domingo, 16 de diciembre de 2018

Sola


Sola. Completamente sola. En su soledad, aguardó. El tiempo jamás le tendió la mano. Las blancas e impolutas paredes de la estrecha habitación que la aislaba del mundo exterior se cernían sobre ella como una marea de silencio atronador hasta ahogarla.
Sola. Decidió escapar de su encierro. Atravesó la puerta abierta que impedía voraginosa su salida. Libertad tenía, pero le sobraba soledad. Soledad abrumadora. Y en la bruma, se perdía.
La arena era blanca como la nieve. El mar, colosal. Alcanzó la costa en soledad, sola, sólo para encontrarse con una soledad mucho mayor; la ausencia del vacío que la rodeaba abarcaba una amplitud mucho más apabullante. Sola, entre el rugido de las olas.
La soledad se hacía más evidente cuanto más espacio desierto arropaba su mirada.
Cerró sus ojos. Ya no estaba sola. Sólo era ella.
Frente a las olas.
Tan sólo ella, sola.

- Elohim Flores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario