viernes, 26 de julio de 2024

[Flor]


I

 

Flor se llamaba: flor era ella,

Flor de los valles en una palma,

Flor de los cielos en una estrella,

Flor de mi vida, flor de mi alma.

 

Era más suave que blando aroma;

Era más pura que albor de luna,

Y más amante que una paloma,

Y más querida que la fortuna.

 

Eran sus ojos luz de mi idea,

Su frente lecho de mis amores,

Sus besos eran dulzura hiblea,

Y sus abrazos collar de flores.

 

Era al dormirse tarde serena,

Al despertarse rayo del alba,

Cuando lloraba limbo de pena,

Cuando reía cielo que salva.

 

La de los héroes ansiada palma,

De los que sufren el bien no visto,

La gloria misma que sueña el alma

De los que esperan en Jesucristo;

 

Era a mis ojos condena odiosa

Si comparada con la alegría,

De ser el vaso de aquella rosa,

De ser el padre de la hija mía.

 

Cuando en la tarde tornaba al nido

De mis amores, cansado y triste,

Con el inquieto cerebro herido

Por esta duda de cuanto existe;

 

Su madre tierna me recibía

Con ella en brazos—yo la besaba…

Y entonces… todo lo comprendía

¡Y al Dios sentido todo lo fiaba!...

 

¿Que el mal impera?—¡Delirio craso!

¿Que hay hechos ruines?—¡Error profundo!

¿No estaba en ella mirando acaso

La ley suprema que rige al mundo?

 

¡Ah! Cómo ciega la dicha al hombre,

Cómo se olvida que es rey el duelo,

Que hay desventuras sin fin ni nombre,

Que hacen los puños alzar al cielo!...

 

………………………………………….

 

¡Señor! ¿existes? ¿Es cierto que eres

Consuelo y premio de los que gimen,

Que en tu justicia tan sólo hieres

Al seno impuro y al torvo crimen?

 

Respóndeme entonces: ¿por qué la heriste?

¿Cuál fue la mancha de su inocencia,

Cuál fue la culpa de su alma triste?

¡Señor! ¡Respóndeme en la conciencia!

 

Alta la llevo siempre, y abierta,

Que en ella nada negro se esconde;

La mano firme llevo a su puerta,

Inquiero… ¡y nada, nada responde!

 

Sólo del alma sale un gemido

De angustia y rabia, y el pecho, en tanto

Por mano oculta de muerte herido

Se baña en sangre, se ahoga en llanto!

 

Y en torno sigue la impía calma

De este misterio que llaman vida,

Y en tierra yace la flor de mi alma,

Y al lado suyo mi fe vencida!

 

II

 

¡Allí está! Blanca, blanca

Como la nieve virgen que el potente

Viento del Norte de la cumbre arranca;

Como el lirio que troncha mano impía

Orillas de la fuente

Que en reflejar su albura se engreía!

 

¡Allí está!... La suave

Primavera pasó; pasó el verano

Y la estación poética en que el ave

Y las horas se van; retornó el cano,

Pálido invierno con su alegre arreo

De fiesta y de niños, y aún la veo

Y la veré por siempre!... Allí está… fría

Entre rosas tendida, como ella

Blancas y puras y en botón cortadas

Al despuntar el día!...

 

¡Ay! En la hora aquella,

¿Dónde estaban las hadas

Protectoras del niño,

Que no vinieron con la clara estrella

De su vara de armiño

A tocar en la frente a la hija mía,

A devolver la luz a aquellos ojos,

Y a arrancar de mi pecho los abrojos

De esta inmensa agonía,

De este dolor eterno, de esta angustia

Infinita, fatal, inmensurable,

De este mal implacable

Que deja el alma mustia

Para siempre jamás—que nada alcanza

A mitigar en este mundo incierto!

