Transito yo un
camino
Con un pesado e
incierto andar
Cuando aparece,
repentino,
Un frío túnel
monumental.
Entro en él, y
escucho,
Escucho pasos
que van.
Afino mi oído, y
oigo,
Oigo un eco a la
distancia;
Un sonido en
disonancia
Que alcanza mi
cabeza
Como un lúgubre
y tenebroso
Concierto en
lontananza.
—Es un coro —me
explico—,
Es un coro
angelical,
O al menos puedo
oír
Cierto tono
celestial,
Pues ha calmado,
ha sanado
Mi mente y mi
conciencia,
A las que tanto
ha sumido mi odio
En la triste
decadencia.
—¡Es el eco! —atino—,
Es el eco que
repite,
Que con un
sonido grave
Te refleja tal
cual eres
Cual espejo
cristalino.
Y exclamé, con voz
firme:
—Es la hora,
debo irme
Al exilio del
jamás,
Al exterior, a
la paz
Que allá afuera
ha de estar.
Y respondió el
bronco eco
Con lúgubre voz
de cristal:
—Sí, allá está.
- Elohim Flores.
2009 o 2010
Editado: 12/18, 11/19
Como dato curioso, éste se trata del primer poema que escribí, a la edad de 14 o 15 años aproximadamente :)
ResponderEliminarComo un dato curioso más, este poema fue fuertemente influenciado por el célebre Poema del Niágara del maestro Juan Antonio Pérez Bonalde.
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