jueves, 15 de agosto de 2019

[Canto a Teresa] [Fragmento]


[...]

¡Oh! ¡cruel! ¡muy cruel! … ¡Ay! yo entre tanto
Dentro del pecho mi dolor oculto,
Enjugo de mis párpados el llanto
Y doy al mundo el exigido culto:
Yo escondo con vergüenza mi quebranto,
Mi propia pena con mi risa insulto,
Y me divierto en arrancar del pecho
Mi mismo corazón pedazos hecho.

Gocemos, sí; la cristalina esfera
Gira bañada en luz: ¡bella es la vida!
¿Quién a parar alcanza la carrera
Del mundo hermoso que al placer convida?
Brilla ardiente el sol, la primavera
Los campos pinta en la estación florida:
Truéquese en risa mi dolor profundo. . .
Que haya un cadáver más ¿qué importa al mundo?

- José De Espronceda.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Análisis del Perfil Profesional del Egresado en Lengua y Literatura de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador y Precisión de los Lineamientos Legales, Filosóficos y Psicológicos Relacionados con su Formación

En un mundo dentro del cual la educación y la formación personal adquieren cada día mayor relevancia, la profesión docente se encuentra imbuida por un gran número de responsabilidades de las cuales el hombre y la mujer, los seres humanos tras el título de profesor, deben hacerse cargo de la manera más eficiente posible. El docente debe, por lo tanto, cumplir con ciertos estándares y alcanzar ciertas competencias que le permitan responder de manera adecuada a lo que se espera de su parte dentro del sistema pedagógico como eslabón fundamental en la formación de los jóvenes del país.

Para facilitar la realización de las competencias requeridas por parte del futuro docente, existe una guía que cumple la función de enlistar una serie de propuestas de valor referencial, relativas todas a los diversos aspectos que se debería alcanzar como requisito mínimo para un profesional de la educación con una formación integral. Esta suerte de guía, ineludiblemente sumergida dentro de los márgenes curriculares, es conocida como el perfil del egresado profesional.

Mientras existe un perfil de egreso genérico aplicable a todo profesional de la pedagogía, cada especialidad por cuenta propia posee también un perfil específico de acuerdo a las necesidades y exigencias del área en particular. En el presente análisis se estudiará de manera concreta el perfil profesional del egresado en lengua y literatura de acuerdo a la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, y será acompañado por tres organizadores gráficos focalizados en los lineamientos legales, filosóficos y psicológicos relacionados con su formación, de acuerdo al Documento Base del Currículo UPEL (2011).  
 
 Antes de entrar en materia directa concerniente al perfil del egresado, es necesario detallar los principales lineamientos ya antes mencionados, puesto que estos cimentan la estructura sobre la que se construirá dicho perfil. En primer lugar, los basamentos legales son esenciales e indispensables para la construcción de todo programa curricular dentro de cuyo nicho sea cobijado cualquier perfil de un futuro docente con capacidades integrales en Venezuela. 
 
 Los lineamientos legales son esencialmente jerárquicos y se desprenden de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), la cual garantiza la educación y su naturaleza inclusiva para todos los venezolanos y venezolanas mientras indica al mismo tiempo su objetivo primario: el desarrollo pleno de un ser humano con el máximo uso de sus habilidades potenciales. 
 
Posteriormente, de las alas de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela se desprende la Ley Orgánica de Educación (2009), la cual esboza ya, aunque a grandes rasgo, el perfil del docente idóneo: agente de desarrollo y construcción de un país en constante proceso de mejora y evolución, con soberanía e independencia. 
 
 Tras esto, de manera estratificada y jerárquica siempre, devienen la Ley de Universidades (1970) y el Reglamento General de la UPEL (2000). La Ley de Universidades se concentra en supervisar y asegurarse de que las instituciones educativas mantengan altos los estándares de calidad durante la formación de los futuros profesionales, mediante la constante modificación y actualización de sus currículos con el objetivo de adaptarse y amoldarse a las constantes exigencias de los contextos socioeducativos. 
 
Finalmente, el Reglamento General de la UPEL en este caso específico (y muy posiblemente cualquier otro reglamento general de otras casas universitarias) se encarga de mantener la estabilidad de los modelos de formación en sus distintos programas educativos con el objetivo primordial de mantener un estado de calidad en un constante proceso de búsqueda de la excelencia para moldear profesionales de aptitudes lo más excelsas posibles, preparados para hacer frente a la realidad laboral y alcanzar las expectativas dentro del importante mundo pedagógico.
 