 

¡Nada! Ni la esperanza

Ni la fe del creyente

En la ribera nueva,

En el divino puerto

Donde la barca que las almas lleva

Habrá de anclar un día;

Ni el bálsamo clemente

De la grave, inmortal filosofía;

Ni tú misma, divina Poesía

Que esta arpa de las lágrimas me entregas

Para entonar el psalmo de mi duelo!...

Tú misma, no, no llegas

A calmar mi dolor!...

 

¡Ábrase el cielo!

Desgágese la gloria en rayos de oro

Sobre mi frente… y desdeñosa, altiva

De su mal sin consuelo

Al celestial tesoro

El alma mía cerrará su puerta:

Que ni aquí, ni allá arriba

En la región abierta

De la infinita bóveda estrellada,

Nada hay más grande, ¡nada!

Más grande que el amor de mi hija viva,

¡Más grande que el dolor de mi hija muerta!


- Juan Antonio Pérez-Bonalde

jueves, 25 de julio de 2024

Rip Van Winkle y Young Goodman Brown: Una Ítaca Impuesta. Breve Reseña y Comparación

Rip Van Winkle, de Washington Irving, y Young Goodman Brown, de Nathaniel Hawthorne, son historias clásicas cuyas narrativas giran en torno a dos hombres cuyas vidas toman un giro copernicano tras sus respectivas expediciones a la naturaleza, inmersos en bosques que albergan sorpresas para cada uno de ellos. Ambas historias comparten similitudes, pero también diferencias. Ambas historias relatan un viaje de ida sin retorno verdadero al mundo tal y como era conocido por ellos.

En Young Goodman Brown, el protagonista homónimo, un joven cristiano alegremente casado con una esposa perfecta a la que ama, llamada Fe (Faith) para acentuar la alegoría del mensaje, parte en un viaje que lo lleva al corazón del bosque aledaño, en donde descubre, para su desmayo, que el pueblo entero pertenece a alguna especie de culto pagano y que su propia esposa será iniciada como uno de sus acólitos.

Al volver, si bien Goodman Brown se cuestiona si lo atestiguado es real o mero producto de su imaginación, independientemente de la veracidad de lo que sus sentidos aprehendieron, la fe que tan arraigada se encontraba en su corazón ha muerto, tanto o más que la confianza que depositaba al mismo tiempo en la mujer a la que llama esposa y en sus vecinos, cuestionándose incluso sus propios valores, los de sus padres, y los de su religión; la visión del mundo que le rodeaba es ennegrecida completamente, y su perspectiva de la vida convertida en un agrio manojo de cinismo y pesimismo para el resto de sus días.

Rip Van Winkle, por su parte, un hombre de edad ligeramente avanzada y propietario del mal hábito de eludir sus responsabilidades como jefe de familia, así como los trabajos que juzga cansinos en su día a día, parte junto a su perro de cacería con la intención de escapar de las constantes críticas y quejas de su mujer; salta a la vista el hecho de que esta relación inmediatamente contrasta con la relación inicial de Goodman Brown y su propia esposa.

En el bosque, Rip Van Winkle se topa con una celebración auspiciada por la tripulación fantasma de un antiguo buque holandés, y decide festejar, beber y entretenerse con ellos en lugar de regresar a casa. Para su sorpresa, al despertar tras aquella ajetreada velada, dos décadas han transcurrido y todo cuanto conocía ha cambiado de pies a cabeza. Rip descubre que el pueblo ha crecido exponencialmente, su esposa ha muerto y sus hijos son adultos, ahora con hijos propios. Contra todo pronóstico, Rip se adapta de manera relativamente veloz a su nueva vida, y pasa el resto de sus días relatando la historia que lo condujo hacia el futuro en un abrir y cerrar de ojos bastante literal.

En primer lugar, ambas obras literarias tienen un punto de encuentro que salta a la vista: el cambio. El bosque ha simbolizado siempre, a lo largo de la historia, las profundidades mentales y/o espirituales del hombre. Un sitio ignoto, misterioso, lleno de peligros y oscuridad, o quizás de parajes con una belleza indecible y tesoros hondamente ocultos. El bosque es la llamada a la introspección.

