(En la tumba de
un héroe)
Del bronce
fratricida al rudo estruendo,
como una flor
que al viento se marchita,
al pie del
pabellón que el libre agita,
cayó el héroe la
patria defendiendo.
Sus ramas
dulcemente entretejiendo
un lauro y un
ciprés, sombra bendita
dan a la tumba
donde el héroe habita
el sueño de los
mártires durmiendo.
“Murió” dice el
ciprés al peregrino,
y vueltas á la
luz del sol fecundo,
las ramas dicen
del laurel divino:
“No ha muerto;
vive aún para la gloria;
que cuando todo
pasa en este mundo,
es eterna del
Héroe la memoria”.
- Juan Antonio Pérez Bonalde.

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