Fig. 1. Proceso segmentado de los lineamientos legales estipulados por el Documento Base del Currículo UPEL

 


 
Tras los lineamientos legales, es necesario tomar en consideración los basamentos filosóficos sobre los que se construyen los objetivos idóneos dentro del desarrollo de un docente de capacidades óptimas. 
 
Los fundamentos filosóficos curriculares bajo los que es concebido el perfil del docente egresado son esencialmente humanistas; esto es, concibiendo al ser humano como “eje fundamental del proceso transformador en el orden científico, humanístico y tecnológico” (UPEL, 2006:41). Por lo tanto, tanto el docente como el estudiante son actores transformadores del contexto dentro del cual se desenvuelven, y se construyen y autoconstruyen constantemente en un proceso de descubrimiento mutuo y personal que conduce a una elevación tanto intelectual como social. Es debido a esto que la formación debe enfocarse no únicamente en el crecimiento académico sino también en la maduración integral del hombre y la mujer como organismos estructuradores del mundo que los rodea. 
 
En torno al enfoque humanista merodean tres aspectos de esencial relevancia para el desarrollo del futuro docente. El primero de ellos es el intelectual: el individuo debe potenciar de creatividad, innovación, análisis y adecuación para aprehender y la vez forjar nuevos conocimientos en un estado de constante aprendizaje. El segundo aspecto es el social. De acuerdo al Documento Base del Currículo UPEL (ob.cit), es necesario que los estudiante y docentes 
 

“enfrenten la complejidad social, tomen decisiones justas y prudentes que contribuyan a la consolidación de los principios de democracia, libertad de pensamiento y de acción, activación de la equidad, pluralidad, solidaridad, respeto a los demás, desarrollo de la ciudadanía, responsabilidad, diversidad, paz y diálogo, como valores que se deben practicar.” (p. 11).

 
No puede ignorarse la importancia del entrelazamiento entre los actores protagónicos de la educación con la realidad social, sus problemas y sus posibles soluciones. Este aspecto va de la mano con el último factor, el axiológico. Se espera que los futuros docentes desarrollen un sistema de valores que les permitan realizar juicios de apreciación valorativa con el suficiente nivel de formación como para fortalecer la perspectiva y el uso de los principios universales para hacer frente a las dificultades de la realidad, mediante el desarrollo de una personalidad individual bien definida. Estos tres factores circundan el concepto de humanismo como elementos inherentes a la concepción del ser humano como núcleo de la realidad sociocultural y de la civilización misma.

 

Fig. 2. Lista radial de los lineamientos filosóficos estipulados por el Documento Base del Currículo UPEL

 


Finalmente, el perfil curricular fundamenta sus bases con algunos lineamientos psicológicos que apuntan al empleo de los métodos que definen, de acuerdo al Documento Base del Currículo UPEL (ob.cit) “el autoconocimiento, la autorregulación y la comprensión cabal de sí mismo y del otro” (p. 12) para mediar los sistemas de enseñanza, formación y aprendizaje. Los lineamientos psicológicos se encuentran fundamentados en el enfoque socio histórico cultural, desde cuya perspectiva todos los procesos de índole psicológica encuentran su concepción durante la interacción entre una persona y su realidad tanto social como cultural durante un período de tiempo ubicado en un momento histórico en particular. 
 
Dentro del enfoque socio histórico cultural el aprendizaje adquiere las características de un proceso tripartito: es concebido como colaborativo, dialógico y situado. El aprendizaje colaborativo es observado como un proceso sincrético a través del cual distintas perspectivas entran en comunión para abordar y solventar cualquier problema dado, de manera conjunta y beneficiosa para todos los implicados. En el aprendizaje dialógico confluye la confrontación sana y crítica de distintas propuestas y posturas reflexivas que colisionan para generar nuevas perspectivas que promoverán el desarrollo del aprendizaje, como producto de la interacción directa entre diversos actores. Finalmente, el aprendizaje situado representa aquellas prácticas y metodologías educativas que contextualizan la enseñanza en diversos campos de desarrollo que varían de acuerdo a la situación sociohistórica de los actores que protagonizan el momento educativo en particular, asumiendo que los conocimientos se renuevan constantemente de acuerdo a estos factores. 
 