Al regreso del viaje realizado por cada protagonista, el mundo ha cambiado por completo, tanto desde un punto de vista concreto, literal (en el caso de Rip Van Winkle), como desde un punto de vista alegórico, emocional y ético inclusive (en el caso de Goodman Brown). Además, esta metamorfosis inversa en la cual todo lo que los circunda es víctima de un cambio salvo ellos mismos, es rígida, inexorable e inflexible. El propio Van Winkle lo indica al decir: "¡Todo ha cambiado, y yo he cambiado, y no puedo decir cómo me llamo ni quién soy!". (p. 21).

Sin embargo, según Robert Levine, Rip Van Winkle se centra mucho más en la continuidad que en el cambio radical y la transformación del hombre en algo nuevo (p. 6). Al contrario, Goodman debe afrontar una transformación tajante en su vida y en sus pensamientos sobre sus seres queridos. De esta manera, la nueva realidad que abre sus puertas para cada uno es, de manera indudable, completamente diferente.

Para Van Winkle, el cambio trae consigo aires de independencia y comodidad, tanto a nivel personal como sociopolítico, puesto que a su despertar inclusive la Guerra Revolucionaria Americana ha tomado lugar y los cambios que ésta ha acarrado consigo han tomado ya lugar. Además, Van Winkle tuvo incluso la oportunidad de vivir el resto de sus días en paz y felicidad. Sin embargo, según la historia de Goodman, el protagonista "se convirtió en un hombre severo, triste, oscuramente meditativo, desconfiado, si no desesperado" (Hawthorne). De este modo, en Goodman el cambio es catastrófico y trae consigo la pérdida de la esperanza y la fe en la bondad de sus conocidos, y el descubrimiento de la falsedad de la moral y los valores de un mundo que pensó conocer, y al que irremediablemente pertenece.

¿Se tratan ambos casos de un retorno al Ítaca? Sí, y no. Mientras el regreso a casa comprendía el único objetivo de la travesía de Odiseo, en Rip Van Winkle y Goodman Brown, el retorno no es más que un subproducto del proceso de cambio y transformación. Ellos no persiguen el regreso; regresan porque no hay para ellos otra opción que encarar la nueva realidad. Ni Rip ni Goodman tuvieron otro remedio que retornar a una Ítaca impuesta por el mundo perpetuamente cambiante. La realidad con la que estos tres protagonistas se topan es completamente nueva; es dura y cruda, sí. No obstante, Odiseo lucha con ahínco y destreza para tornarla a la normalidad que él conoció, y tiene éxito en esta empresa. Por su parte, Rip Van Winkle la adopta y se adapta a ella, mientras que Goodman Brown se resigna a sus despiadados brazos y habita con amargura en su regazo.

Finalmente, las historias de Rip Van Winkle y de Goodman Brown instan a reflexionar sobre el modo en que el mundo resulta presa indefensa de un indetenible proceso de cambio que a su vez transforma a los hombres y mujeres que lo habitan, para bien o para mal (y en ocasiones ambas posibilidad a la vez), lo queramos o no.


REFERENCIAS

Hawthorne, Nathaniel. Young Goodman Brown, edited by Jack Lynch. 1846, http://andromeda.rutgers.edu/~jlynch/Texts/younggoodmanbrown.html. Consultado: 8 de julio de 2019.

Irving, Washington. Rip Van Winkle, e-book. 1819, p. 21, https://www.ibiblio.org/ebooks/Irving/Winkle/Irving_Winkle.pdf. Consultado: 8 de julio de 2019.

Levine, Robert S. Norton Anthology Of American Literature. New York. 9th ed., W.W. Norton & Company, p. 6.


- Elohim Flores.

07/19
Editado: 07/24