¡Vedle! allí está… la paz de la conciencia
brilla en su frente—Su mirada pura
es un drama de llanto y de tristura,
una historia de amor y de inocencia.
¡Vedle en la cruz!... La humana inteligencia
no alcanza a comprender tanta amargura…
¡Silencio! el labio mueve… ya murmura
de sus verdugos la fatal sentencia:
—“Perdónalos, perdónalos, exclama,
no saben lo que hacen, Padre mío…”
¡Sublime abnegación! ¡Amor profundo!
E inclinando la frente, como rama
tierna que abate el vendaval impío,
muere Jesús por redimir el mundo!
- Juan Antonio Pérez Bonalde.
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