Oigo llorar a las rosas
En cada
atardecer
Y cada gota de
lluvia
Tiene un sonido
distinto para mí;
Algunas suenan
azules,
Otras como el
vino,
Y otras producen
el ruido del atardecer al caer
Junto al llanto
de las rosas.
Veo cómo un
pequeño pájaro teje su nido
Y deseo
cobijarme del frío
Junto a él.
Salgo poco
Y lloro mucho,
Como las rosas
Cuando atardece.
Sueño cuando
estoy despierto;
Suelo despertar
en mis sueños
Y dormir bajo
las olas del mar
Cuando nadie más
está mirando.
A veces escapo
de las cosas
Aplastantes:
De las
responsabilidades,
Del reloj,
De las
oportunidades,
De mí mismo,
De las realidades.
Canto cuando
nadie está escuchando
Porque quiero
que mis palabras bailen
En libertad,
Con la ausencia
De las miradas
indiscretas.
Me gusta
escribirle al viento;
Me gusta decirle
adiós.
Me gusta
sentarme a respirar
Todos los
recuerdos que escapan de mis pupilas
Y comenzar cada verso con una mayúscula.
Y comenzar cada verso con una mayúscula.
Amo a mi perro,
Sea cual sea,
Amo a mis padres
Y el jugo de
guayaba,
Amo el sonido
que produce la palabra “potable”
Tanto como a la
mitología griega,
Amo a mi abuela
(El más feliz de
mis recuerdos es el de cuando
Me enseñó a
comer
Arepa con
aguacate,
Y una vez me enseñó a atrapar mariposas
Amarillas
Sin hacerles daño),
Y una vez me enseñó a atrapar mariposas
Amarillas
Sin hacerles daño),
Me enamoré de
una mujer que conocí en mis sueños
Y no hay un solo
día
En el que deje
de extrañar
A mi maestro
Perdido
En alguna
singularidad espaciotemporal.
Me da miedo
La oscuridad.
Le temo al frío
Y a la soledad.
Me disgusta el
escarnio
Y la
escatología.
La música es mi
nave espacial
Y mi compañera
de viaje
Intergaláctico.
En ocasiones partimos
Y llegamos hasta
Antares,
Hasta el púlsar
vibrante
Que bombea
radiación estelar,
Ultravioleta,
En el corazón de
los dioses;
Y llegamos
Hasta los océanos
de Rigel,
Y hasta otras
palabras y nombres que me deleitan.
Cuando acaricio,
Acaricio con el
alma,
Y quisiera que
las plantas
Me confesaran
todos sus pecados.
Creo en Dios
(A veces lo
envidio porque desearía poder dormir
A su imagen y
semejanza)
Pero me llaman
ateo.
Creo en los ángeles
Y en los santos,
Creo en la sangre
Derramada de mis antepasados,
Creo en los ángeles
Y en los santos,
Creo en la sangre
Derramada de mis antepasados,
Creo en la magia
Y en la cuántica,
Creo en los
teseractos
Y un día creí
que en mi cumpleaños
Crecería de
golpe.
Nunca quise ser
poeta
Pero una vez
quise ser médico,
Inventor,
Químico,
escritor,
Entomólogo,
Ingeniero, dibujante,
Programador,
Paleontólogo,
zoólogo
(Me gustan los
dinosaurios
Y los
ornitorrincos),
Y hasta
criptozoólogo
En una extraña
combinación de los dos,
Y al final
Terminé
filosofando.
Creo que ahora
quiero ser astronauta
Y filosofar con
las nebulosas.
Me gusta hacer
con mi vida un palíndromo
Y malabares con
mis pensamientos.
Se me confunden
los días
Y me extravío
con facilidad.
Cuando llueve,
pienso en las gotas
Que caen
Como el atardecer.
Que caen
Como el atardecer.
Cuando lloro,
pienso en la lluvia
Y en las rosas
Que lloran
Al atardecer.
