domingo, 19 de mayo de 2024

Dona Beatriz Kimpa Vita: Cuando la Idea Germina

Los últimos años del siglo XVII atestiguaron el surgimiento de una de las personalidades femeninas más interesantes en la historia de África y del mundo entero: Dona Beatriz Kimpa Vita.

De cuna noble, diferentes situaciones en su vida la condujeron a convertirse en una profetiza y en la más grande líder religiosa de su país. Determinada a crear un catolicismo de, por y para el Congo, participó indirectamente en un movimiento político que se opuso a la esclavitud y a la guerra civil, y el impacto de sus acciones fue mucho más significativo y alcanzó más altas repercusiones de lo que pudiera pensarse inicialmente.

Nacida durante la Guerra civil ya mencionada, Beatriz creció en una atmósfera de hostilidad caracterizada por una lucha constante entre dos contendientes por la monarquía del Congo: Pedro IV del Congo y João II de Lemba. En adición a los problemas internos, hubo una constante influencia europea, tanto comercial como religiosa, que sólo consiguió empeorar la tensión en el ambiente. De acuerdo con Elnaiem, los europeos no sólo instauran y promovieron la práctica de la esclavitud de manera activa, sino que también proporcionaron armas a los ejércitos opuestos, comercializando con ambos a la par.

Beatriz fue criada bajo las enseñanzas de la religión nganga, pero pronto se convirtió al catolicismo a través de su contacto con Appolonia Mafutam, una profetiza católica que tenía un grupo de seguidores exhaustos por la constante guerra civil; conflicto que consideraban como un castigo de Dios. Pronto Beatriz se enfocó en la espiritualidad y comenzó a predicar con el apoyo de Appolonia y de sus seguidores. Beatriz comenzó a tener visiones con San Antonio de Padua, y alcanzó el punto de afirmar que su alma original había sido reemplazada por la de San Antonio de Padua.

Entre otras enseñanzas, Beatriz dijo que debería haber santos negros, y que Jesús de Nazareth, San Antonio y otras figuras habían nacido en el Congo, reivindicando la posibilidad de que los negros, quienes eran considerados incluso seres sin alma por la visión europea, podían alcanzar el reino de los cielos, en oposición, efectivamente, de lo promovido por los sacerdotes europeos.

La ideología de Beatriz se basaba en el hecho de que Jesús estaba enojado por la guerra civil que desgarraba el Congo, así que era necesario establecer un único rey. Para unificar ambos bandos, tomó la decisión de fundar un catolicismo propio del Congo, y de llevar su mensaje a ambos lados del espectro político. A pesar de ser rechazada y expulsada de diversos sitios, sus numerosos seguidores se las arreglaron para asentarse y poblar la ciudad hasta entonces deshabitada de São Salvador.

Eventualmente, el movimiento impulsado por Beatriz fue visto como una amenaza por los sacerdotes católicos, y por el mercado europeo que se beneficiaba con la comercialización bélica en el conflicto entre los dos bandos opuestos. En adición a eso, un gran número de congoleses de cuna noble se unieron a sus seguidores, incluyendo pero no limitándose a uno de los comandantes del ejército de Pedro IV, y a su propia esposa.

Por si fuera poco, de acuerdo con John Thornton, el deseo de Beatriz por terminar la guerra civil implicó de manera ineludible un esfuerzo por terminar con la esclavitud, y aunque sus medios para alcanzar dicho objetivo eran religiosos, sus esfuerzos se habían transformado finalmente en un movimiento social que encarnó un verdadero peligro para el status quo establecido por la monarquía. Beatriz se había transformado a todas luces en una piedra dentro del zapato de la clase dominante, y todas estas circunstancias, tanto religiosas como sociales, culminaron con la orden de captura y subsecuente ejecución de Beatriz Kimpa Vita, bajo cargos de herejía. Beatriz fue quemada a los 22 años de edad, y su solicitud por ser bautizada antes de su muerte y de arrepentirse de sus pecados, denegada por la siempre característica magnanimidad del clero.

Después de la ejecución de Beatriz, Pedro IV ordenó la captura de sus seguidores, quienes continuaban refugiados en São Salvador. John Thornton presume que “dado el tamaño de los ejércitos en estos encuentros, y de la probable tasa de esclavitud, sin embargo, es seguro decir que probablemente hubo más de 5.000 personas capturadas”. La mayoría de estos esclavos terminarían siendo enviados a las colonias francesas en América, y junto a ellos viajaría la idea rebelde de la autonomía, la dignidad y la libertad de los pueblos negros. Precisamente respecto a este punto en particular, dos movimientos específicos pueden encontrar sus raíces en la ideología y la campaña emancipadora emprendida por Beatriz. El primero es el de la Rebelión de Stono, en Carolina del Sur, EE.UU., y el segundo es el de la Revolución Haitiana.

