La moneda de
níquel y ensueños fue engullida por las tinieblas tras haber sido arrojada por
aquel hombre cabizbajo. La pequeña pieza metálica giró como una hélice en
miniatura antes de desaparecer en el abismo.
El deseo que
había encontrado salida tras toda una vida ahogada en desilusiones fue tan
sencillo como paradójico. Deseó que los deseos pudieran hacerse realidad.
Permaneció al
borde del pozo, atento a la reluciente y parpadeante circunferencia que
desaparecía. Ni un leve tintineo, ni aún el más mínimo chapoteo atravesó la
soledad del vacío que se abría paso hasta la superficie. En su lugar, un minúsculo
y ahogado quejido escapó de la garganta de la fuente.
La estupefacción
del individuo se tornó pronto en intriga. Hasta donde sabía, los pozos no
emitían gemidos al devorar monedas e ilusiones. Se inclinó y asomó su mirada al
interior de las fauces de aquella máquina de cumplir sueños. Decidido a saciar
su curiosidad, se sujetó a la cuerda que bajaba hasta las entrañas de aquella
estructura, y descendió con lentitud, apoyándose entre las pedregosas y
estrechas paredes, internándose lentamente en las tinieblas. Ningún otro en su
sano juicio se habría aventurado a realizar tan descabellada hazaña, pero el
pobre hombre no tenía ya nada que perder; nada más que su último deseo. Y
estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para salvaguardarlo.
No demoró
demasiado en alcanzar el fondo húmedo del enclaustrado lugar. La boca del pozo
se elevaba en las alturas, radiante y minúscula, como una estrella suspendida
en un mar de oscuridad. Como apenas alcanzaba a ver sus propias manos, se
inclinó y dispúsose a tantear la blanda tierra que alfombraba aquel estrecho
sitio, en busca de su moneda; en busca de su deseo.
Recorrió de una
orilla a la otra el grumoso fondo de la fuente con las yemas de sus dedos. Nada
encontró.
“¿Cómo pueden
cumplirse los deseos, si las monedas jamás alcanzan su destino?” caviló para
sus adentros con total perplejidad. El momento de reflexión se vio
interrumpido repentinamente por un ligero golpecito sobre su cabeza. La súbita impresión lo empujó a exhalar un exiguo alarido de sorpresa que se elevó con
presura.
Se trataba,
sin duda, de algún pequeño escombro desmoronado desde la cima del agujero. ¿Era
acaso ésta la señal de que el viejo túnel vertical comenzaría a derrumbarse
sobre sus sienes? El sujeto se apresuró a asir la cuerda que lo había
transportado al fondo de aquella fosa con la intención de escapar del lugar,
pero sus acciones se vieron interrumpidas por el desconcierto una vez más. En
las alturas, una silueta había eclipsado la poca luz solar que lograba
filtrarse a través de la distante entrada.
El hombre del exterior buscaba su moneda. Permaneció al borde del pozo, atento a la reluciente y parpadeante circunferencia que había desaparecido. Ni un leve tintineo, ni aún el más mínimo chapoteo atravesó la soledad del vacío que se abría paso hasta la superficie. En su lugar, un minúsculo y ahogado quejido había escapado de la garganta de la fuente.
El hombre del exterior buscaba su moneda. Permaneció al borde del pozo, atento a la reluciente y parpadeante circunferencia que había desaparecido. Ni un leve tintineo, ni aún el más mínimo chapoteo atravesó la soledad del vacío que se abría paso hasta la superficie. En su lugar, un minúsculo y ahogado quejido había escapado de la garganta de la fuente.
La estupefacción
de aquel individuo se tornó pronto en intriga. Hasta donde sabía, los pozos no
emitían gemidos al devorar monedas e ilusiones. Decidido a saciar su curiosidad,
se sujetó a la cuerda que bajaba hasta las entrañas de aquella estructura, y
descendió con lentitud, apoyándose entre las pedregosas y estrechas paredes,
internándose lentamente en las tinieblas. Ningún otro en su sano juicio se
habría aventurado a realizar tan descabellada hazaña, pero el pobre hombre no
tenía ya nada que perder; nada más que su último deseo.
Y estaba
dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias para salvaguardarlo.
- Elohim Flores.
Primera parte del relato:
ResponderEliminarhttps://lluvia-de-peces.blogspot.com/2017/02/deseo.html
Jajajajaja! Montón de sensaciones encontradas, y desconcertantes a la vez.Wao, ¡simplemente alucinante!
ResponderEliminar(Es la segunda vez que me sumerjo en las profundidades de un pozo)