Aquí a orillas de la playa, mudo y contento del mar,
Sin nada ya que
me atraiga ni nada que desear,
Crearé un sueño,
tendré mi día, cerraré la vida,
Y nunca tendré
agonía, porque me dormiré en seguida.
La vida es como
una sombra que pasa sobre un río
O como unos
pasos en la alfombra de un cuarto vacío;
El amor es un
sueño que llega para el poco ser que se es;
La gloria
concede y niega; no tiene verdades la fe.
Por eso de la
playa callada y sola en la orilla morena,
Se me hace
pequeña el alma, libre de dolor y pena;
Sueño sin casi
ya ser, pierdo sin haber tenido,
Y comencé a
morir mucho antes de haber vivido.
Denme sólo una
brisa que pase aquí donde yazgo,
Salvo la brisa
en el rostro nada quiero del acaso;
Denme un vago
amor de lo que nunca tendré,
No quiero gozo
ni dolor, no quiero vida ni ley.
Solo, en el
silencio cercado por el sonido brusco del mar,
Quiero dormir
sosegado, sin nada que desear,
Dormir apartado
de un ser que nunca fue suyo quiero,
Tocado por el
aire sin fragancia de la brisa de cualquier cielo.
- Fernando Pessoa.
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