Soñé que un paraíso era la vida,
Donde entre rosas y fragante acacia,
Sonreían al hombre en su desgracia,
El amor, la amistad, la fe querida...
Donde entre rosas y fragante acacia,
Sonreían al hombre en su desgracia,
El amor, la amistad, la fe querida...
Soñé que la maldad era abatida
Y el bueno coronado por la gracia;
Soñé que era la sola aristocracia
La inteligencia a la virtud unida.
Y el bueno coronado por la gracia;
Soñé que era la sola aristocracia
La inteligencia a la virtud unida.
¡Mas, ay! que por mi mal despierto luego,
Y sólo encuentro en mi redor abrojos,
¡Y la amarga verdad del mundo ciego!
¡Señor! Si sólo en sueños es verdadera
La dicha, vuelve a adormecer mis ojos
Y déjame soñar hasta que muera.
- Juan Antonio Pérez-Bonalde.
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