Ni el cuerpo ni la cara, ni siquiera los ojos, son siempre el espejo del alma, muy a menudo no lo son. De hecho, muchas veces los ojos son el espejo del engaño, sobre todo en la seducción.
Muy acertada su reflexión :)
Ni el cuerpo ni la cara, ni siquiera los ojos, son siempre el espejo del alma, muy a menudo no lo son. De hecho, muchas veces los ojos son el espejo del engaño, sobre todo en la seducción.
ResponderEliminarMuy acertada su reflexión :)
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