
Cuando un profesional
es incapaz de reconocer o de dar respuesta a un conflicto está potencialmente
insatisfecho con su proceso de formación. El nivel de satisfacción del
estudiante-docente está fundamentado en la pertinencia del plan de estudios y
orientado en los objetivos de los programas. (p. 5).
Así pues, si el docente no se ve motivado
por un sentimiento de realización por el desempeño de sus actividades, poco o
nulo será su incentivo para emprender el camino del desarrollo y la evolución
de sus capacidades; mucho menos para realizar una necesaria auto revisión
crítica con el objetivo de fortalecerlas.
Por si fuera poco, la matrícula
estudiantil en ocasiones no cumple con el perfil establecido en los subsistemas,
los cuales, según el Ministerio de Educación Superior (ob. cit.), permiten
crear “un modelo de equilibrio social que hace posible cumplir el precepto
constitucional de garantizar una educación integral.” (p. 757), lo que implica
una deficiencia en la formación del estudiante que a corto, mediano o largo
plazo puede afectar el proceso de aprendizaje y conllevar al fracaso
profesional e incluso personal.
Aún así, la política no ha demostrado total desinterés en la necesidad de
la contextualización del docente, y respecto a la importancia de dicha
contextualización, en los elementos del perfil propuestos por el Ministerio
de Educación y Ciencia, (citados por Roa, Moreno y Vacas, 2001), se plantea
que:
El perfil del
docente deseable es el de un profesional capaz de analizar el contexto en el
que se desarrolla su actividad y de planificarla, de dar respuesta a una
sociedad cambiante y de combinar la comprensión de una enseñanza para todos, en
las etapas de la educación obligatoria, con las diferencias individuales, de
modo que se superen las desigualdades pero se fomente al mismo tiempo la
diversidad latente en los sujetos. (p. 91).
De modo que la
diversidad contextual se encuentra concebida también en un plano político, y es
la subestimación de su importancia y la desatención a los valores prístinos de
todo docente lo que provoca que exista disparidad entre los verdaderos
intereses de los estudiantes y aquellos que el profesor cree conocer,
provocando un sisma entre la realidad y la expectativa sociopolítica.
Finalmente, y con base en la situación
descrita, el presente proyecto tiene como cimiento el modelo constructivista, apoyado
las teorías del aprendizaje significativo de David Ausubel. La aproximación
buscada para el proyecto de aprendizaje se centra precisamente en la
construcción de aprendizajes de manera conjunta entre el docente y los
estudiantes, utilizando como base lo anteriormente aprendido en la cotidianidad
del contexto de cada uno. Bajo esta visión, Parica et al (2005) expresan lo siguiente sobre el constructivismo:
“Se entiende por
constructivismo la corriente de pensamiento según la cual el conocimiento no es
una copia de la realidad, sino una construcción del ser humano; esta
construcción se realiza con los esquemas que la persona ya posee (conocimientos
previos), o sea, con lo que ya construyó en su relación con el medio que la
rodea. En este sentido, el proceso de obtención de conocimiento no guarda
relación directa con una realidad ontológica, sino que dicho proceso construye
la realidad observada. Está centrado en la persona, concibe que ella, partiendo
de sus experiencias previas y en interacción con otras, construye nuevos
conocimientos respecto a un objeto, siempre y cuando se trate de algo
significativo”.
Cabe destacar que, tal y como lo especifican los autores
anteriores, el foco del constructivismo se centra en la persona y no en los
conocimientos abstractos. Del mismo modo, este proyecto tiene como objetivo
proporcionar total protagonismo a las interacciones entre docente y estudiantado
para hacer florecer el aprendizaje significativo en conjunto de una buena
relación humana.
Por otra parte, es imprescindible hablar sobre
Ausubel al mencionar un aprendizaje significativo. Sobre esta teoría, Moreira
(2005) indica que
Aprendizaje significativo es el
proceso a través del cual una nueva información (un nuevo conocimiento) se
relaciona de manera no arbitraria y sustantiva (no-literal) con la estructura
cognitiva de la persona que aprende. En el curso del aprendizaje significativo,
el significado lógico del material de aprendizaje se transforma en significado
psicológico para el sujeto. (p. 15)
Es por debido al factor de transformación
lógica/psicológica que el aprendizaje significativo se presenta como el modelo
de aprendizaje idóneo para la meta trazada: la desformalización de la
enseñanza. Para el propio Ausubel (1963), el aprendizaje significativo es el
mecanismo humano, por excelencia, para adquirir y almacenar la inmensa cantidad
de ideas e informaciones representadas en cualquier campo de conocimiento (p.
58). De tal manera, a través del presente proyecto de aprendizaje se apunta a que
el estudiante asocie los nuevos conocimientos referentes a la lectoescritura
con aquellos ya presentes en su memoria, aprehendidos de manera inadvertida a
través de su cotidianidad.
Además, en referencia al aprendizaje significativo
bajo los márgenes del constructivismo, Agudelo y Estrada (2012) añaden:
El aprendizaje es esencialmente
activo. La persona aprende algo cuando lo incorpora a sus experiencias previas
y a sus propias estructuras mentales. Cada nueva información es asimilada y
depositada en una red de conocimientos y experiencias que existen previamente
en el sujeto, por esto, el aprendizaje no es ni pasivo ni objetivo, sino un
proceso subjetivo que cada persona va modificando constantemente a la luz de
sus experiencias.
Es a raíz de lo anteriormente señalado que se busca
conseguir que el estudiantado dinamice y refresque sus conocimientos pasados,
adquiridos con la mera práctica conversacional, con la nueva información
construida en conjunto con el docente.
Bajo estas líneas ideológicas, se tiene el
propósito de adaptar los modelos de enseñanza de la lectoescritura en
conjunción con los estudiantes del Colegio Divina Pastora, para conseguir un
verdadero aprendizaje significativo, actualizado y contextualizado.
OBJETIVOS
El presente proyecto se
encuentra enmarcado por ciertas intencionalidades que persiguen la meta final
de plantear y accionar una solución al problema de descontextualización que
orientó su desarrollo. De allí que sus objetivos son los siguientes:
-
Diagnosticar la necesidad de los estudiantes de un plan de actividades contextualizadas para la enseñanza de la
lectoescritura en la asignatura de Castellano en el Colegio “Divina Pastora”.
-
Diseñar un plan de actividades contextualizadas para la enseñanza de la lectoescritura
en la asignatura de Castellano en el Colegio “Divina Pastora”.
-
Aplicar las
actividades contextualizadas para la
enseñanza de la lectoescritura en la asignatura de Castellano en el Colegio
“Divina Pastora”.
-
Evaluar el impacto de las actividades
contextualizadas para la enseñanza de la
lectoescritura en la asignatura de Castellano en el Colegio “Divina Pastora”.
Como consecuencia directa de
los anteriores objetivos, se espera que los estudiantes alcancen las siguientes
metas:
-
Reconocer los elementos
presentes dentro de la práctica de la lectura y de la escritura, incluyendo
entre ellos a los del texto narrativo.
-
Interpretar los elementos
presentes dentro de la práctica de la lectura y de la escritura previamente reconocidos
para alcanzar un nivel significativo de comprensión lectora y aplicarlos en la cotidianidad.
-
Valorar la importancia de la
lectoescritura dentro del quehacer comunicativo cotidiano para la aprehensión
de la noción de que ambas actividades son un elemento inherente de la
comunicación, presentes de un modo u otro en todo acto del lenguaje.
-
Generar un producto
discursivo/literario en el cual se materialice de manera evidente la presencia
de los elementos de la narración como ejercicio para el perfeccionamiento de
las capacidades de lectoescritura.
ESTUDIOS
PREVIOS
En el siguiente segmento, se considera un
trabajo relacionado con la temática estudiada, todos estos de gran importancia
para la cimentación de las ideas y propuestas planteadas en el proyecto, puesto
que permite adquirir información relevante para el desarrollo del contenido a
través de las perspectivas trazadas por distintos autores que han llevado a
cabo su trabajo en la propuesta del desarrollo de la producción de un
aprendizaje significativo o del uso de actividades educativas contextualizadas.
Dentro
de este orden de ideas, los estudios previos son:
En primer lugar, Carreño (2012), en su
Trabajo Especial de Grado, titulado “El
ser y el hacer del docente venezolano en el contexto de la Educación
Bolivariana: Paradigmas y realidades”, desarrollado mediante el enfoque
cualitativo bajo un método etnográfico, y cuyos informantes clave
pertenecían a un grupo conformado por cuatro docentes del Liceo Bolivariano
“Monseñor Francisco Miguel Seijas”, ubicado en la población de Tinaquillo,
Estado Cojedes, tuvo como objetivo una aproximación teórica desde el ser y
el hacer docente a partir de las teorías humanistas hacia los valores y la
complejidad de la Educación Bolivariana. Tras realizar este estudio, la
autora detectó como principal debilidad la interpretación de la praxis
docente como actividad de transmisión de conocimientos y no como un método de
construcción del aprendizaje, situación que manifestó la necesidad de la
interacción y participación de todos los actores socioeducativos.
En referencia a lo citado, la investigación
está relacionada con el tema del actual proyecto de aprendizaje, debido a que
entre sus conclusiones se evidencia la importancia de la retroalimentación
entre estudiante y docente, aunado al hecho de cómo la discrepancia entre ser y
hacer docente puede interferir en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Como
principal aporte realizado, preciso es destacar que al tener como discurso la
teoría humanista, se atañe el hecho de cuánto interviene el entorno del
estudiante, de manera holística, en su proceso de formación, que a su vez debe
ser integral tal y como lo resalta la autora con referentes teóricos y
constitucionales.
Asimismo, Duarte (2012) en su trabajo “La enseñanza de la lectura y su repercusión
en el desarrollo del comportamiento lector”, realizado con un enfoque
cualitativo bajo el diseño de investigación descriptiva, y en el cual se
dividieron los sujetos investigados en dos grupos:principales, conformado por treinta y dos (32)
alumnos y nueve (09) docentes, y secundarios que consistía en ocho (08) representantes
y cinco (05) directivos, se propuso promover
el uso de estrategias que ofrecieran aportes para una metodología concerniente
a la enseñanza y estímulo de la lectura en etapas iniciales y el desarrollo del
comportamiento lector en la búsqueda de la sostenibilidad social y cultural, lo
que conllevaría a un propósito social a gran escala que podría solventar la
problemática con respecto a la desigualdad de la sociedad española.
Como
resultado de su investigación, el autor expresa que es imposible desarticular el proceso de lectura de los factores
pedagógicos inherentes a ella, tales como la planificación de los momentos
propicios para esta actividad, la organización de espacios y recursos
apropiados, el uso de técnicas adecuadas y el conocimiento de su finalidad, lo
que aporta al presente documento la importancia de la innovación de las
técnicas pedagógicas envueltas en el proceso de enseñanza de la temática
elegida debido a la relación existente entre ambas, además de resaltar la
relevancia de considerar los conocimientos previos para la comprensión del
nuevo contenido y el entorno para relacionarlos a las actividades rutinarias
dentro y fuera del núcleo escolar.
