Deja la sangre a un lado,
Con sus rubicundos despertares.
Deja que caigan los pilares
De este templo desolado.
Abandona para siempre los anzuelos
Que aguardan torvos en tu memoria;
Deja que las cabezas de tu historia
Rueden raudas por los suelos.
Deja a un lado la tormenta
Que oscurece tu vigía,
Deja que muera esa sombría
Pesadilla turbulenta.
Permite que tu efigie mortal
Se eleve expedita hacia el cielo
Y que tus principios y tu credo
Rindan culto a tu final.
Deja tus heridas atrás,
Deja el llanto y el sollozo,
Trepa fuera de ese pozo;
Escucha esto: vivirás.
- Elohim Flores.
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