En el principio
Todo era confusión
En mi corazón,
Y plantado en las tierras
De mi alma
Lloraba hacia el cielo
De mi mente…
Pero se hizo la luz
De tu mirada,
Y separó el destello
De tus ojos
De las tinieblas
De los míos.
Tu luz se llamó día
E iluminó mis noches,
Y mis lágrimas se convertían
En cristales de color.
Fue el día Primero.
Las aguas vertiginosas
Del firmamento;
La lluvia inclemente
De mi destino
Se entremezclaba con las gemas
Que recorrían mis mejillas,
Y amenazantes se tornaban algunas
En gotas salinas de llanto,
Y amenazantes deseaban sustituir
Mi llanto.
Pero separaste la tormenta de las nubes
De la tempestad de mi encierro,
Y te llamaste Cielo,
Y junto a ti la lluvia sonaba
Como el mágico sueño
Del firmamento.
Fue el día Segundo.
Y la sangre de mis labios
Que en cascada descendía
Cesó su peregrinaje
Por aquellos devastados parajes,
Y aquella tierra desolada
Conoció la humedad que da vida
Con tu boca y sus mares.
Y en cada lánguida herida
Plantaste mil semillas,
Y embebidas con mi carne
Florecieron mil orquídeas
Rubicundas
Como el beso
De aquel día.
Fue el día Tercero.
El sol de tu sonrisa,
La luna de tu partida,
El sol de tus abrazos,
La luna de tus retinas,
El sol de mil amores,
La luna de mil caricias
Trajeron a mi universo
Día y noche,
Luz
Y versos.
Fue el día Cuarto.
Los peces de tus arroyos
Poblaron de colores arabescos
Tus playas submarinas.
Las aves de mis corrientes
De aire celestes
Revolotearon, jugueteando con mis deseos.
Y tus peces dorados
Y mis ninfas silvestres
Crecieron, y se reprodujeron.
Y tu océano y mi cielo
Se unieron
En un azul intenso,
Indivisible,
En un azul que fue más que azul;
En un azul que fue luz:
En un radiante aluz.
Y en ocasiones
Mis peces voladores
Y tus martines pescadores
Intercambiaban posiciones.
Fue el día Quinto.
Y una infinidad de criaturas poblaron
Nuestros sueños,
Y todas juntas pulularon
Sobre nuestros secretos.
Y bajo tu decreto
Se multiplicaron
Las semillas de nuestra ilusión,
Las frutas de nuestra pasión,
Y las flores
Multicolores
Que anunciaron la unión
De los dos.
Y mi jaguar
Y tu lobo glacial
Escalaron juntos el Kilimanjaro
Para jamás regresar.
Y nací,
Y naciste,
Libres para amar.
Fue el día Sexto.
Y tu creación
Sobre el lienzo
De nuestra atracción
Encontró la perfección
En su inconclusión.
Y el Señor descansó.
Fue el día Primero
De nuestro amor.
- Elohim Flores.
07/20
Segunda parte del poema:
ResponderEliminarhttps://lluvia-de-peces.blogspot.com/2020/12/2221-zafiros.html