Por otro lado, Arguinzones (2014), en su
trabajo de grado, “Evaluación del
desempeño docente en la implementación de estrategias de enseñanza y
aprendizaje” a través de un diseño de campo con una muestra de 33
estudiantes que representaban el 30% de una población de 110, se planteó
evaluar el desempeño docente en la implementación de estrategias de
enseñanza y aprendizaje en la Unidad Educativa Hilda Núñez de Henríquez y
de la cual obtuvo resultados que arrojaron debilidades en procedimientos
metodológicos repetitivos en la enseñanza, poca creatividad, liderazgo, y
habilidades pedagógicas en el aula, así como desapego al entorno.
En este sentido, el documento citado aporta
la necesidad de involucrar a los diferentes niveles de la institución
(directivo, docente, administrativo y comunidad) en el proceso de
enseñanza-aprendizaje al hacer numerosas recomendaciones a distintos niveles de
la educación, partiendo de la premisa de que el entorno educativo es una
construcción social, lo cual a su vez es un método de interpretación de la
realidad.
Por su parte, Vegas (2015) en su
investigación titulada “Estrategias de
aprendizaje para la comprensión lectora dirigido a docentes (Caso: Estadal
"U.E. Fundación 5 De Julio")” elaborado mediante el enfoque
cualitativo bajo el método de Investigación Acción Participativa y con una
población de cuatro (04) docentes, se programó generar estrategias de
aprendizaje para la comprensión de la lectura en Educación Básica dirigido a
docentes de la escuela mencionada, y del cual detectó durante su desarrollo
la ausencia de estrategias para la comprensión lectora, lo cual
representaba un obstáculo para el aprendizaje significativo.
En vista de que el tema principal del
proyecto de aprendizaje presente consiste en actividades contextualizadas para
la enseñanza de la lectoescritura, el aporte radica en destacar la importancia
de evaluar las condiciones del entorno para la aplicación de estrategias de
aprendizaje focalizadas de manera socializada e individualizada, pero también,
preinstruccionales, coinstruccionales y posinstruccionales.
Por
último, Aguilar y Pulido (2016) en su trabajo “Estrategias didácticas para la consolidación del hábito de lectura”, estudio dirigido a los niños y niñas de 7- 9 años que tuvo como objetivo, tal
y como reza el título, desarrollar
estrategias didácticas para la consolidación del hábito de lectura en los niños
y niñas del contexto referido, expusieron su punto de
vista sobre la tendencia de los docentes a obedecer una enseñanza tradicionalista en
la que predomina el uso de actividades rutinarias e improvisación en las
mismas, lo cual limita la participación de los estudiantes en la construcción
de un aprendizaje significativo en cuanto al hábito de lectura, conclusión de la
cual se obtuvo como aporte, además de destacar la importancia
de la creatividad del docente durante el proceso pedagógico, la necesidad de la
reconfiguración de su concepción del alumno y considerarlo un ser pensante y
participativo, situación que en beneficio del proyecto, propone a usarlo como
referente al momento de definir las actividades de enseñanza.
En conclusión, las investigaciones
consultadas destacan la importancia de la contextualización de las actividades
(y del docente mismo) en el proceso de la enseñanza-aprendizaje con el
propósito de que se transforme en un proceso dialéctico en el que la
retroalimentación, más que un recurso, sea un resultado que siempre debe estar
presente.
PLANTEAMIENTO
TEÓRICO
La
comunicación
La comunicación es el proceso por medio del cual se
transfiere e intercambia información de toda índole (desde su estado más
ontológico hasta el más pragmático) entre dos o más individuos inmersos en un
medio social. La comunicación no se encuentra limitada a los seres humanos y
es, de hecho, la capacidad más básica de todo organismo social dentro del reino
animal e incluso, de acuerdo a las más recientes investigaciones, del vegetal
(Heil, 2009, p. 1). Mientras existan
ciertos elementos indispensables para su realización tales como un emisor que
envíe un mensaje empleando un código determinado a través de un canal como
medio de transmisión y un receptor que lo decodifique, el acto comunicativo se
habrá consumado. El código puede variar desde el apartado visual hasta el
auditivo. Puede estar conformado por un signo escrito o tallado, una
vocalización o mensaje acústico, un gesto corporal o incluso una señal química
o eléctrica en caso de ciertas bestias y plantas.
Enfocándose en la comunicación humana, Zorín,
citado por Balarezo (2014), conceptualiza el término de la siguiente manera:
“Comunicación es todo proceso de interacción social por medio de símbolos y
sistema de mensajes. Incluye todo proceso en el cual la conducta de un ser
humano actúa como estímulo de la conducta de otro ser humano” (p. 10). Este
concepto aporta una nueva dimensión a la noción de mensaje: es necesario que la
información transferida provoque una reacción en el interlocutor. De otro modo,
no existe certeza ni garantía de que el mensaje haya sido recibido, poniendo en
peligro la concreción del acto comunicativo entero. La comunicación por lo
tanto debe provocar cambios, reacciones, alteraciones y/o respuestas para
cumplir con su cometido primigenio.
El lenguaje
El lenguaje, tal y como es conocido y reconocido
hasta acercarse al punto de alcanzar un estatus de vox populi, es la facultad humana para expresar sus pensamientos y
sentimientos mediante el empleo de diversos sistemas orales y escritos
dispuestos para tal fin. Pavio y Begg, citados por Ríos (2010) explican que “el
lenguaje es un sistema de comunicación biológico especializado en la
transmisión de información significativa e intraindividualmente, a través de
signos lingüísticos” (p. 3). Así, al denotar sus orígenes biológicos, el
lenguaje puede considerarse como una capacidad innata. No obstante, la mera
facultad comunicativa no es suficiente para materializar el acto de la
transferencia de información, razón ésta por la cual se hacen necesarios
sistemas como el de la lengua.
Un ser humano que carezca de la capacidad del
lenguaje en cualquiera de sus vertientes se convierte en un individuo desfasado
de su entorno social. El lenguaje es pues una aptitud imprescindible para el
desarrollo y el desenvolvimiento psicológico y social de todos los hombres y
mujeres. La vida civilizada se sustenta en el empleo del lenguaje, y es éste
quien separa a la raza humana de todas las demás especies, las cuales se encuentran
dotadas de un medio u otro de comunicación, mas se hallan impedidas
evolutivamente de desarrollar una facultad similar.
Al hacer referencia al lenguaje, es inevitable
expresar la importancia que en él representa la contextualización, y a su vez la
relevancia que encarna él dentro de ella misma. Agudelo y Estrada (ob. cit.)
explican que:
La función primaria
del lenguaje es la construcción de mundos humanos contextualizados. Es el
instrumento que posibilita la co-construcción de acciones conjuntas entre
quienes comparten contextos específicos y estas acciones tienen significados
para quienes intervienen en ellas y las comprenden.
Por lo tanto, un nexo entre el lenguaje y la
realidad es imprescindible para su completa funcionalidad. La necesidad de que
el estudiantado comprenda esto conlleva a la urgencia por detallar los
distintos elementos que componen la casi totalidad del más recurrente de los recursos
comunicacionales humanos después de la conversación (si bien el diálogo será
analizado en páginas posteriores dentro del presente proyecto): la
lectoescritura.
La lengua
La lengua es, tal y como la define Lejarcegui, el
“producto social de la facultad del lenguaje que sólo existe en virtud de una
especie de contrato entre los miembros de una comunidad lingüística.” (p. 53).
La lengua debe apreciarse como el conjunto de signos lingüísticos que,
conformando un sistema de interrelaciones e interdependencias, componen el
basamento materializable del lenguaje. Este sistema se encuentra compuesto por
dos estratos básicos, el morfológico y el fonológico, los cuales conforman en
comunión, eventualmente, a otros más complejos como el sintáctico y el
semántico. Es necesario acotar que mientras el lenguaje es una capacidad
innata, la lengua es un constructo artificial.
La lengua cumple con dos funciones vitales para el
desarrollo del ser humano como ente social. La primera de estas funciones y la
más evidente es la comunicativa; el único motivo de la existencia de la lengua
es la necesidad imperativa de la comunicación. La segunda es la de ser marcador
de identidad. Efectivamente, la lengua es una herramienta primordial para la
formulación, construcción y expresión de la imagen del individuo como ente
independiente y como miembro funcional de un complejo sistema social. Bajo esto
en consideración, la lengua ocupa un importante puesto dentro del desarrollo no
sólo sociocultural del ser humano sino también dentro de su evolución
psicológica.
La lectura
La lectura es el acto de interacción dinámica entre un
receptor y un texto. Nótese la priorización en la posición ocupada por el
lector dentro del proceso de la lectura: la actividad lectora existe únicamente
bajo la presencia de un actor que actúe como receptor de un cuerpo de
información textual determinado, y este actor protagónico es imprescindible
para la existencia del proceso. Por otra parte, la lectura dista mucho de la
actividad simple con la que es asociada comúnmente, y aúna en sí misma
distintos procedimientos simultáneos, tanto sensitivos como cognitivos. Sáez
(1948) elabora una definición sumamente sustanciosa en relación a este aspecto:
La lectura es una compleja
actividad mental, es un esforzarse por tener conciencia de lo que se lee. Es
una actividad que envuelve el reconocimiento visual de los símbolos, la
asociación de estos con las palabras que encarnan, la relación de las palabras
con las ideas y sentimientos que contienen. Pero todavía es mucho más, es la
asociación de estas ideas y sentimientos con nuestros propios pensamientos como
lo ya tenido en nuestro intelecto, lo que hace que la lectura cobre verdadera significación
(p. 359).
No basta con el simple reconocimiento y
decodificación de lo escrito, sino que es necesaria su interpretación y su
comprensión; ambos factores comprenden parte del proceso de la lectura de
manera tan inherente como el de la percepción sensorial de los signos. En el
párrafo expuesto la autora entra en contacto con estratos más trascendentes e
indica que para aprehender el verdadero significado de un texto es necesario
alcanzar un nivel de conexión incluso empático con las ideas ofrecidas por el
emisor.
La lectura es una actividad imprescindible para el
desarrollo del hombre como individuo y como colectivo, y como proceso de índole
remarcadamente comunicativa, está imbuida por factores pragmáticos, semióticos,
socioculturales y etnográficos, como será posible comprobar en párrafos
posteriores durante la revisión de los modelos textuales. Las capacidades
requeridas por el lector coinciden con las involucradas durante el proceso de
creación del emisor. De este modo, puede afirmarse que la lectura es un
intercambio constante; una actividad bidireccional.
Niveles de
la lectura
De acuerdo a Pérez, H. (2006), la lectura involucra
tres niveles que pueden ser percibidos al analizarla de manera abstracta (p.
82). Estos niveles son el literal, el inferencial y el crítico-intertextual.
La lectura literal es el nivel prístino alcanzado
por el hombre y el predominante dentro de la sociedad. La lectura literal se
basa en la identificación de los elementos básicos textuales tales como nombres
de personajes, lugares, acciones y tiempos dentro del medio escrito. Además, la
lectura literal se enfoca en el reconocimiento de las ideas principales y los
detalles explícitos dentro de cada párrafo, permitiendo hasta cierto punto
realizar deducciones superficiales con base en las premisas presentadas a
simple vista.
