Reposo
A orillas de la acera.
La espera
Lacera
El lastimoso
Despojo
En que se torna
Con sorna
Mi mente.
El enojo
Me imbuye,
Y lentamente
Rehúye
La calma
De mi alma.
Se arremolinan
Personas
Salidas de la nada
Espinada
Que envuelve mi tempestad,
Mientras afinan
Y entonan
Su locuacidad
Matutina.
Un invidente
Habla
Sobre las costumbres
De la gente.
Un joven sonriente
Pide lumbre
Y entabla
Larga charla;
Es un optimista
Empedernido.
¿Me engaña la vista?
Llegan más, y sigo
Sin saber
De dónde han salido.
Digo,
De algún lugar ha de ser.
Un vendedor
Emprendedor
Hace acto de presencia;
La audiencia
De mi obra
De tragedia
(Que zozobra
En la parodia
Del azar)
Se acrecienta
Y me deja a merced
De esta sed
Que sin piedad
Exige soledad
Y se incrementa
Sin cesar.
La muchedumbre
Atestigua
Mi descenso
De la cumbre
Ambigua
De este denso
Dolor,
Y del estertor
Que mi viejo corazón
Alado
Y viajero
Ha exhalado
Por su eterna
Maldición
De ser un ser pasajero.
- Elohim Flores.

Espero poder ampliar este poema dentro de poco.
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