Noche
de negras sombras y de ardientes
Relámpagos
fugaces;
Noche
de eternos goces y de eternas
Tinieblas
insondables;
Noche
en que sueña el alma enamorada
Fantásticas
imágenes;
Esos
tus ojos son, tus negros ojos,
¡Tan
bellos como grandes!...
¡Sol
que de lumbre los espacios llenas!
Eternas
luminarias
Que
tachonáis la bóveda cerúlea
De
vívidos diamantes!
¡Luz
de los cielos! ¡Brillos del Oriente!
¡Auroras
boreales!
¡Fosforescencias
de la mar profunda!
¡Llama
de los volcanes!
¡Pasad!
¡Morid! Desapareced por siempre,
Y
de sus ojos grandes
Quede
sola, rigiendo al Universo,
La
noche impenetrable!...
Y
yo envuelto en su sombra, el más dichoso
De
todos los mortales,
Me
dormiré tranquilo en el sepulcro
Soñando
con los ángeles!
- Juan Antonio Pérez-Bonalde.
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