Báñase en luz la
celestial esfera,
rompe el hielo
la fuente cristalina,
corónase de
palmas la colina
y de recientes
flores la pradera;
tras el martirio
y tras la muerte fiera,
el Justo de los
Justos se encamina
desde el
sepulcro á la región divina
donde su padre
celestial le espera.
¡Resurrección!
¡Resurrección! del campo
la proclaman los
cármenes risueños,
del sol
primaveral el regio lampo
y de la mar azul
la augusta calma…
¡Cristo de mi
esperanza y de mis sueños,
¿por qué no
resucitas en mi alma?!
- Juan Antonio Pérez Bonalde.
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