La lectura inferencial está constituida por la
comprensión de los factores implícitos del texto y sólo puede ser ejecutada
mediante un proceso analítico de abstracción que permita realizar analogías,
asociaciones e inferencias (he ahí el origen de su denominación) que produzcan
como destilado significaciones de peso y relevancia. Para alcanzar un nivel
inferencial de la lectura es imprescindible emplear conocimientos empíricos y
saberes transversales para postular hipótesis que permitan construir las
síntesis analíticas que se desea obtener.
Finalmente, la lectura crítico-intertextual
consiste en la evaluación valorativa de lo comprendido durante el proceso de
decodificación textual, empleando juicios axiológicos con la suficiente
fundamentación como para cimentar y sostener su carácter argumentativo de
manera clara, precisa y válida. La lectura crítico-intertextual hace uso de
conocimientos eclécticos, razonamientos de producto lógico formal e incluso de
triangulación de fuentes para alcanzar la posición crítica deseada.
Fases de
comprensión de la lectura
De acuerdo a Zubiría (1998), un proceso de lectura
pleno atraviesa seis fases distintas de comprensión que permiten una
aprehensión integral del texto (p. 31). Cada una de estas fases es necesaria
para la realización de la que le sucede.
La primera fase es la de la lectura fonética. Esta
fase consiste en un procedimiento de decodificación fonético/fonológico
secuencial, sistemático, mediante el cual los grafemas son transformados en una
imagen acústica cognoscible para el lector.
La segunda fase es la de la decodificación
primaria, en la cual el significante aprehendido durante la primera fase es
transformado en un significado, en una noción con complejidad semántica cimentada
en el uso por parte del lector de recursos intrínsecos al análisis léxico tales
como la radicación de los morfemas, el empleo de la sinonimia, e incluso el uso
de la contextualización semiótica.
La tercera fase es la de la decodificación
secundaria, la cual amplía el análisis semántico a un nivel oracional. Dentro
de esta fase, la decodificación considera también el empleo de los signos de
puntuación, las proposiciones verbales, e incluso la llamada cromatización;
esto es, la funcionalidad cumplida por las distintas conjunciones y los
conectores presentes en cualquier oración determinada.
A la decodificación secundaria le sigue la
decodificación terciaria como componente principal de la cuarta fase. Durante
la decodificación terciaria se analiza y asimila la estructura semántica del
cuerpo del texto como un compuesto holístico. El análisis llevado a cabo
durante la decodificación terciaria se involucra directamente con las
macroporporciones de la lectura; sistemas semánticos en donde los remas y las
ideas secundarias son trasladadas a un nivel secundario de relevancia (y por
ende, omitidas), mientras que únicamente los temas principales pasan a formar
parte de la esquematización analítica realizada por dicha decodificación.
La quinta fase está comprendida por la lectura
categorial, cuyo objetivo (mucho más minimalista que el de las fases
anteriores) es el de identificar la propuesta o tesis del texto. Esta sencilla
línea argumental define por completo el cuerpo del escrito y representa la
espina dorsal de las macro y micro estructuras internas.
Por último, la sexta fase corresponde a la llamada
decodificación metasemántica. Esta fase corresponde a la comparación y hasta cierto
punto contraposición del texto leído con tres elementos externos o foráneos
relacionados de manera aparentemente vaga a él. En primer lugar, la biografía
del autor y sus características psicológicas. En segundo lugar, su sitio de
origen y las características sociales dentro de las cuales produjo la obra en
particular; en este caso, sería pertinente realizar un análisis sociohistórico.
En tercer lugar, las demás obras escritas y/o publicadas por tal autor; dicho
de otro modo, se hace necesaria la realización de un análisis intratextual del
escrito. Tras haber realizado los tres pasos anteriores, se consigue un dominio
metanalítico del texto y la lectura realizada habrá alcanzado un nivel de
plenitud en su máxima expresión.
Modelos de
comprensión lectora
La comprensión lectora es el marco definitorio que evita
que la lectura se acompase únicamente por la repetición mecánica de una serie
de sonidos sin significado aparente. No obstante, lejos de la idea que se pueda
suscitar, es el individuo cognoscente y no el texto el protagonista de la
práctica de la comprensión lectora. Así, Canet, Andrés y Ané (2005) indican que
“En un sentido general la comprensión de textos es un proceso de alto nivel
cuyo agente es el sujeto cognitivo con todos sus recursos, mecanismos y
procesos.” (p. 410). Con base en esto, la comprensión lectora se ve regida por
una serie de modelos que configuran, para entendimiento de los lectores, los
procedimientos para su plena realización.
El primer modelo es el de procesamiento ascendente. Dentro
de este modelo, se prioriza la importancia del texto como vehículo de
información por sobre la relevancia de los factores cognitivos del individuo.
De acuerdo a Solé (1987), desde la perspectiva de este modelo, la lectura es
una actividad esencialmente jerárquica que se desglosa de manera sistemática y
secuencial, desde el reconocimiento de las representaciones gráficas encarnadas
por los grafemas, hasta la decodificación acústica y finalmente la asimilación
semántica de lo percibido como resultado de los dos primeros pasos (pp. 1-5).
Como puede notarse, dentro del modelo de procesamiento
ascendente prima la noción de que la comprensión lectora y el entendimiento
semántico a niveles macroestructurales puede alcanzarse de manera automática
tras descifrar los aspectos gramaticales del texto, sin otorgar importancia a
los distintos niveles mentales de análisis y reordenamiento cognitivo que
deberían encontrarse igualmente inmersos dentro de tal proceso.
En directa contraposición con el anterior modelo, el
segundo es conocido como modelo descendente. Según este modelo, la comprensión
lectora inicia en los procesos cognoscitivos superiores encargados de la
inferencia, la deducción y la inducción, la formulación de hipótesis, etc. Solé
(ob. cit.) explica también que de acuerdo a este modelo, el proceso de la
lectura como actividad plena inicia dentro de la mente del receptor durante la
reavivación de los recuerdos en las memorias de corto y largo plazo durante las
primeras etapas del reconocimiento gráfico-semántico del texto, e inclusive
previo al inicio sensorial de la lectura misma (pp. 1-5). Así, la significación
nacida de manera interna en el lector se traslada lentamente al contenido
textual, en donde produce una reacción que cataliza nuevos procesos mentales
para desembocar finalmente en la llamada comprensión lectora. Por lo tanto,
puede aseverarse, de acuerdo a los lineamientos del modelo descendente, que el
significado se halla presente antes en el lector que en la lectura.
Un tercer modelo, el más pertinente para los objetivos
del presente proyecto, es el conocido como “modelo interactivo”, surgido para
conciliar las posturas divergentes de otros modelos que priorizan los aspectos
gramaticales o los cognitivos sin tomar en cuenta los contrarios. De acuerdo a
este modelo, la comprensión textual sólo se ve realizada cuando los procesos
mentales y conocimientos previos del lector se conjugan con la información
impresa en el texto, se involucran de manera simultánea y coordinada, y
producen un destilado cognitivo. De este modo, indican Canet, Andrés y Ané
parafraseando a Solé (ob. cit.), “el modelo interactivo ve a la lectura como
una actividad cognitiva compleja, y al lector como un procesador activo de la
información que contiene el texto” (p. 411).
Cuando el receptor entra en contacto con el texto y
desintegra los párrafos en oraciones y las oraciones en palabras, comienza a
asimilar microestructuras que resultan necesarias para la activación de
procesamientos mentales de decodificación y análisis. Estos procesamientos a su
vez dinamizan el reordenamiento de esquemas cognitivos como el de la inferencia
y la analogía, los cuales finalmente conducen a la comprensión textual. Por lo
tanto, y como puede notarse, los elementos explícitamente textuales y los
factores mentales necesitan trabajar de manera engranada para lograr digerir el
mensaje del escritor, empleando a modo de enzimas (para continuar con la
metáfora estomacal) los saberes muchas veces inactivos en las memorias a corto
y largo plazo del lector. La interacción es esencial y el proceso es, por lo
tanto, paralelamente ascendente y descendente.
La escritura
La escritura es la representación gráfica del
sistema fonético que el ser humano utiliza para comunicarse, empleando signos o
símbolos trazados, grabados o tallados. La escritura nace por necesidades
netamente sociales, civilizadas, y no encarna un proceso innato, a diferencia
del habla. Además, a diferencia de la lectura, requiere de herramientas y
técnicas para su realización; por tanto, puede aseverarse que la escritura
pertenece a la rama (si bien primitiva y hasta cierto punto rudimentaria) de la
tecnología. Concerniente a la génesis de la escritura, Goodman (1996) indica:
En la historia social, la lengua
escrita se crea cuando la interdependencia se extiende más allá de la comunidad
primaria, cuando surgen las estructuras comerciales y políticas; resulta de la
expansión de la cultura, cuando supera la capacidad de la tradición oral para
preservarla y transmitirla a las generaciones futuras. (p. 9)
De más está reiterar el hecho de que la naturaleza
de la escritura es intrínsecamente comunicativa, y su entrelazamiento con el
contexto social del emisor de los receptores es sumamente férreo. Así, Álvarez
y Ramírez (2006) parafraseando a Candlin y Hyland, expresan que, “Cada escrito está
relacionado con propósitos
comunicativos que ocurren
en un contexto social, interpersonal y
de práctica ocupacional.”
(p. 44). La interconexión entre la escritura y la realidad sociocultural
de los implicados en su producción y su decodificación alcanza niveles tales
que, sin pertenecer al sistema de capacidades innatas humanas, se ha hecho un
lugar como piedra angular de la sociedad de la especie entera; por lo tanto,
cualquier cambio estructural realizado a la escritura afecta de manera directa
todos los cánones sociales; incluyendo los extralingüísticos.
Álvarez y Ramírez (ob. cit.), durante su análisis
sobre el modelo de producción textual de Candlin y Hyland, profundizan en este
tema con palabras totalmente meritorias de citar:
La escritura es inherente a la
cultura, y la entrada de la escritura
en una sociedad, no
solamente cambia la
cultura, también cambia el lenguaje
y realiza demandas sobre el sistema lingüístico que se habla. La escritura es un
instrumento de poder, es una herramienta de discriminación, es un recurso humano que
necesita manejo equilibrado.
La escritura puede
coexistir con el
mantenimiento de la diversidad cultural si se negocian las diferencias.
(p. 46).
Es por lo tanto establecido de manera patente que
la escritura, la sociedad y la cultura no sólo están interconectadas sino que
son también interdependientes, y las alteraciones en una conllevan a cambios
irremediables en la otra. No obstante, alcanzado un nivel de balance, cada uno
de estos elementos coexiste con los otros dos en completa armonía,
constituyendo un sólido cimiento para la humanidad.
Niveles de
escritura
Tal y como son abordados por Ferreiro y Teberosky (1979),
estos niveles son los pasos escalonados que representan la evolución natural de
todo niño no escolarizado en la práctica de la escritura (p. 239-285). Se
entiende gracias a esto que si bien no la escritura como constructo completo,
cuando menos las capacidades de su aprendizaje están netamente ligadas a la
condición humana.
El primer nivel consiste en la emulación primitiva
de grafemas preexistentes y en la reproducción de formas y figuras
rudimentarias. En el segundo nivel el niño se esfuerza por evitar la
aleatoriedad durante la imitación de los grafemas y comienza a reproducir
formas que en combinación representan una mayor aproximación (aunque sin
alcanzar aún una completa precisión) a palabras tales como sustantivos propios
y comunes. Esta primera fase compuesta por los dos primeros niveles está
constituida por un sentido nato de exploración, creatividad e imaginación.
En el tercer nivel, el niño comienza a otorgar un
valor fonético a cada grafema, lo cual lo conduce al descubrimiento de la sílaba,
si bien aún esta noción es incompleta y únicamente se alcanza un punto en el
cual cada letra individual es relacionada con una sílaba entera. El cuarto
nivel representa el perfeccionamiento del tercero, y finalmente el niño alcanza
el entendimiento del valor de la sílaba como compuesto de dos o más grafemas.
Finalmente, la comprensión de la escritura alfabética es alcanzada en el quinto
nivel, cuando el niño consigue una diferenciación básica entre el valor
fonético y el valor fonológico de cada grafema y comienza a prepararse para el
entendimiento de la ortografía. Esta última fase define el camino que será
transitado por el individuo como sujeto cognoscente dentro de la práctica de la
escritura.
El texto
El texto es la unidad básica semántico-intencional
de todo acto comunicativo discursivo, compuesto por uno o más enunciados que
pese a la creencia popular, pueden ser tanto escritos como orales. Calsamiglia
y Tusón (1999) ahondan más al respecto y convienen en que “El texto […] está
constituido por elementos verbales combinados que forman una unidad
comunicativa, intencional y completa” (p. 17). El texto aporta información
presta a ser asimilada e interpretada por el o los receptores del mismo, para
lo cual se vale también de los recursos presentes en el contexto dentro del
cual se desenvuelve; por lo tanto el texto es en esencia un constructo social.
Al respecto, Nystrand, parafraseado por Álvarez y
Ramírez (ob. cit.), indica que “podemos ver la producción escrita como
interacción solamente cuando reconocemos que el escritor y el lector enfocan el
texto con mutua conciencia del otro. La presenta como un principio de
reciprocidad aplicable a todos los actos sociales.” (p. 35). El texto es, por
lo tanto, un medio para la transmisión bidireccional, el intercambio
consecuente, la retroalimentación y la interlocución; no sólo una exposición
frontal de conocimientos u opiniones.
Debido a que un texto aislado y sin destinatario o
receptor no es diferente a una idea sin plasmar, un texto que cumpla
verdaderamente con su función comunicativa se ve tremendamente influenciado por
los factores de interacción interpersonal (sea ésta presencial o no) y por las
convenciones socioculturales del entorno en cuestión. Además, y como era de
esperarse, el texto debe seguir toda una serie de pautas lingüísticas,
léxico-gramaticales, pragmáticas y semánticas, valiéndose siempre de
instrumentos retóricos y semióticos para alcanzar su cometido.
Tipos de
texto
Los textos pueden clasificarse de acuerdo a su
contenido, sentido, intencionalidad o incluso estructura. De acuerdo a Horst
Isenberg (citado por Bernárdez, 1987):
“Utilizaremos la
expresión clase de texto como designación, conscientemente vaga, para toda
forma de texto, cuyas características puedan fijarse mediante la descripción de
determinadas propiedades, no válidas para todos los textos, independientemente
de si estas propiedades pueden concebirse teóricamente y de qué manera, dentro
del marco de una tipología textual.” (p. 101).
Por lo tanto, es necesario tomar en consideración
que de acuerdo a su tipología, un texto variará de manera evidente y notoria en
comparación a otro; saber reconocer las características que definen a cada uno
de ellos permitirá una comprensión mucho más profunda para el lector, y
engendrará un marco de intencionalidades mucho más transparente para la
selección del escritor. De acuerdo a Calsamiglia y Tusón (ob. cit), las
funcionalidades que definen a cada tipo de texto son la narración, la
descripción, la argumentación, la explicación y el diálogo (pp. 269-318).
La narración, punto de partida y unidad esencial de
la lectoescritura (y como tal del
presente proyecto en su totalidad),
se encuentra intrínsecamente ligada al lenguaje como un todo, en cada
una de sus formas y expresiones. La narración es fundamental no sólo para la
realización del acto comunicativo sino incluso para el desarrollo de las
civilizaciones. Consiste, de manera sencilla y básica, en el relato secuencial
de un suceso o evento, real o ficticio. La vida del ser humano, el acaecer de
los hechos, la historia del planeta y cualquier otro hecho con un punto de
inicio dentro de una línea temporal son en esencia eventos narrativos. Calsamiglia
y Tusón (ob. cit.) expresan al respecto:
La narración es una de las formas
de expresión más utilizada por las personas [...] es una forma tan íntimamente
instaurada en nuestra manera de comprender el mundo, de acercarnos a lo que no
conocemos y de dar cuenta de lo que ya sabemos que domina sobre otras formas
más “distantes” u “objetivas” como pueden ser la definición o la explicación.
(p. 270).
Puede constatarse entonces que la narración no sólo
se halla presente en textos meramente narrativos sino también en aquellos que
son descriptivos, argumentativos, expositivos o incluso explicativos. He allí
la importancia de abordarla de un modo exhaustivo y a la vez comprensible y de
fácil acceso a los nescientes.
La descripción, por su parte, ocupa también un
nicho profundamente sumergido dentro del quehacer comunicativo. Mientras la
narración encabeza la lista de tipologías empleadas por el ser humano durante
la producción textual, la descripción ostenta un rol en ocasiones situacional
pero definitivamente imprescindible para la verdadera realización de dicho
acto. Sobre la descripción, Calsamiglia y Tusón (ob. cit.) explican:
Con la descripción representamos
lingüísticamente el mundo real o imaginado […] expresamos la manera de percibir
el mundo a través de los sentidos y a través de nuestra mente que recuerda,
asocia, imagina e interpreta. […] la descripción representa la diferenciación y
la relación de lo que percibimos en el espacio. (p. 279).
La
descripción puede predominar tipológicamente dentro de la estructura de
cualquier cuerpo textual sin dificultad alguna, mas es empleada de manera mucho
más recurrente (y esencial) como recurso dentro de otros tipos de texto. La
descripción otorga peso, validez y vigor a cualquier producto
narrativo-discursivo dentro del cual se emplee.
La
argumentación se presenta como un recurso tipológico mucho menos impersonal que
los otros; la argumentación es directamente apelativa. Caslamiglia y Tusón (ob.
cit.) así lo indican: “Se argumenta […] en cualquier situación en la que se
quiere convencer o persuadir de algo a una audiencia, ya esté formada por una
única persona o por toda una colectividad.” (p. 294). El texto argumentativo se
dirige concisamente al receptor y establece un canal intercomunicacional entre
éste y el emisor.
Para
conseguir la adhesión de la opinión y el juicio del lector u oyente, la argumentación se vale de estrategias en
las que se aplican la retórica, la lógica (incluidas las falacias) e incluso la
emotividad. Los textos argumentativos también pueden y suelen valerse de las
otras tipologías textuales para agregar credibilidad y fundamentación a las
ideas presentadas.
La
explicación es la transmisión detallada de información (datos relacionados a un
tema, ente u organismo particular) de parte de un emisor a uno o más receptores
con el objetivo de que estos amplíen su comprensión respecto a dicho tema en
específico. Para alcanzar tal fin, la explicación emplea un lenguaje referencial
de carácter esencialmente veraz y objetivo.
En lo
referente a esta tipología, Calsamiglia y Tusón (ob. cit.) aportan que “Como
fenómeno discursivo, la explicación consiste en hacer saber, hacer comprender y
aclarar, lo cual presupone un conocimiento que, en principio, no se pone en
cuestión sino que se toma como punto de partida.” (p. 308). Es necesario
resaltar el hecho de que la intencionalidad del texto explicativo dista de la
del argumentativo en el sentido en que su meta no es la de influir en la opinión
del interlocutor sino la de ampliar su campo gnoseológico. En tal sentido, el
texto explicativo puede ser encontrado muchas veces en combinación heterogénea
con el descriptivo o el argumentativo.
Finalmente, el diálogo se presenta como el
último elemento definitorio desde un punto de vista tipológico textual. El
diálogo, de acuerdo a Calsamiglia y Tusón (ob. cit.), “es la forma básica de la
comunicación humana” (p. 318), y consiste en el intercambio directo de
información entre dos o más personas. Durante el diálogo, los roles de emisor y
receptor se suceden constantemente, y suele ser de carácter sustancialmente
espontáneo, impregnado por lo general de cotidianidad. El diálogo, del mismo
modo que la descripción, suele ser una pieza fundamental de la narración, y de
manera similar a ésta, es núcleo esencial en la comunicación humana.
Modelos de
producción textual
La producción textual se ciñe por ciertos
parámetros que pueden resultar variables de acuerdo a los resultados
perseguidos, y que han sido descritos por un gran número de lingüistas y
conocedores de la materia a lo largo de los años, compilados bajo la forma de
modelos. Según Álvarez y Ramírez (ob. cit.),
Un modelo se
entiende como un
constructo teórico que
intenta representar la naturaleza y el trabajo de algunos objetos
dominantes; busca unificar los dominios relevantes y es un soporte de la
relación entre disciplinas; para el caso, producir textos en situaciones
académicas (p. 30).
De esta manera, estos modelos permiten estratificar
la naturaleza de producciones textuales de diferente índole, esencia,
procedencia o intencionalidad, y establecer las cimientes para futuras
producciones que puedan seguir los mismos estándares. Candlin y Hyland,
parafraseados por Álvarez y Ramírez (ob. cit.), afirman que “Cada acto de
escritura es una construcción
de la realidad
que describe y
reproduce un modo
particular de comunicación y de
mantener las relaciones sociales. La construcción de un texto es un factor de
identidad personal y sociocultural.” (p. 44). Este proceso de producción
textual por lo tanto ostenta mucha mayor relevancia que la que podría
considerarse en un principio si se etiqueta como un simple paso en la
consecución de una meta comunicativa.
El primer
modelo es el de Hayes y Flower, de 1980 y 1996. De acuerdo a Álvarez y Ramírez
(ob. cit.), este modelo “se considera
como una construcción
prototípica desde la
cual se generan otras; éste parte
de la generación de ideas, la organización de las mismas y la trascripción de
éstas al texto.” (p. 31). Al tomar en cuenta el papel de las ideas desde su
mismo origen hasta su plasmación textual, el modelo de Hayes y Flower es de
índole predominantemente cognitiva, y toma en consideración factores
memorísticos, empático-afectivos, intelectuales y motivacionales.
Aunado a lo
anterior, Hayes y Flower consideran que todos los procesos cognitivos
involucrados en el quehacer de la producción textual interactúan constantemente
con el contexto social (mediante los receptores y colaboradores) y el contexto
físico (como obras de consulta y el medio de concreción) dentro del que se
encuentra sumergido el autor. Esta interrelación entre factores psicoemocionales,
cognitivos y contextuales conforman el cuerpo y alma del modelo de Hayes y
Flower.
El segundo
modelo es el de Nystrand, de 1982. Este modelo propone que la disposición de
los distintos elementos que componen el texto durante su construcción debe ser
tan armónica como la distribución de los argumentos dentro de un discurso oral.
La apelación a los intereses de los receptores debe ser prioritaria, y el
lenguaje empleado debe amoldarse a la realidad sociolingüística de los mismos.
Así lo expresa el mismo Nystrand (1982): “Para crear condiciones de
significación, hablantes y escritores ‘esculpen’ sus respectivos flujos
lingüísticos” (p. 22). Por lo tanto, este modelo se ajusta a la tesis
del presente proyecto de aprendizaje: la contextualización es primordial para
alcanzar un correcto entendimiento entre las distintas partes de un intercambio
lingüístico.
Además,
Nystrand hace especial hincapié en la relevancia de la conexión comunicativa sobre
otros procesos como el de la planificación o el del establecimiento de
estrategias previas para el desarrollo textual. Dicho de otro modo, un texto
alcanza verdaderamente su cometido cuando asume las necesidades del lector y
las satisface; si es incapaz de alcanzar un nivel de entendimiento entre emisor
y receptor, el texto estará destinado al fracaso, por mucho que se planifique
su desarrollo.
El siguiente
modelo corresponde al desarrollado por Beaugrande y Dressler en 1982. Sumamente
similar al enfoque centro-cognitivista desarrollado por Hayes y Flower, el
modelo de Beaugrande y Dressler añade nuevas dimensiones que resultan
interesantes. En primer lugar, ambos expertos mencionan la importancia de la
cohesión y la coherencia dentro del proceso de producción de un texto; esto es,
el nivel de compactibilidad y organización de redacción textual, y la calidad
de la comprensibilidad y digestibilidad semántica de lo estructurado. Ambos
factores crean andamiajes cognitivos que harán las veces de caja torácica para
sustentar un grupo distinto de elementos, enmarcado por una realidad más
sociocultural y menos lingüístico-gramatical.
Este segundo
grupo de factores está comprendido por los elementos de la intencionalidad
(meta trazada por el autor que orientará el sentido y la forma del texto), la
aceptabilidad (grado de aceptación y reconocimiento por parte del lector o
receptor en relación al contenido textual), la situacionalidad (pertinencia y
oportunidad del texto dentro del contexto de los receptores), la
intertextualidad (la interrelación entre el texto y otras producciones afines y
similares, muchas veces estableciendo un sentido de retroalimentación) y la
informatividad (el nivel de novedad e innovación que brinda el texto a sus
receptáculos).
En lo
concerniente a los dos grupos de elementos referidos anteriormente, ambos son
resumidos por Álvarez y Ramírez (ob. cit.) de la siguiente manera:
Estas normas de textualización
señalan la forma a través de la cual se conectan unos elementos con otros:
mediante dependencias gramaticales (cohesión), conceptuales (coherencia);
dependencias entre los interlocutores
(intencionalidad, aceptabilidad), entre lo conocido y lo nuevo
(informatividad), entre lo adecuado y el espacio (situacionalidad), y entre
diferentes textos (intertextualidad). (p. 38).
Así, tras
haber internalizado y asimilado tales normas de modo que conformen la esencia
de la producción textual, Beaugrande y Dressler instan a la implementación de
tres principios fundamentales. El primer principio es el de la eficacia, y
consiste en la necesidad de la maximización del beneficio obtenido durante la
interacción entre el texto y el lector. El segundo principio es el de la
efectividad, y versa sobre la contundencia del impacto producido por el texto;
es necesario que la producción final alcance niveles de profundidad cognitiva
tales en el receptor, que evoque saberes empíricos, conocimientos eclécticos y
obtenga como resultado nuevas amalgamas de conocimientos y nociones. Por
último, el tercer principio, el de la adecuación, está definido por el nivel de
balance entre el producto textual y su consistencia gramático-semántica, y la
realización satisfactoria de todas las metas comunicativas propuestas, creando
un puente firme entre ambas partes.
El cuarto
modelo es el de Bereiter y Scardamalia, desarrollado en 1982 y 1987. Este
modelo también ostenta evidentes similitudes con el modelo de Hayes y Flower,
primordialmente en su naturaleza cognitiva y metacognitiva. El punto en el cual
se diferencia el modelo desarrollado por Bereiter y Scardamalia es el de la
atención prestada a las actividades necesarias para el desarrollo y la
reconstrucción de los procesos y esquemas cognitivos del escritor.
Efectivamente,
según ambos investigadores (1987), todo escritor, novel o experimentado, debe
necesariamente enzarzarse en una serie de actividades para mantener cierto
nivel de actividad cognitiva y así verter sus contenidos e intencionalidades
dentro del texto en construcción. Estas actividades comprenden, entre otras, la
constante producción y generación de textos a modo de práctica y ensayo, la
exploración metódica de los recuerdos y experiencias contenidas en las memorias
de corto y largo plazo, la elaboración sistemática de esquemas, mapas, planificaciones
y bosquejos que permitan examinar desde distintas perspectivas la futura
producción textual, el mantenimiento de una postura crítica y reflexiva del
trabajo propio con el objetivo de demoler las falsas sensaciones de seguridad,
y revisión, reconstrucción y remodelación del cuerpo textual producido, aún
cuando éste en apariencia haya sido finalizado, reestructurándolo desde el
principio de ser necesario (pp. 21-39).
A pesar de
que las actividades mencionadas resultan necesarias para cualquier clase de
escritor tal y como ha sido mencionado en el párrafo anterior, los autores
disciernen entre dos clases de modelo durante el proceso de producción textual
de acuerdo al nivel de experticia del escritor. El primer modelo se ajusta a
escritores inexpertos y se conoce como “decir el conocimiento”. De acuerdo a la
teoría del método, este modelo se caracteriza en carecer de intencionalidad
prefijada y puede desarrollarse a partir únicamente de conocimientos previos
reestructurados y/o parafraseados para construir un nuevo producto que no es
otra cosa que una transferencia memorística carente de un objetivo real. Este
modelo suele presentarse cuando un estudiante recibe la solicitud de redactar
un texto y se ve en la obligación de realizarlo como acto de responsabilidad
más que por mera volición creativa.
El segundo
modelo, denominado “transformar el conocimiento”, no sólo abarca el modelo
previo como una de sus fases sino que se involucra directamente en un proceso
de producción profundo, con intencionalidades claras y definidas,
delimitaciones retóricas, gramática pulimentada y empleo de recursos como
tesis, hipótesis, inferencias, proposiciones argumentativas y demás. El modelo
de “transformar el conocimiento” no sólo se enfoca en el producto textual sino
también en la audiencia receptora, sus intereses y características, y se
esfuerza por plantear soluciones a sus problemáticas y ofrecer servicios a sus
necesidades.
Por último,
vale la pena mencionar que un escritor novel no se encuentra atado de manera
perpetua al modelo de “decir el conocimiento”, y un escritor experto no está
exento de experimentarlo nuevamente. La escritura es una actividad dinámica y
la constante transición entre el primer modelo y el de “transformar el
conocimiento” de acuerdo a las exigencias del entorno promueve la constante
reconstrucción de los esquemas cognitivos; reconstrucción y reordenamiento
sistemático en el cual está basado enteramente el modelo.
El quinto modelo fue desarrollado por Grabe y
Kaplan en 1996 y posee una índole sociocultural y etnográfica sumamente
remarcada. En primer lugar, ambos autores convienen en que la realidad multi y
pluricultural de cualquier sociedad dada moldea los parámetros de comprensión y
aprehensión del entorno por parte de los individuos inmersos en ella de tal
modo que la comunicación, el lenguaje, y por ende, la escritura, se ven
exhaustivamente modelados por ella.
El enfoque etnográfico inherente al modelo se ve
resumido por la siguiente oración interrogativa, propuesta por los propios
Grabe y Kaplan (1996): “¿Quién escribe qué a quién, con qué propósito, por qué,
cuándo, dónde y cómo?” (p. 203). De acuerdo a ambos investigadores, el “quién”
es el escritor como individuo bajo influencia directa de un sistema cultural en
particular. El “qué” es el contenido textual, tanto literario como pragmático,
sumergido en intencionalidades, nociones semánticas y reglamentos gramaticales.
El “a quién” hace referencia al receptor o lector de la producción textual,
igualmente entintado por la realidad sociocultural que le compete de manera
individual o colectiva.
El “propósito” es el objetivo neto de la redacción,
y si bien puede coincidir en ciertos apartados con las intencionalidades del “qué”,
el propósito trasciende los niveles de concreción material, con una relevancia
estructural que define incluso a los otros aspectos lingüísticos del “qué”. El
“cuándo y dónde” son las referencias espaciotemporales que otorgan valor de
vigencia, actualidad y pertinencia al texto de acuerdo al momento y lugar de su
emisión. Finalmente, el “cómo” define el medio empleado para la producción del
texto; aunque en apariencia irrelevante, existe una enorme carga valiosa para
el análisis socio-psicológico detrás de la preferencia en el empleo de un lápiz
tradicional sobre un ordenador, por ejemplo.
Puede observarse con lo anterior el modo
impresionante en que tanto los valores culturales como etnográficos definen no
sólo las sociedades y sus integrantes sino también sus métodos comunicativos.
El impacto de los factores sociales dentro del proceso de producción textual
también se verá impreso en el método siguiente.
Así, el último modelo relevante para los fines del
presente proyecto (si bien existe un gran número de ellos que varían únicamente
en ciertas particularidades al compararlos a los ya examinados) es el
desarrollado por Candlin y Hyland en 1999, y su teoría se distancia
radicalmente de las propuestas cognitivas apreciadas en párrafos superiores
para enfocarse de manera predominante en el aspecto social de la producción
textual, y como tal, su empleo en los ámbitos educativos y profesionales (pp.
1-17). Su método es primordialmente pragmático y emprende una búsqueda de las
distintas funcionalidades en las que puede aplicarse un texto, trascendiendo su
estado de mero producto inerte.
La principal premisa del método de Candlin y Hyland
es la de que todo texto nace a causa de una necesidad comunicativa, y por lo
tanto se encuentra intrínsecamente ligado a una realidad social y un contexto
interpersonal determinados. Durante su producción, un torrente de elementos
políticos, religiosos, culturales y económicos interrelacionados con el
contexto comunicativo que engendra el texto se entremezclan para dar forma al
cuerpo semántico del mismo. Por lo tanto, el intercambio entre emisor y receptor
genera la esencia misma del producto aún antes de que este haya sido
materializado.
De esta manera, el proyecto concibe el acto de la
lectoescritura como una amalgama de factores cognitivo-contextuales tal y como
fue descrito por Hayes y Flower, en donde entran en juego constantes factores
socioculturales y etnográficos, justo como mencionan Gabre y Kaplan, en donde
finalmente se encuentra una faceta netamente comunicativa, interpersonal,
constantemente dinámica y cambiante en torno a un almácigo de factores
contextuales.
Fases de
producción textual
A pesar de la impresionante multiplicidad de
teorías que abordan las posibles y/o necesarias fases para realizar una
producción textual, son Flower y Hayes (1981) quienes aportan la propuesta más
factible y viable. De acuerdo a los autores, las fases esenciales de toda
producción textual son la planificación, la textualización, la producción o
concreción, y final e indefectiblemente, la revisión (pp. 39-58). Cabe destacar
que las fases ocupan momentos escalonados únicamente de manera nominal, puesto
que las cuatro se entretejen e intercambian posiciones constantemente a medida
que se desarrolla el proceso siempre cambiante de la escritura.
Durante la fase de la planificación, el autor
define los objetivos y traza las metas que desea alcanzar con su texto.
Posteriormente, genera las ideas primigenias que fundamentarán los cimientos de
la producción, apuntalada para cumplir con los motivos de su creación; la
intencionalidad de su materialización. La planificación debe tomar en cuenta
cuantos aspectos y elementos sean necesarios para la realización plena del
futuro texto, y amoldarse a los recursos materiales e intelectuales disponibles
para tal fin.
En la fase de la textualización, el autor aúna
todos sus conocimientos previos tanto académicos como empíricos y las fuentes
de consulta predilectas actuales. Tras esto, elabora esquemas mentales con el
fin de organizar todo el contenido semántico rezumado de la memoria a largo
plazo, y lo vierte en la denominada por Hayes memoria de trabajo, aplicando las
reglas gramaticales y los lineamientos retóricos para dar forma a la siguiente
fase: la fase de producción. Irónicamente, a pesar de su importancia
indubitable, la fase de producción o concreción del texto es la más sencilla y
lineal, y su complejidad radica en su entrelazamiento con las demás fases.
Finalmente, la última fase, la de la revisión, está
definida por procesos de control, evaluación, interpretación, análisis y
finalmente rectificación del texto producido. Tal y como se indicó en párrafos
anteriores, el proceso de revisión no es delegado únicamente al momento
culminante de la producción textual, sino que se realiza de manera constante a
todo lo largo y ancho de la actividad de escritura, perfeccionando
constantemente un texto que no detiene su evolución sino hasta su completa realización.
Recursos
literarios
Por último, una miríada de elementos condimenta el
cuerpo de los textos, el lenguaje y la comunicación humana misma. Estos
elementos se encuentran tan intrínsecamente ligados a la lectoescritura que
ameritan un vistazo por muy breve que sea, para una mayor comprensión del
funcionamiento del lenguaje como genuina herramienta social. No resulta extraño
en lo absoluto encontrarlos adheridos a los distintos modelos y las distintas
fases de la producción textual.
Según Basevi (2012), “En general, llamamos «recurso
literario» a todo artificio que el autor de un escrito emplea para expresar un
concepto.” (p. 328). De acuerdo a esta acepción, son recursos literarios todas
aquellas figuras que expresan un mensaje dentro de cualquier texto, escrito u
oral, determinado. No obstante, García (1998), ahonda mucho más en el término,
y explica que un recurso literario es “cualquier tipo de recurso o manipulación
del lenguaje con fines persuasivos, expresivos o estéticos”. (p. 10), por lo
tanto, los recursos literarios no cumplen la mera función de comunicar sino
también la de agregar una intencionalidad adicional al mensaje en el cual hacen
acto de aparición.
Así pues, los recursos literarios encarnan
elementos lingüísticos tan comunes que no sólo se encuentran presentes en las obras
clásicas de la literatura, como puede llegar a pensarse, sino que atestan el
habla cotidiana del ciudadano promedio. Ya que poseen un fin no meramente
artístico sino también retórico, su presencia se halla regularizada como parte
esencial y prácticamente intrínseca del lenguaje. Es precisamente gracias a
esta característica que se hace posible adaptar los métodos de enseñanza de los
mismos al contexto en el cual se desenvuelvan los estudiantes; un contexto
mucho menos tradicionalista y estricto. Puesto que la aparición de los recursos
literarios puede evidenciarse tanto en una novela como en un diario, una
película o una simple conversación, la ejemplificación de sus usos mediante
temáticas mucho más flexibles que las de las grandes obras clásicas propiciará
indudablemente una asimilación del conocimiento de manera mucho más digerible
para los jóvenes estudiantes.
PROPUESTA
DIDÁCTICA
El presente proyecto educativo está elaborado
para alumnos de Educación Media General. Pretende brindar al educador una
pequeña ayuda en su ardua tarea de ejercitar a sus estudiantes en la correcta
práctica de la lectoescritura. En el mundo actual, el conocimiento y práctica
de la lectoescritura supone un factor determinante en el desarrollo
sociocultural y tecnológico. En esto se evidencia la importancia, el tiempo y
la atención que se han de prestar, de una manera especial, a esta actividad tan
abandonada en el mundo de la posmodernidad.
La mayor parte posible de las actividades
propuestas ha sido elaborada de una manera amena y entretenida, a fin de
estimular en el alumno las capacidades de atención y receptividad que lo
conduzcan al mejoramiento de su comprensión lectora y su producción textual. En
el desarrollo de las actividades y ejercicios, se ha tratado de introducir de
manera predominante el método pedagógico de comunicación grupal, el cual, de
acuerdo a Tens (2010), “propicia la participación y el intercambio de ideas y
opiniones”, además de que “activa la
comprensión y facilita la interacción alumno-alumno, alumno-grupo y
docente-grupo, eliminando las inhibiciones para expresarse oralmente” (p. 16).
Es necesario recordar que el presente proyecto
se enfoca en la interrelación del docente con sus estudiantes para alcanzar un
nivel de contextualización pleno y, además, una de las debilidades a solventar
es la de la fragmentación grupal en el aula. Por lo tanto, la cohesión grupal
como un todo que abarque a cada actor social dentro del microuniverso del aula,
incluyendo al docente, para alcanzar un nivel de sincronización cuasi-perfecto,
es un aspecto que debe perseguirse de manera continua.
A causa de que la práctica de la
lectoescritura está constituida (en conjunción con los elementos meramente mecánico-sensoriales)
por factores esencialmente cognitivos (análisis, inferencia, deducción,
analogía, síntesis, etc.), y concordando con el hecho de que el aprendizaje es
un subproducto del pensamiento, la actividad que encarnará el abrebocas
introductorio de las clases estará comprendida por una técnica de procesamiento
de los aprendizajes. Esta técnica no es otra que la lectura comentada de un texto
(humorístico en este caso específico, con la intencionalidad de demostrar que
el aprendizaje y el entretenimiento bien pueden ir tomados de la mano) por
parte del docente y de los estudiantes como práctica de interacción grupal,
tomando turnos de manera dinámica.
La lectura comentada representa el
complemento perfecto para técnicas posteriores, incentivará a los jóvenes a
involucrarse de manera activa con la materia y permitirá catalizar las
capacidades intrínsecas de cada uno de ellos para analizar y sintetizar la
información oída. La temática de la lectura (Jamás volveré a Pomerania, de
Jaime Ballestas), se ajusta de manera perfecta al contexto social del país
actual, en cuanto a las constantes migraciones y las experiencias del
venezolano en el exterior; se pretende por sobre todas las cosas tocar la
médula de la realidad del estudiante. El facilitador interrumpirá de manera
oportuna la actividad para acotar comentarios o solicitar los de los
estudiantes con el fin de conducir el momento educativo, poblado por un
torrente de ideas dispersas, a un desenlace unificado, a modo de embudo.
La lectura comentada representará la
actividad de inicio y desembocará directamente en otra técnica de enseñanza
para el procesamiento de los aprendizajes: la conclusión. Aunque interconectada
con la actividad de inicio, las conclusiones formarán parte del desarrollo de
la clase. Se solicitará a los alumnos que redacten de manera breve una
conclusión que condensará la esencia del texto desde cada una de sus distintas
perspectivas. Es imperante mantener un ambiente de espontaneidad con el fin de
fortalecer la sensación de naturalidad que debería dominar el proceso de la
escritura. Esta breve conclusión pondrá en evidencia las capacidades de
análisis y síntesis del estudiante, además de sus conocimientos ortográficos y
sintácticos, por lo que también cumplirá el papel de diagnóstico perfecto para
el docente, quien tendrá tiempo suficiente tras finalizar la clase para
corregir cada producto y observar las competencias de los jóvenes en el proceso
de redacción.
Algunas de las conclusiones serán leídas
en voz alta por estudiantes voluntarios (o seleccionados por el docente en caso
de la ausencia de éstos) y cualquier rastro de rigidez en la actividad será
suprimido por la índole humorística del texto sobre el cual versarán las
conclusiones. Siempre debe mantenerse como norte la compenetración amistosa
entre el docente y los estudiantes, así como los estudiantes y los otros
estudiantes con quienes no suelen compartir de manera directa.
Tras la realización de las primeras dos
técnicas mencionadas, se concluirá la rápida secuencia tripartita con una
técnica centrada en el docente. Necesario es recordar que la participación del
docente como orientador del proceso educativo es irremplazable y, según
palabras de Tens (ob. cit.), “Al convertirse el docente en mediador, está
obligado a ayudar a aprender a sus estudiantes y para ello debe cumplir una
función tutorial” (p. 93). Por lo tanto, el docente realizará una exposición
sencilla en la que abordará temas teóricos como los de las tipologías y
características textuales, siempre en relación a la lectura comentada hecha con
antelación.
Es necesario destacar la relevancia de que
la exposición sea realizada de manera posterior y no previa a las conclusiones
escritas por los estudiantes; esto se debe a que se desea que los alumnos se
percaten (no sin cierta sorpresa) de que la lectura que han realizado y
analizado, así como las ideas que han plasmado en sus conclusiones, forman
parte de toda una serie de categorías teóricas sin verse necesariamente
recubiertas por el estigma del aburrimiento académico. Debe recordarse que la
presente propuesta didáctica apunta a la naturalización de los procesos de
comprensión lectora y de la práctica de la redacción hasta alcanzar un nivel en
el cual cada joven pueda asumir la realidad de la cotidianidad de la disciplina
de la lectoescritura.
Durante la práctica expositiva el docente
se enfocará en las reacciones de los estudiantes y se amoldará sobre la marcha,
con la meta de mantener el nivel de atención y motivación en el punto más
álgido posible. Será en este momento en donde el docente se esforzará por
aprender del estudiante mientras éste aprende de él. El profesor necesita
aprender a conocer a cada joven bajo su tutoría; después de todo, Tens (ob.
cit.) indica que cumplir las funciones de orientador en el aula “amerita unos
amplios conocimientos de sus estudiantes” (p. 93). La contextualización del
docente no puede ser posible si no descubre el mundo que hay dentro de cada mente
frente a sí. Por último, el educador debe encontrarse también dispuesto a hacer
cualquier aclaración necesaria y aceptar las dudas e interrogantes de los jóvenes
durante el proceso expositivo.
Posteriormente y como actividad de cierre,
se transitará a la quintaesencia de la presente propuesta didáctica: una
técnica de enseñanza socializada tal y como lo es la charla participativa. Mientras
el papel asumido por el docente es el de ser orientador y mediador a la vez, y
los estudiantes parten de un acervo de conocimientos personales y se adaptan al
ritmo educativo, de acuerdo a Tens (ob. cit.), en las técnicas de enseñanza
socializadas “el aprendizaje es cooperativo, por lo tanto es a través de la
acción conjunta, de los intercambios comunicativos y de un proceso de
negociación que se logra que los y las estudiantes construyan aprendizajes
significativos propios” (p. 73). Bajo estos estándares, se plantea no sólo la
adaptación a un contexto determinado y preestablecido sino la construcción
conjunta de un nuevo contexto, cómodo y propicio para la enseñanza y el
aprendizaje, entre todos los actores que intervienen dentro del momento
educativo.
Tomando en cuenta lo anterior, la
construcción de los conocimientos nacerá a raíz de las interacciones y la retroalimentación
dinámica entre cada estudiante en conjunción con sus compañeros, y a la vez con
el docente, en constante dependencia de los factores comunicativos, los
procesos cognitivos y las estrategias pedagógicas que afiancen un constante
contacto interpersonal que finalmente asegurará el surgimiento de un
aprendizaje significativo. La charla participativa consistirá en breves
exposiciones y versará sobre las relaciones entre la teoría expuesta momentos
antes y la lectura comentada al inicio de clases, ahora con la plena noción por
parte de los estudiantes de las conexiones existentes entre una y otra. El
facilitador estimulará el intercambio dialógico entre los participantes y el
expositor de turno, quienes rotarán e intercambiarán de roles constantemente, a
medida que se desarrollan los contenidos.
Durante todo el proceso el docente
realizará de manera esporádica preguntas para mantener la atención y la
actividad mental en los alumnos y estimulará constantemente su participación. Posteriormente
a que el profesor haya dado conclusión a la charla participativa, no sin antes
promover la reflexión crítica y autocrítica tanto del tema como del desempeño
expositivo de cada estudiante, así como después de aclarar cualquier clase de
dudas y aportar las rectificaciones necesarias con el fin del mejoramiento y el
desarrollo de los alumnos, el docente asignará una última técnica para el
procesamiento de los aprendizajes: la tarea escolar. Esta técnica, consistente
en la realización de una actividad predeterminada durante el tiempo libre de
los estudiantes en el hogar, tiene como objetivo afianzar la disciplina, la
constancia y la organización en el estudiante. Se debe evitar a todo costo
transmitir la noción de que se trata de una actividad punitiva, y es debido a
esto que se intentará transformar la tarea escolar en una práctica entretenida
para todos los gustos.
La tarea escolar asignada generalmente se
enfocará en la creatividad del alumno, bajo la forma de la redacción de un
ensayo crítico sobre una obra ficticia de su predilección, dejando un amplio
margen para el desenvolvimiento imaginativo de los jóvenes. De acuerdo a Tens
(ob. cit.), las técnicas que permiten florecer la creatividad del estudiante
“producen aprendizajes espontáneos en donde los alumnos con sus propios
conceptos, representaciones, conocimientos previos [...] aumentan su nivel de
desarrollo efectivo y potencial y alcanzan un aprendizaje significativo, con
una actitud favorable y de motivación.” (p. 23). El docente solicitará a los
alumnos redactar opiniones valorativas enfocadas en el trabajo ficticio de su
preferencia (cuento, novela, serie, película, videojuego, etc.) y
posteriormente los incentivará a cuestionar la estructura narrativa de los
mismos para reescribirlas de acuerdo a su parecer.
Efectivamente, los alumnos deben preparar en casa
una sinopsis de la obra seleccionada, tras lo cual volcarán sus apreciaciones
crítico-reflexivas bajo la forma de un ensayo, enfocándose en los aspectos
teóricos expuestos por el profesor y en los elementos textuales que puedan
percibir, para finalmente plasmar qué aspecto de la historia (sea línea
narrativa, personaje, momento dialógico, ambientación, etc.) cambiarían, por
qué razón, y qué narrarían o recrearían en su lugar. La profundidad de la obra
seleccionada es secundaria frente al carácter pragmático de la actividad:
aprender a reconocer los elementos de un texto en cualquiera que sea la fuente,
y descubrir una faceta actualizada, contextualizada y entretenida de la
materia.
Los estudiantes alcanzarán la comprensión
de que la literatura se encuentra impresa dentro de todos los medios y recursos
de entretenimiento que impregnan la sociedad hoy en día, y al verse dotados con
la libertad y la potestad de elegir sus obras ficticias favoritas, escaparán
del estigma que mancilla la materia constantemente: encontrarán en las
actividades desarrolladas una Lengua y Literatura alejada de los arcaísmos
soporíferos con los que se la relaciona perennemente. Estas tareas escolares no
sólo permitirán ejercitar la práctica de la producción textual con todo lo que
ésta conlleva (ortografía, sintaxis, léxico) sino que también ejercitarán las
capacidades críticas y valorativas, reflexivas e inferenciales de los jóvenes.
Además, desarrollarán un ímpetu imaginativo y de manera idónea podrían
descubrir el deleite de la actividad creadora.
Las charlas participativas de los días
correspondientes a la entrega de las tareas escolares versarán sobre dichos
ensayos, siempre con el objetivo de crear una compenetración grupal constante.
No sólo el docente se encargará de corregir la redacción y la secuencia
semántica de los ensayos sino que los estudiantes también aprenderán a
reconocer los distintos elementos textuales dentro de las obras elegidas
durante las correcciones del orientador, y alcanzarán la noción de que
cualquier texto impreso bajo cualquier tipología en cualquier clase de medio,
sea visual, auditivo o audiovisual, posee las mismas características que las
que definen a una obra clásica generalmente etiquetada como aburrida por la
sociedad estudiantil. Además, una de las principales ventajas de permitir a los
estudiantes realizar análisis sobre sus obras de predilección es la de generar
nexos y enlaces entre unos y otros a raíz de sus gustos compartidos; esto puede
tentativamente acercar a jóvenes de diferentes grupos y unirlos en una amistad
que trascienda sectarismos internos.
La secuencia de técnicas referidas en
párrafos superiores puede, como resulta evidente, reiterarse constantemente a
lo largo del lapso, intercambiando temáticas y referentes teóricos, mas
manteniendo la estructura socializadora establecida. Es de capital importancia
que el alumno trabaje siempre bajo la acción orientadora del docente, quien
tomará especial atención en informar y aclarar antes, durante y después de los
momentos didácticos, cualquier clase de dudas surgidas a causa de la posible
complejidad de las actividades, a objetos de evitar equívocos y/o pérdidas de
interés por parte de los estudiantes. Nunca será excesivo recalcar que es
necesario hacer de la lectoescritura una clase amena, dinámica y ansiada por
los niños para obtener el efecto deseado.
Es conveniente acotar el importante hecho
de que resulta imprescindible que los jóvenes manejen cierta información de
años anteriores y posean ciertas nociones previas y precisas de los conceptos
que se trabajarán, puesto que el proyecto no se encuentra concebido como un
plan de aprendizaje que inicie desde cero. Las actividades simplemente los
conducirán a afianzar sistemáticamente su práctica como lectores y escritores,
en la medida, claro está, en que reciban las orientaciones necesarias.
Al finalizar las actividades propuestas,
es de suma importancia la autocorrección crítica a nivel grupal o individual,
de modo tal que el alumno pueda observar las deficiencias presentadas y opine,
discuta, converse, pregunte y responda. Para este fin, se asume la realización
de una auto y co evaluación final y una exposición motivacional del docente
basada en las observaciones tomadas a lo largo de los cursos.
CONCLUSIONES
Tras el estudio realizado, se ha
reafirmado la necesidad imperante de que los docentes atraviesen un proceso de
actualización y contextualización que les permita acoplarse al ritmo de la
cotidianidad de sus estudiantes. Resulta innegable el hecho de que el proceso
de enseñanza y aprendizaje se ve estrechamente ligado a la perspectiva con la
cual es enfocada la temática a tratar, y claramente esta visión varía de manera
considerable entre el docente y los estudiantes. Así lo declara Porlán (1994):
El conocimiento cotidiano de los
alumnos es idiosincrático, es decir, el resultado de una interacción
constructiva aunque no siempre consciente entre los significados personales y
la experiencia. Los intereses, como los significados, también presentan una
dimensión individual y social. (p. 10).
Las dimensiones gnoseológicas de lo que se
sabe y lo que se puede aprender dependen directamente no sólo del factor
personal sino también del contextual sociocultural, y como tal, pueden
presentar tantas alteraciones como cantidad de jóvenes haya en un aula
determinada. Cada estudiante representa una realidad diferente, y está moldeado
por dicha realidad. Cada estudiante presenta, pues, una capacidad intelectual entintada
por tonalidades multicolores, diversas, posiblemente contrapuestas o quizás
convergentes entre sí, y principalmente, dinámicas en esencia.
Es sabido que adecuar los temas a la
realidad de los estudiantes no es una tarea sencilla, mas necesario es
considerar que si se desea capturar la atención de los jóvenes e inmiscuirlos
realmente en el acto educativo, es imprescindible nivelar y armonizar los
conocimientos que se imparten con los temas de interés de éstos y que, a su
vez, sean anexados como una nueva pieza al gran rompecabezas que conforman sus
conocimientos previos; es decir, hacer una verdadera construcción del
conocimiento.
Con base en esta consideración, el estudio
del lenguaje se presta con una sencillez impresionante para amoldarse a
multiplicidad de técnicas que con facilidad pueden adaptarse a la realidad
dentro de la que se desenvuelven los estudiantes. Debido a que el empleo de la
actividad lectoescritora no sólo se ve reducido a las obras literarias sino que
ésta domina por completo el quehacer cotidiano del ser humano, la enseñanza plena
de la misma ostenta la posibilidad de adoptar una flexibilidad inigualable.
Al transmitir a los estudiantes la
percepción de que la lectoescritura puede ser aplicada en su vida no sólo con
las responsabilidades escolares sino con cualquiera de sus temas de interés,
será posible accionar en ellos la construcción de un aprendizaje significativo
de manera fluida y natural.
RECOMENDACIONES
Preciso es mencionar que la
contextualización de las actividades con la realidad juvenil no sólo amerita un
estudio o análisis del entorno del estudiantado para determinar su estado, sino
también la actualización por parte del docente en las últimas tendencias
pedagógicas e incluso tecnológicas, de modo tal que pueda evitar un desfase que
impida de manera tajante su acoplamiento con el contexto en constante
desarrollo de los alumnos.
Además, este proceso no consiste en una
marcha unilateral en la que el docente emprenda un enfrentamiento en solitario
contra las dificultades que supone la lejanía entre sus métodos y los intereses
del alumnado, sino que, al contrario, gran parte del trabajo necesario para
alcanzar este estado será realizado de manera mancomunada con los mismos
estudiantes, quienes aportarán sus ideas sobre el mejor modo posible de
enseñanza y evaluación de los conocimientos, de acuerdo a sus gustos y
preferencias. Concerniente a este tema, Sandoval (2006) aporta lo siguiente:
El modo de enseñar y aprender ha de
concebirse como un proceso abierto y circular en el que partiendo de los
problemas concretos, interesantes y próximos a los alumnos, éstos pongan en
juego sus conceptos personales, los comparen entre sí, los sometan a criticar
otras informaciones (lecturas, escritos, información verbal, y otras
observaciones). (p. 25).
Así pues, quizás sea prudente y necesario
reorganizar la concepción misma de la enseñanza con el fin de que el
distanciamiento común entre docente y estudiantes se transforme en una cooperación
pedagógica en la cual incluso el profesor pueda obtener los beneficios de un
desarrollo cognitivo al aprender de sus alumnos. No sólo es necesario aprender
a enseñar sino también aprender a conocer, aprender a adaptarse, y aprender a
improvisar con las realidades constantemente cambiantes de cada pequeño
universo dentro de las mentes de los jóvenes.