Concerniente a la primera de las dos rebeliones mencionadas, Thornton menciona que “Un grupo de veinte esclavos, en su mayoría congoleses […] procedieron al puente Stono y [capturaron] un almacén en Hutchinson, para capturar armas y pólvora”. Efectivamente, la mayoría había participado en las guerras de Mbamba Luvota cinco años antes. Mbamba Luvota había sido el último refugio de los antonianos tras la victoria de Pedro IV, y algunos de los rebeldes más viejos quizás estuvieron presentes incluso durante el apogeo del antonianismo en el Congo. De hecho, la principal voz de guerra durante la rebelión de Stono era “Lukangu”, que en lengua kikongo significa “Libertad”; lo interesante de este hecho radica en que la raíz de la palabra lukangu es el verbo kanga, el cual significaba también “salvación” para lo congoleses cristianos. El uso y la alteración semántica constante de este verbo era característico dentro del movimiento antoniano.

En cuanto al caso de Haití, Elnaiem explica que “cuando la revolución de esclavos estalló en Haití, los congoleses se organizaron para la guerra… Las bases de la revuelta eran cristianos curtidos en batalla, a menudo antiguos participantes de las guerras civiles en el Congo”. Además, las evidencias lingüísticas también subyacen a este evento, puesto que el famoso canto de liberación de las fuerzas revolucionarias haitianas emplea en reiteradas ocasiones el verbo kanga bajo sus acepciones antonianas congolesas.

En ambos eventos mencionados, las experiencias de los congoleses después de haber atravesado la guerra civil, el catolicismo de Beatriz y la esclavitud, emergieron a la luz con la fuerza de una revolución, rastreando sus orígenes hasta el São Salvador de 1706.

En vistas de lo anterior, puede afirmarse con total certeza que el movimiento de la Dona fue exitoso a pesar de los esfuerzos monárquicos por reprimirlo. La semilla de la lucha contra la avaricia había sido sembrada. La codicia que dio luz a la Guerra y la esclavitud sería rechazada a través de las enseñanzas que permanecían en la memoria de los hombres, a pesar de la erradicación del movimiento de la valiente mujer y del sesgo de su propia vida. La muerte de Beatriz no pudo remover las ideas indelebles de la autonomía, de la identidad racial, de los derechos equitativos, y de la libertad.

Como puede verse, la agitada y cautivadora vida de Dona Beatriz Kimpa Vita marcó un hito en la historia del Congo, y sus acciones tuvieron repercusiones de un peso impresionantemente impactante. Aunque su lucha fue cercenada prematuramente, su pensamiento trascendió el tiempo y el espacio, y los movimientos revolucionarios de Stono y de Haití son la mejor prueba de ello. Beatriz simboliza, al final, la habilidad de los seres humanos para mantener firmes sus convicciones; para erguirse y defender lo correcto y luchar por lo que creen que es justo para sí mismos y para sus pares, por la dignidad de sus ancestros y el bienestar de sus descendientes.

No existe mejor manera de culminar estas ideas que con una excelente síntesis que hace Thornton sobre la obra de Beatriz:

 

Dona Beatriz había tratado de poner fin a las guerras que alimentaban el comercio de humanos atacando a los kindoki [personas codiciosas que no se detienen por nada para conseguir lo que buscan], la codicia implacable que lo alimentaba. La codicia por los bienes, la codicia por gobernar, la codicia por mandar: todo esto había conducido a las motivaciones de quienes provocaron las guerras, encabezaron las bandas de bandidos, se llevaron a los prisioneros, capitanearon los barcos, supervisaron o fueron propietarios de las plantaciones. Muchos eran cristianos, algunos eran buenos cristianos, pero como había enseñado Dona Beatriz en la Salve Antoniana: "La oración no sirve para nada, es la intención lo que Dios toma en cuenta". (p. 214).

 

REFERENCIAS

 

Elnaiem, Mohammed. “Did Kongolese Catholicism Lead to Slave Revolutions?,” JSTOR, Febrero 6, 2019. https://daily.jstor.org/did-kongolese-catholicism-lead-to-slave-revolutions

Thornton, John. “The Kongolese Saint Anthony: Dona Beatriz Kimpa Vita and the Antonian Movement, 1684-1706”, New York: Cambridge University Press, 1998.


- Elohim Flores.
02/19

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