Las tres concepciones del aprendizaje van siempre de la mano con elementos implícitos de tolerancia, respeto, aceptación y compañerismo, con el estudiante como foco principal del proceso educativo y el docente como mediador entre éste y los conocimientos que serán aprehendidos. Los lineamientos psicológicos permiten, en última instancia, establecer los cánones que demarcan un desarrollo óptimo para el establecimiento de una estructura pedagógica sólida y rentable para el futuro docente en su práctica profesional. 
 

Fig. 3. Ciclo radial de los lineamientos psicológicos estipulados por el Documento Base del Currículo UPEL

 


Estos tres lineamientos básicos, el legal, el filosófico y el psicológico, definen los márgenes curriculares dentro de los cuales se fermenta el perfil del egresado en la casa educativa de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Dentro de ésta, existe un perfil aún más específico, concerniente al futuro docente dentro del área de Lengua y Literatura, el cual será analizado a continuación.

Al realizar una sumersión entre las líneas del perfil en la página web de la Universiada Pedagógica Experimental Libertador (específicamente en la del núcle del Instituto Pedagógico de Maturín), puede notarse que en primer lugar, se indica que el docente de lengua y literatura debe “orientar el estudio de la Lengua y de la Literatura como objeto de conocimiento,  como objeto de enseñanza  y como objeto de uso y creatividad”. Por muy obvia que pueda resultar esta necesidad, su mención resulta indispensable. La cantidad de docentes de castellano que fracasan al intentar cumplir con el más básico de los objetivos es alarmante, y, aunque en la mayoría de las ocasiones la deficiencia radica solamente en ellos debido a la mediocridad imperante en el día de hoy en el ámbito profesional, en muchas ocasiones (cada vez más numerosas tras la implantación de la última transformación curricular) el problema surge de un proyecto mal planificado y mal redactado que exige a los docentes subsanar necesidades para las cuales no se hayan preparados, por lo que sus obligaciones primarias, tales como la anteriormente mencionada, se ven completamente opacadas hasta desaparecer.

El subsiguiente enunciado del perfil del egresado expresa que el docente debe “enfatizar una visión holística de las manifestaciones lingüísticas y literarias a fin de  reforzar la identidad regional, nacional y latinoamericana”. A pesar de la riqueza literaria tanto venezolana como latinoamericana, el docente promedio de castellano suele descartar obras de belleza incomparable tales como las de Salvador Garmendia y Luis Manuel Urbaneja (por mencionar algunos venezolanos), y José Hernandez y Octavio Paz (por mencionar escritores latinoamericanos en general), para limitarse a las sempiternas Doña Bárbara y Cien Años de Soledad, por ejemplo; obras de excelente e innegable valor literario, mas repetidas hasta el agotamiento y asumidas como suficientes para abarcar el abanico entero, muchísimo más extenso, ofrecido por el continente americano; es cuestión de mediocridad profesional el evitar ahondar aún más.

Aunado a lo anterior, existe actualmente una carencia e insuficiencia pedagógica inclusive a través de las obras de carácter universal; simplemente se está perdiendo la costumbre de la lectura literaria a nivel académico. La nueva transformación curricular parece pretender dejar a un lado la literatura de otras naciones y otros continentes, imprescindible para el desarrollo de un análisis literario, y aunque esto debería encontrar motivo en un mayor impulso de la literatura nacional, la deficiencia en la enseñanza de la literatura autóctona no se ha visto regenerada en lo absoluto, como habría sido razonable esperar.

El proceso educativo de los jóvenes venezolanos podría ciertamente nutrirse con el estudio de obras autóctonas que no sólo resalten las maravillas del país, sino que puedan exteriorizar el talento radiante del que son capaces todos y todas como oriundos de Venezuela, más allá de un nombre célebre o una tradición literaria desecada. Los venezolanos son capaces de alcanzar grandes cosas, y la mejor evidencia de ello puede ser hallada en su literatura, escudriñando a mayor profundidad que lo superficialmente acostumbrado.

