jueves, 20 de abril de 2017

La Melancolía en "La Máscara de la Muerte Roja", de Edgar Allan Poe [Ensayo]


            La melancolía es un estado anímico que presenta la despiadada particularidad de empapar, sin ninguna distinción, a cualquier persona en cualquier momento determinado, sin aviso previo alguno. De manera inesperada asalta de igual modo al hombre inmerso en la meditación existencial, a la mujer prendada por la hermosura del paisaje que contempla, y al niño que recuerda sus últimas vacaciones. El volátil pero acentuado sentimiento de tristeza, vástago de la melancolía, adopta incluso la capacidad de emerger en un corazón rebosante de alegría, pues aún por contraposición a la felicidad experimentada es engendrado el pensamiento de su naturaleza temporal, dando espacio a la melancolía para surcar los cielos mentales cual estrella fugaz en el firmamento nocturno… esto es, cual estrella moribunda.

Si la melancolía posee la capacidad de originarse incluso en el núcleo mismo de la alegría, no es de extrañar su presencia explícita en los trabajos de Edgar Allan Poe, autor reconocido no precisamente por su jovialidad sino, al contrario, por el predominante matiz oscuro en sus creaciones. La melancolía representa el dolor despiadado de la pérdida, y el temor ante la previsible, inevitable y continua reiteración de la misma en el transcurso del tiempo; es por tanto evidente que pocos escritores la conocen de tan primera mano como Poe. Con una vida tormentosa y una mente acechada por los fantasmas de la aflicción, los trabajos de Poe encarnan a la perfección, cada uno en su modo particular, un fiel y vívido retrato de la melancolía.

“La máscara de la muerte roja” es un relato cuyas descripciones gustan de jugar despiadadamente con las fronteras de lo demencial. Ambientado en un exuberante y estrambótico palacio que hace a un mismo tiempo las veces de refugio contra la peste, prisión para los desdichados cuya única opción es la de recluirse en él, y delirante salón de baile para el príncipe y los sirvientes que protagonizan la narración, el cuento se dedica a describir el derroche y la vanagloria de la humanidad misma; petulancia que se ve interrumpida por la sorpresiva visita de la muerte encarnada en persona. No obstante, bajo los predominantes temas de la vanidad y la locura humanas, y el inevitable cese de la vida frente a la visita siempre segura de la parca, subyace con opaco brillo la imperecedera presencia de la melancolía.

Es el temor a la extinción de la vida lo que provoca que el príncipe y su séquito se confinen en el castillo; su encierro como solución al peligro que amenaza con arrancarlos del bienestar acostumbrado y la entrega desmedida a los placeres mundanos no son más que resoluciones que apuntan a la quizás fútil erradicación del dolor, y aunque el dolor no representa por sí mismo a la melancolía, la preocupación que deviene de su atisbo en el horizonte y la marca de la huella que deja su tránsito a través del alma la personifican enteramente. La certeza de que las medidas tomadas sólo logran retrasar lo inevitable acarrea consigo una tristeza y una aflicción de tales magnitudes, que los esfuerzos por disfrutar de la calma antes de la tormenta son completamente vanos.

El aislamiento es característica esencial de un espíritu ahogado por la melancolía, y la soledad, paraje inevitable para quien ha sido inundado por el exasperante sentimiento que la acompaña. El grupo de nobles oculto en el castillo se aísla de un mundo tóxico, y vive bajo la lacerante incertidumbre de un futuro condenado a la perdición. La lectura transmite de tal manera una amalgama de desasosiego y perturbación, que resulta prácticamente imposible no culminarla realizando una inmersión en los brazos de la melancolía, tras comprender que todos los esfuerzos por escapar de la mano maldita del destino, sean cuales sean, resultarán siempre vacuos, completamente impotentes ante el yugo de lo indefectible.

Aristóteles explicaba que la melancolía era producto de la acumulación excesiva de una llamada bilis negra en el interior del cuerpo humano (etimológicamente es tal, de hecho, el significado de la palabra “melancolía”; μελασ = negro, χολησ = bilis), y en “La máscara de la muerte roja”, si bien la muerte se encontraba entintada de rojo, nada había más oscuro que la habitación dentro de la cual la segadora comete el genocidio; nada más melancólico que el salón de terciopelo negro.

- Elohim Flores. 
03/17

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