miércoles, 3 de febrero de 2016

Humo y Vino- Cuando los Días Llueven





            Hay días que se caen a pedazos, y llueven, como monzones. Y te empapan de condena. Días en los que el firmamento se desprende, fragmento a fragmento, y las horas tienen el peso de un lastre vacío. Y entonces las nubes grises se despejan y asoma el sol, pero sus rayos son lívidos y su calor pálido, blanquecino. Y caminas pero la meta no existe. Y respiras, pero el aire es ácido y corrosivo. Y paseas por las veredas de la vida pensando en el nunca y el jamás, y bajas la mirada aún cuando tu espíritu, agraviado, te ordena que la levantes. Y tus piernas se mueven por inercia, y el desprecio te carcome el alma. Y tu mente vuela como una cometa llena de agujeros. Y a cada huella que dejas en la senda un suspiro te abandona. Y la expresión de tus pupilas suplica un “basta”. Y la comisura de tus labios dibuja una sonrisa inversa. Y deseas con todo tu corazón poder abandonar la cáscara que te ata al mundo, pero comprendes con inmediatez que tu dignidad aún te prohíbe zarpar del puerto fantasma en el que has atracado. Y entonces, sólo dejas que tus pies anden, sin andar, y que tus ojos vean, sin mirar. Y prestas oídos sordos a los murmullos que te envuelven. Y desandas el camino andado, con la mirada gris del cielo nublado en tu semblante, y la humedad fúnebre de la lluvia calando tu voluntad.

            Hay días que se caen a pedazos, y caminas sin llegar.

            ... Cómo odio esos días.

- Elohim Flores.
[Fragmento de "Humo y Vino"]

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