El café es uno de
los productos más consumidos y traficados del mundo, sobrepasado únicamente por
el petróleo en términos de valor comercializado a nivel global, y ya sea por
razones meramente culinarias o por motivos pragmáticos, se trata innegablemente
de una bebida sumamente beneficiosa. Dejando a un lado sus elementos más
sobresalientes, tales como el sabor único y adictivo que lo caracteriza y su
capacidad para otorgar energía en momentos de fatiga, el café también posee
otras características generalmente pasadas por alto o dadas por sentado sin
profundizar demasiado en ellas; tal es el caso de sus grandes propiedades como
potenciador de todas las capacidades cognitivas.
Antes de ahondar
en lo mencionado previamente, es necesario acotar que, efectivamente, el café
ha adquirido fama histórica como una bebida que energiza a sus consumidores y
disipa momentáneamente los efectos del cansancio y el sueño. Sin embargo,
debido a su consumo reiterado, habitual, los beneficios y riesgos de una
sustancia como la cafeína se han debatido ampliamente a lo largo de los años. A
pesar de ello, frente a cualquier posible noción negativa, tanto su estado de
legalidad como su aceptación social lo han transformado en un aliado de quienes
necesitan un algo de energía adicional en su vida cotidiana. Afortunadamente,
los estudios científicos más recientes han demostrado que el café tiene más
propiedades positivas que las que originalmente se asumía que poseía.
De hecho, cada día
se confirman nuevas cualidades beneficiosas de la cafeína. Una de las
propiedades más importantes y recientemente estudiadas es, tal y como se ha
mencionado anteriormente, su influencia en las capacidades cognitivas. Como
afirman McLellan, Caldwell y Lieberman (2016), “El consenso científico respecto
a las funciones cognitivas básicas es que de 32 a 300 mg mejoran [sic] aspectos
fundamentales del rendimiento cognitivo, como la atención, la vigilancia y el
tiempo de reacción”. Así, esta mejora en las capacidades cognitivas de los
consumidores de cafeína está compuesta por otros pequeños beneficios que en
conjunto permiten una mayor claridad y velocidad mental. Entre las ya mencionadas,
la ventaja más conocida de la cafeína es su impresionante capacidad para
contrarrestar tanto los efectos del letargo como los del sueño y, por lo tanto,
la sensación de torpeza y lentitud que éstos conllevan en el individuo que la consume.
Las investigaciones
científicas han demostrado que dosis equivalentes a una taza de 100 mg son
capaces de retrasar el tiempo de sueño, y cantidades mayores a ella mejoran
notablemente el estado de alerta diurno. Adicionalmente, la cafeína disminuye
el tiempo de reacción sensorial y aumenta la capacidad de vigilancia cuando ésta
se reduce por efectos de la somnolencia (McLellan et al., 2016). Estos efectos
se explican a nivel bioquímico, ya que la cafeína contrarresta directamente la
adenosina, el neurotransmisor responsable de ralentizar la actividad cerebral.
Por lo tanto, la cancelación de estas funciones neuronales se convierte en un
aumento de los picos de alerta y reacción en el consumidor. A causa de esto, el
café ha sido recomendado incluso dentro de los programas militares para aliviar
el agotamiento producido por la privación del sueño. Dicho esto, es necesario
señalar que ningún fármaco puede sustituir por completo los beneficios del
sueño natural.
Dado que ciertos
niveles de alerta y velocidad mental son necesarios para realizar cualquier
tarea que requiera de un mínimo de habilidades cognitivas, es imposible no alcanzar
la conclusión lógica de que la cafeína mejora la cognición misma del consumidor,
al influir en estas características menores. Además, las investigaciones
también han demostrado que los supuestos efectos adversos de la cafeína sobre
la memoria y sobre las capacidades cognitivas a largo plazo son, de hecho,
nulos, en contraposición directa a lo que se suponía al respecto de manera generalizada.
De hecho, según
Zhou et al. (2018), "No hubo evidencia de ningún efecto adverso, contrario
a algunos estudios observacionales previos, y por lo tanto parece seguro
consumir café al menos con respecto a la preservación de la función de la
memoria". Por lo tanto, los beneficios de una cantidad mensurada de
cafeína en el cuerpo humano son completamente ventajosos, aún más frente a las
desventajas infundadas por la opinión popular. Además, los niveles de abuso de
la cafeína son muy bajos, por lo que la moderación de su consumo es fácil de
practicar y las posibilidades de llegar a límites nocivos (cantidades
superiores a los 400 mg al día) son casi inexistentes.
La cafeína es,
finalmente, una sustancia que ofrece una enorme cantidad de beneficios siempre
que se ingiera con mensurabilidad, y estudios recientes han demostrado que sus
efectos psicológicos son mucho más positivos que lo que tradicionalmente se
pensaba, mejorando las habilidades cognitivas y mnémicas al acelerar los
procesos neuronales dentro de nuestro cerebro, con la certeza científica de que
no habrá efectos letales ni realmente nocivos irreversibles, ni a corto ni a
largo plazo.
REFERENCIAS
McLellan, T., Caldwell, J., Lieberman, H. (2016).
A review of caffeine’s effects on cognitive, physical and occupational
performance. Disponible: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0149763416300690#! [Consulta:
2019, Junio].
Zhou, A., Taylor, A. E., Karhunen, V., Zhan, Y.,
Rovio, S. P., Lahti, J., … Sjögren, P. (2018). Artículo
| ABIERTO
| Publicado:
14 May 2018.
Habitual coffee consumption and cognitive function: a Mendelian randomization
meta-analysis in up to 415,530 participants. Disponible:
https://www.nature.com/articles/s41598-018-25919-2 [Consulta: 2019, Junio].
- Elohim Flores.
06/19
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