Soy un cobarde
empedernido
Que siempre consigue
lo que quiere
(Quizás sea por
eso que me aterre fracasar)
(Quizás sea por
eso que me aterre intentar)
(Quizás sea por
eso que alcanzaré el cielo
Cuando me
percate de mi error).
Solía jugar a
subestimarme
Para
sorprenderme con mis logros
Hasta que terminé
envenenándome
Con el jugo de
mi juego.
Dicen que soy
sabio
Pero a veces me
gusta estar triste.
Un día me dije
Delante de mí:
“Cree en ti”,
Pero no me creí.
Un día me dije
Delante de mí:
“Cree en ti”,
Y me respondí:
“Creo en ti”.
Me gusta
salpicar el mundo
Con poemas
infrarrojos
Y atiborrarlo de
neologismos.
Me gusta
escribir listas
Para
tangibilizar mis recuerdos.
Confieso que he
olvidado
Algunos versos
Que tenía
preparados,
Y que me
deleitaba espiando
A las hormigas
En mi infancia.
En mi infancia.
No puedo
soportar las injusticias
Que he cometido
Ni quiero ser
otro Bukowski
Fuera de la
pluma.
Alguien a quien
admiro
Me dijo una vez
Que
quizás mi gusto por la gramática se deba a la búsqueda de un orden a mitad del caos
del mundo que me rodea.
A veces quiero
ser otra persona
Y me sorprenden
los niños.
Quiero escribir
en tu alma
Tal y como lo
hizo Unamuno en la mía.
Quiero escribir
en tu alma
Y leer de tus
ojos
La vida que
emanas.
Quiero escribir
en tu alma
Y llorar de tus
ojos
La vida que
derramas.
Soy un
crisantemo sin retorno
De su destino
Que en ocasiones
No puede evitar
la rima
De sus
disonancias.
Soy mi propio
compañero
(Un compañero
insoportable).
Soy un
transeúnte en mis fantasías,
El
deuteragonista de mis historias.
Mi intelecto y
mi talento
Tienen la mala
costumbre de aventajarme
Y confabular
Para humillar
mis capacidades
Cuando llega la
noche.
En ocasiones
Las nubes traen
consigo
Una lluvia de
peces,
Y mi alma
diluvia,
Y mi sangre y mi
piel de obsidiana se agrietan,
Y mi alma escapa
Bajo forma de
lluvia,
Y en ocasiones
Lo único que
necesito
Es que alguien
me diga
Que todo va a
salir bien
Cuando llega la
noche.
Cuando llega la
noche
Converso con las
estrellas
Pero no me
responden
(Problemas de
distancia, me imagino).
Cuando llega la
noche
Las anémonas
salen a nadar.
Cuando llega la
noche
Entro en mi
escafandra
Y me arrojo al
mar.
Cuando llega la
noche
Los susurros
renacen
De entre las
cenizas.
Cuando llega la
noche
Me grito al
oído:
“¡No dudes!
¡No temas!
¡No retrocedas,
No te desvíes
Ni te
arrepientas!”.
Cuando llega la
noche
Mi eco responde:
“¡Siempre
adelante,
Sin mirar atrás:
Avanza
Sin descansar!”.
Cuando llega la
noche
La savia de las
raíces
Y enredaderas
De la nostalgia
Se torna dulce.
Cuando llega la
noche
Mi submarino
Desciende hasta
alcanzarme
Y me arrulla
En el lecho
marino.
Cuando llega la
noche
Quiero escribir,
y no puedo
Porque las
plumas se van a dormir.
Cuando llega la
noche
Siempre la consuelo,
Pues me recuerda
a las rosas
Que lloran
Al atardecer,
Y a veces, al
igual que las estrellas,
Se queda sin
responder.
El gran problema
Es que mis
padres me enseñaron
A querer de verdad.
A querer de verdad.
- Elohim Flores.

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