¡Yo feliz!... ¡Yo en la aurora!... ¡Yo adorado!...
¡Oh! ¡Qué dulce mentira!... ¡Nadie sabe
Que en este triste corazón no cabe
El tesoro de amor, sino soñado!
¡Soñar! ¡Siempre soñar! Y luego... luego
¡A la triste verdad abrir los ojos!..
Soñar con el placer, y hallar enojos,
¡Soñar la luz, y despertarse ciego!
¡Yo dichoso y amado!... Si pudiera
Alguien bajar al fondo de mi alma,
Al verla aislada, sin amor, sin calma,
¡Perdida la ilusión, retrocediera!
¡Ah! Tú no lo comprendes... no imaginas
En tu risueña juventud de lirio,
Que es para el alma roedor martirio
Rosas sembrar y recoger espinas:
¡Mas ay! ¡Tal vez un día infortunado
Sabrás, mi dulce bien, cuánto te he amado!...
Sabrás entonces lo que nadie sabe:
¡Que en este triste corazón no cabe
El tesoro de amor, sino soñado!
- Juan Antonio Pérez-Bonalde
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