viernes, 10 de enero de 2025

El Poblado

Cuando esa salamandra negra,
Suspendida en la nada
A mitad de la niebla,
Capturó mi mirada
En el reflejo acuoso
De sus ojos
Rojos
Como fogatas,
Y el rugido ominoso
De los simios escarlatas
Y de otras criaturas
(Ocultas a medias entre la espesura
Y el follaje diáfano
En lontananza)
Estremeció mis tímpanos
Y sacudió mi esperanza,
Supe que me hallaba en el umbral
Que separaba mi lugar
De origen, de este reino
Desconocido;
Este averno
Inmundo,
Establecido
Entre las fronteras de mi mundo
Y alguna dimensión de pesadillas
Febriles
Clavadas como cuchillas,
Poblada por estas viles
Bestias
Mustias.
 
He permanecido inmóvil desde entonces,
A lo largo de lo que parecen ser horas,
Y cae ya la aurora.
Me asaltan los trances
Y los delirios.
La salamandra negra continúa observando
Tras los vidrios
De sus pupilas,
Acechando,
Libando
Con las papilas
De su lengua rolliza
El miedo que exudo.
Sopla el viento errante
Mientras confundo los días, 
Con los segundos.
Sus ojos reflejan la demencia,
El frío y la humedad penetrante,
El horror de su presencia.
 
¿Se trata realmente de una salamandra?

Escucho el llamado de la tundra.
Me alejo y deambulo a través
De los senderos desolados
De esos montes endemoniados.
Este cruel revés
Del destino
Se adhiere a mi piel
Como la espuma.
Los pedregosos caminos,
La ironía y la hiel,
Las zarzas y la bruma
Abruman
Mis pensamientos.
Nada entiendo, nada siento.
 
Cabañas deshabitadas
Acusan la existencia
De un poblado irreal
Cuyas puertas se abren de par en par,
Invitándome a visitar
Sus vísceras desmoronadas.
Los habitantes de las adyacencias,
Tétricos como arañas,
Enjutos, como cortezas resecas de un roble
Partido a la mitad por un rayo,
Esquivos como alimañas,
Con presencia abyecta, vil; innoble,
Se alejan sin que pueda dirigirles una sola palabra
Y desaparecen.
En su danza macabra
Sólo las miradas me acechan,
Clavadas como flechas.
Mis fuerzas languidecen
Y desmayo.
 
En mi alma refleja
Su furia bermeja
El invisible
Color
De lo temible.

No has conocido la verdad
Del terror;
El de la soledad
Del extraviado,
Hasta que te ves abandonado;
Extraño
En las entrañas
De una tierra extraña.

La salamandra me acompaña.
Y es palpable el daño.
 
Arrullado
Por su vesánica canción
Respondo al llamado.

Sólo resta una opción:
Ingresaré a el poblado.

- Elohim Flores
12/24-01/25

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