Tras lo anterior, el perfil del egresado ofrece dos nuevos requerimientos: el docente debe “propiciar una reflexión crítica en torno a las metodologías específicas que puedan ser  aplicadas en la enseñanza y aprendizaje de la Lengua y la Literatura” y a la vez debe “seleccionar y utilizar estrategias, métodos, técnicas y recursos idóneos para la  enseñanza y aprendizaje de la Lengua y la Literatura”. De acuerdo a lo citado, el docente debe instruir a sus alumnos sobre los motivos de la existencia y selección de los diversos métodos elegidos para la enseñanza del área de formación, y además seleccionar las mejores estrategias y técnicas para facilitar y dinamizar el proceso de aprendizaje. Mientras los chicos sean conscientes de cada método y estrategia que se aplica al proceso educativo del cual están formando parte, y las técnicas y recursos seleccionados resulten compatibles con ellos, el dinamismo y afabilidad en el aula prosperarán en enorme medida.

Puede que algunos docentes de la actualidad eviten invertir el tiempo necesario para exponer de manera crítica la razón de ser de cada método y estrategia seleccionada, y del mismo modo eludan una selección a detalle de los mejores procesos posibles para desarrollar las actividades de su planificación, pero los motivos de esto se deben únicamente a razones personales tales como la desaplicación y la desgana. En su inmensa mayoría, los docentes instruidos en casas de estudio como la Universidad Pedagógica Experimental Libertador reciben suficientes muestras de la necesidad de mantener al tanto, desde una postura crítico-reflexiva, a sus estudiantes sobre la planificación que será aplicada durante cada lapso. También son concientizados hasta el cansancio sobre la necesidad de adecuar los métodos, estrategias y recursos del mejor modo posible a cada población estudiantil de manera dedicada, adaptada a los requerimientos de cada aula en particular.

Posteriormente, y bajo las líneas anteriores, el perfil precisa que, idóneamente, el docente egresado “utiliza estrategias para facilitar el análisis de las estructuras fonéticas, fonológicas,  morfológicas, sintácticas, léxicas, semánticas y pragmáticas del español” y “utiliza estrategias teórico/prácticas adecuadas para el desarrollo de competencias en  las áreas de docencia, investigación y extensión”. Sin aportar realmente una gran diferencia a las nociones expresadas en el párrafo anterior, se enfatiza la necesidad de que el profesor haga uso pertinente y eficaz de las estrategias tanto teóricas como prácticas en la enseñanza del castellano, y también en prácticas investigativas y de extensión, posiblemente interdisciplinarias.

Los siguientes requerimientos expuestos se encuentran precisamente ligados a las prácticas investigativas dentro del ambiente escolar. De acuerdo al perfil del egresado, el docente debe “investigar los fenómenos lingüísticos y literarios de interés para la especialidad y para el campo educativo” e “integrar la enseñanza de la Lengua y la Literatura a las innovaciones teóricas-prácticas que se produzcan a  través de investigaciones en estas áreas”. La importancia de la consolidación de un docente/investigador tiene un lugar prioritario en todo momento durante la formación universitaria de los mismos, y estos postulados lo confirman.

Aunque puede que no se realice de manera constante debido a motivos como la apatía y la falta de interés, el docente debe ahondar en su especialidad y en el campo pedagógico para extraer productos provechosos tanto para académicos y colegas docentes como para el estudiantado, y todas las innovaciones que resulten de cada una de las investigaciones realizadas deben tener como meta el perfeccionamiento de la enseñanza.

El perfil del egresado también incluye entre sus preceptos el que el docente debe “aplicar los principios lingüísticos en la enseñanza de la Lengua y de la Literatura”; es decir, se requiere cierto nivel de profundidad dentro de los conocimientos destinados a ser impartidos; no sólo basta con hacer atisbar dentro del aula de clases los principios básicos de la gramática y la ortografía, así como de los elementos literarios primarios, sino que resulta completamente necesario nutrir la enseñanza con nociones fonéticas, etimológicas y semánticas que se asienten dentro del proceso de enseñanza/aprendizaje y permitan desarrollar a largo plazo habilidades lingüísticas cognitivas más avanzadas en cada estudiante, sumamente útiles durante su vida universitaria y profesional. Al día de hoy pocos docentes alcanzan este nivel, y los nuevos procesos curriculares coaccionan (de manera totalmente perjudicial) a evitar la sobrecomplicación de las temáticas exploradas durante el momento educativo.

Además, el docente tiene la responsabilidad de “destacar la literatura como fuente de placer con valores éticos y estéticos” y “orientar el estudio de la literatura como sistema semiótico y como un producto cultural”. Si bien el primero de estos objetivos es cumplido con tanta cabalidad como es posible, puesto que se halla intrínsecamente ligado a los métodos y estrategias utilizados para la enseñanza literaria, el segundo de ellos, que presupone un enfoque mucho más profundo de la literatura, se encuentra casi tan abandonado como la reivindicación del arte escrito autóctono (tema tocado anteriormente). Efectivamente, las aproximaciones semióticas a la literatura dentro de la enseñanza en educación media general son tan poco comunes como inversamente necesarias para el desarrollo de un ciudadano con capacidad de discernimiento en un mundo construido y estructurado con base en el bombardeo simbólico que es parte de la cultura tanto tradicional como popular y moderna que lo envuelve.

Tras lo anterior, el perfil del egresado hace énfasis una vez más en la selección acertada de las estrategias, con el siguiente postulado: “[El docente de lengua y literatura] utiliza estrategias adecuadas para el desarrollo de habilidades y destrezas dirigidas a la producción y comprensión de textos”. En esta oportunidad, se realza la importancia de la producción y comprensión de textos para todo ser humano; ni qué hablar de la necesidad de una población capaz de producir y analizar textos tanto orales como escritos para el desarrollo de una nación con capacidades críticas, autocríticas y reflexivas. Este aspecto es reforzado por los últimos dos enunciados, los cuales indican que es imprescindible “contribuir en la formación de un lector independiente, crítico y creativo que también sea selector y promotor de diversos tipos de textos” y que se debe “afianzar los hábitos, las destrezas y las habilidades de la comunicación escrita tanto de carácter funcional como de valor estético”.

Un pueblo con capacidades críticas y analíticas, una población que reflexione sobre lo que lee y escribe, un venezolano y una venezolana con la habilidad para leer entre líneas y formular opiniones individuales y bien fundamentadas, y con la capacidad, sobre todas las cosas, de comunicar lo que siente, piensa y vive, es lo que se apunta a alcanzar con un perfil de egresado que propone enunciados como los recientemente expuestos; la sangre vital de la lengua y la literatura. Hoy en día gran parte de la población, docentes incluidos, tiene sus sentidos atentos ante toda fuente de información aprehensible, y mantener la mente abierta a la añorada crítica y autocrítica tan necesarias para construir la sociedad se ha transformado en una práctica común (si bien aún susceptible a manipulaciones). Por lo tanto, estos aspectos se han visto cumplidos dentro (y fuera) del aula de clases con mayor regularidad día tras día.

Como puede notarse, la mayoría de enunciados dentro del perfil profesional del egresado en lengua y literatura implican la necesidad vital de que se profundice no sólo dentro de la especialidad del área de formación, sino de que se extrapolen los conocimientos propios de la misma en búsqueda de principios éticos, referencias críticas, valores nacionalistas y elementos que permitan un desarrollo cognitivo más eficaz en los estudiantes. La comunidad no sólo venezolana sino mundial claramente puede y requiere beneficiarse de las ventajas aportadas por la literatura a través de la educación y la formación del ciudadano, del adulto del mañana.

¿Se cumple el perfil del egresado en la mayoría de los casos? Lamentablemente la respuesta es negativa, y barreras educativas como la representada por las últimas transformaciones curriculares sólo entorpecen y dificultan el procedimiento. No obstante, mientras se mantenga cierto nivel de calidad dentro de las instituciones universitarias, los futuros profesionales seguirán siendo formados e instruidos para mantener viva la llama de la antorcha de la lengua y la literatura. Y la conciencia sobre la responsabilidad que cargan sus hombros vivirá hasta salir a la luz una vez más.


REFERENCIAS

 

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, 5453, marzo 3, 2000.

 

Ley Orgánica de Educación (2009). Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, 5929 (Extraordinario), agosto 15, 2009.

 

Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Perfil Profesional del Docente en Lengua y Literatura. Disponible: http://www.ipm.upel.edu.ve/index.php/lenguayliteratura [Consulta: 2021, Mayo]

 

Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Vicerrectorado de Docencia (2006). Proyecto de Transformación y Modernización del Currículo para la Formación Docente de Pregrado en la UPEL. Informe que se presenta ante el Consejo Universitario. Caracas: Autor.

 

Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Vicerrectorado de Docencia (2011). Documento Base del Currículo de la UPEL. Caracas: Autor.


- Elohim Flores.
05/19
Editado: 05/21