Finalmente, es posible concluir que esta
compenetración resultante de la contextualización del docente con sus alumnos y
la participación de éstos con la planificación de las actividades no sólo
promoverá una mejoría notable en el desarrollo del proceso de enseñanza y
aprendizaje, sino que representará un notable progreso positivo en el
comportamiento de estos últimos, quienes adquirirán una profunda noción de su
propio protagonismo dentro de la práctica pedagógica, la cual conllevará a la
asunción de un sentimiento de responsabilidad para consigo mismos que deberá
corresponder con el nivel de importancia que lograrán contraer tras
involucrarse en la construcción de su propio método de enseñanza. De este modo,
no sólo será posible alcanzar un desarrollo cognitivo en el área de Lengua y Literatura
en los estudiantes, sino que también podrá llegarse a una evolución conductual
en ellos, a nivel de méritos y valores personales.
UNIDAD
EDUCATIVA COLEGIO “DIVINA PASTORA”
(Plan de Clase Nº 1)
Pasante: Elohim Flores
C.I: 23.814.976
Año: 2do. Sección: “B”
Prof. Guía: XXXX
Profesor Tutor:
José Alejandro Castillo
Barquisimeto,
febrero de 2021
UNIDAD
EDUCATIVA COLEGIO “DIVINA PASTORA”
Pasante: Elohim Flores. C.I:
23.814.976. Prof. Guía: XXXX. Año: 2do.
Sección: “B”
Asignatura: Lengua y Literatura Profesor Tutor: José Alejandro
Castillo.
|
CONTENIDO
CONCEPTUAL
El texto. Tipologías y características.
|
CONTENIDO
PROCEDIMENTAL
Lectura de un texto y
posterior exposición de su clasificación textual y los elementos presentes en
él.
|
CONTENIDO
ACTITUDINAL
Aprehensión de la noción sobre la omnipresencia
del texto y sus tipologías en la cotidianidad.
|
|
Objetivo General:
Alcanzar una comprensión textual plena e integral
y una producción textual satisfactoria, mediante discursos coherentes,
correctos y adecuados a las diversas situaciones de comunicación y a las
diferentes finalidades comunicativas, especialmente en los ámbitos académico
y cotidiano.
|
|
Objetivo
Específicos:
- Comprender textos
orales y escritos de diversa tipología: narración, descripción, exposición.
- Analizar y
comprender textos orales captando el contenido global y la relación existente
entre emisor y el receptor.
- Interpretar ideas
implícitas y explícitas además de valorar críticamente cualquier texto en
particular.
-
Elaborar textos orales y escritos respetando y valorando la adecuación, la
cohesión, la coherencia y la corrección debidas.
-
Producir textos de tipología diversa adecuados a la situación comunicativa,
sea esta académica, de la vida institucional o cotidiana.
-
Adecuar el discurso a la finalidad y situación comunicativa requeridas.
-
Participar en actividades grupales de intercambio de opinión sabiendo guardar
los turnos y respetando las aportaciones de los demás.
|
|
Semana
|
Fecha
|
Actividades
Didácticas
|
Competencias
|
Indicadores
|
Método
|
Técnica
|
Recurso
|
Tiempo
|
|
1
|
XXXX
|
Inicio
Actividades de rutina:
- Hacer filas de varones y hembras para entrar al
aula
- Revisar uniforme.
- Pasar la Asistencia
Eventos de Instrucción:
1.
Lectura de cuento
corto de comedia “Jamás volveré a Pomerania” de Jaime Ballestas (1 página).
a.
Recepción de
comentarios y breve interrogación amistosa sobre las opiniones y los puntos
de vista de los estudiantes en referencia a la lectura.
2.
Explicación de la
actividades a realizar durante el desarrollo
|
Sigue las instrucciones del
docente.
Participa en el acto de la lectura
comentada y mantiene la interacción durante el proceso.
Presta atención a la explicación
del docente.
|
- Es puntual.
- Mantiene el orden.
- Presenta pulcritud en el uniforme.
- Coopera con el docente.
- Lee textos breves.
- Participa en el acto de lectura con
interacción permanente.
- Presta atención a la lectura realizada
por terceros.
- Demuestra buena actitud de oyente.
- Mantiene el orden.
|
—
Interacción docente-alumno
Comunicación directa
Lógico-Sintético
Comunicación directa
Comunicación grupal
Heurístico
Observación
|
—
Lectura comentada
—
|
—
- Libro “El cofre de los reconcomios” de
Jaime Ballestas (cuento “Jamás volveré a Pomerania”)
—
|
2 min.
10 min.
3 min.
|
|
Desarrollo
Eventos
de Instrucción:
3.
Redacción y
posterior lectura en voz alta de conclusión crítica y reflexiva sobre el
cuento corto “Jamás volveré a Pomerania” de Jaime Ballestas.
4.
Exposición por parte
del docente sobre el texto, tipología textual y las características más
prominentes, estableciendo conexiones básicas con la lectura realizada con
anterioridad.
|
Se involucra
en el proceso de redacción, Participa en el acto de la lectura y mantiene la
interacción durante la actividad.
Presta
atención a la exposición del docente, con el esfuerzo tácito de relacionar lo
aprehendido con conocimientos previos.
Participa
en intercambios comunicativos orales con propiedad y adecuación.
Asume
la responsabilidad del desarrollo y concretización de la asignación
Demuestra
un desarrollo satisfactorio con todas las competencias anteriores
|
- Tiene buena ortografía.
- Es coherente y
cohesivo.
- Presenta ideas claras y
pertinentes.
- Posee criterio
reflexivo.
- Demuestra buena actitud de oyente.
- Mantiene el orden.
- Expresa sus dudas sin cohibiciones
-
Participa en conversaciones como oyente con un buen grado de conversación
-
Participa en conversaciones como hablante con fluidez, coherencia del
discurso y claridad de ideas.
- Tiene buena ortografía.
- Es coherente y
cohesivo.
- Presenta ideas claras y
pertinentes.
- Posee criterio
reflexivo.
Alcanza de manera plena los distintos
indicadores expuestos en cada técnica
|
Conclusión
Exposición de docente
|
- Lápiz
- Papel
- Video beam
-Presentación Power Point
|
25 min.
20 min.
|
|
Cierre
Eventos de Instrucción:
5.
Charla participativa
grupal en la cual los alumnos participarán y discutirán a fondo las
relaciones y conexiones entre el texto leído y la teoría expuesta por el
docente, siempre bajo su mediación.
a.
Proporcionar
orientaciones, rectificaciones y resolver dudas
6.
Asignar tarea
escolar: realizar ensayo crítico reflexivo sobre una obra ficticia a
predilección y reimaginar/ reescribir la secuencia narrativa con la que haya
mayor disconformidad.
7.
Evaluar el desempeño
de los estudiantes durante todo el transcurso de la clase
|
Charla participativa
Tarea escolar
—
|
—
-
Lápiz
- Papel
—
|
25 min.
5
min.
—
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
UNIDAD
EDUCATIVA COLEGIO “DIVINA PASTORA”
PLAN DE EVALUACIÓN Nº 1
Pasante: Elohim Flores. C.I:
23.814.976. Prof. Guía: XXXX.
Año: 2do. Sección: “B”
Asignatura: Lengua y Literatura Profesor Tutor: José Alejandro
Castillo.
|
Objetivo General:
Alcanzar una comprensión textual plena e integral
y una producción textual satisfactoria, mediante discursos coherentes,
correctos y adecuados a las diversas situaciones de comunicación y a las
diferentes finalidades comunicativas, especialmente en los ámbitos académico
y cotidiano.
|
|
Objetivo
Específicos:
- Comprender textos
orales y escritos de diversa tipología: narración, descripción, exposición.
- Analizar y
comprender textos orales captando el contenido global y la relación existente
entre emisor y el receptor.
- Interpretar ideas
implícitas y explícitas además de valorar críticamente cualquier texto en
particular.
-
Elaborar textos orales y escritos respetando y valorando la adecuación, la
cohesión, la coherencia y la corrección debidas.
-
Producir textos de tipología diversa adecuados a la situación comunicativa,
sea esta académica, de la vida institucional o cotidiana.
-
Adecuar el discurso a la finalidad y situación comunicativa requeridas.
-
Participar en actividades grupales de intercambio de opinión sabiendo guardar
los turnos y respetando las aportaciones de los demás.
|
|
Semana
|
Fecha
|
Actividades Didácticas
|
Competencias
|
Indicadores
|
Tipo
de
Evaluación
|
Modo de evaluación
|
Puntaje
|
Recursos
|
Tiempo
|
|
1
|
XXXX
|
Inicio:
Conclusiones
Desarrollo:
Exposición de docente
Cierre:
Charla participativa
|
Se involucra
en el proceso de redacción, Participa en el acto de la lectura y mantiene la
interacción durante la actividad.
Presta
atención a la exposición del docente, con el esfuerzo tácito de relacionar lo
aprehendido con conocimientos previos.
Participa
en intercambios comunicativos orales con propiedad y adecuación.
|
- Tiene buena ortografía.
- Es coherente y
cohesivo.
- Presenta ideas claras y
pertinentes.
- Posee criterio
reflexivo.
- Demuestra buena actitud de oyente.
- Mantiene el orden.
- Expresa sus dudas sin cohibiciones
-
Participa en conversaciones como oyente con un buen grado de conversación
-
Participa en conversaciones como hablante con fluidez, coherencia del
discurso y claridad de ideas.
|
D
—
—
|
—
F
—
|
—
—
S
|
Individual
Individual
—
|
—
—
Grupal
|
—
—
10
|
- Libro “El cofre de los reconcomios” de
Jaime Ballestas (cuento “Jamás volveré a Pomerania”)
- Lápiz
- Papel
- Cuaderno para apuntes
—
|
20 min.
20 min.
25 min.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
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Observaciones:________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Instrumento de Evaluación Lista
de cotejo
|
Objetivo
Lengua y Literatura. 2do año
|
Reconocer los distintos
elementos y tipologías textuales en un texto discursivo determinado tras
realizar un análisis crítico del mismo.
|
|
Actividad evaluativa
|
Charla participativa (con
el docente como mediador)
|
|
Rasgos a observar
|
1- Interviene como expositor en la charla participativa.
|
6- Se expresa con fluidez
|
|
2- Interviene como comentador en la charla participativa.
|
7- Presenta coherencia en el discurso.
|
|
3- Tiene iniciativa para tomar la palabra.
|
8- Expresa una visión propia.
|
|
4- Aporta ideas pertinentes al tema.
|
9- Posee criterio reflexivo.
|
|
5- Presenta sus ideas con
claridad.
|
10- Demuestra juicio valorativo.
|
Nómina de estudiantes. Sí (1 punto). No (0 puntos).
|
Nombre de estudiante
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1
|
2
|
3
|
4
|
5
|
6
|
7
|
8
|
9
|
10
|
Puntuación definitiva
|
|
XXXX
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
REFERENCIAS
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- Elohim Flores
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