En una era repleta de confusiones
concernientes a lo que puede y no puede ser considerado arte, aun más dentro
del mundo de la fotografía y sus múltiples usos y vertientes, la filosofía de
Arthur Danto arroja las suficientes luces como para generar un proceso de
reflexión que permite distinguir entre fotografías comunes, destinadas a la
inmortalización aficionada de recuerdos, fotografías nacidas de la práctica del
fotoperiodismo cuyo único móvil, cuando es realizada con superficialidad (el
mal que impera en la actualidad) es el de acompañar una pieza informativa con o
sin la veracidad suficiente para sustentarla, y verdaderas piezas artísticas
nacidas por y para la valoración humana.
El arte está ineludiblemente te
ligado a la humanidad que lo genera, y por lo tanto no puede existir de manera
independiente y aislada. De acuerdo a la teoría de Danto, existe siempre un
colectivo subyacente a cualquier pieza artística en particular, el cual sustrae
y aprehende un significado de la misma y la reconoce como una obra de arte. La
importancia del reconocimiento colectivo es determinada por la concepción de
Danto del objeto artístico; de acuerdo a Cascales, “[Danto] considera que el
objeto de arte siempre posee un carácter sensible y está situado en un momento
histórico del que no puede abstraerse para ser comprendido de manera adecuada”
(p. 209).
De esta manera, toda obra de arte
posee un valor intrínseco otorgado por el contexto histórico y social que la
rodea. Sin embargo, es inevitable que surjan dudas sobre el valor artístico de
obras como las de naturaleza fotográfica, debido a que son producidas a través
de un objeto inanimado y no mediante las manos humanas. Por si fuera poco, los
motivos que impulsan la actividad fotográfica pueden variar inmensamente y
obedecer en ocasiones a razones que distan tremendamente de la inspiración
artística.
No obstante, y tras un breve
análisis, el dilema se ve simplificado en el mismo instante en que se puede
advertir que la teoría desarrollada por Danto abarca indiscriminadamente a cualquier
obra que pretenda ser artística, sea cual sea su origen. Por lo tanto, siempre
y cuando el objeto en cuestión se encuentre impregnado por un significado que
pueda ser aprehendido por las personas que interactúan con él, adquirirá un
valor artístico. Por lo tanto, a pesar del hecho de que las fotografías son
producidas mecánicamente y no mediante el esfuerzo manual (esto es, a un nivel
artesanal), mientras se cumpla la condición de ser aceptadas y reconocidas como
piezas de arte por uno o más colectivos sociales tras un proceso de apreciación,
interpretación e internalización, pueden ser consideradas como obras artísticas
(de acuerdo a la visión de Danto), incluso a pesar de que esto pueda interferir
y/o discrepar con las diversas intencionalidades que hayan podido darlas a luz.
Después de todo lo dilucidado,
puede percibirse de manera muy clara la perspectiva de Danto relacionada a este
tema: para que una obra de fotografía sea considerada arte, debe ser
necesariamente reconocida como un objeto de valor artístico por el inconsciente
colectivo de la sociedad. Quizás sea éste el punto en el cual resulte necesario
que la obra artística, específicamente la fotografía, con sus mil usos tan potencialmente
destructivos como creativos, demuestre respeto a sí misma para que infunda un
respeto equivalente en los espectadores hacia ella, como verdadera obra de arte.
REFERENCIAS
Cascales, R. (2013). ¿Qué es el arte?, Arthur Danto. Anuario Filosófico 47, (p. 209). [Revista en línea]. Disponible: https://www.researchgate.net/publication/303882428_Que_es_el_arte_Arthur_Danto [Consulta: 2019, Junio].
- Elohim Flores.
06/19
No hay comentarios:
Publicar un comentario