jueves, 31 de diciembre de 2020

Definiciones Básicas que Rigen la Gerencia Educativa


    A lo largo de la historia, la humanidad ha demostrado constantemente su portento al erigir civilizaciones, cimentar estructuras sociales, fundar organizaciones y transformar el mundo mediante la cooperación y el esfuerzo en conjunto. La mera aptitud intelectual no basta para alcanzar tales proezas, y el esfuerzo de un único individuo tampoco ha demostrado ser lo suficiente como para mover los engranajes de la civilización; el hombre se ha visto en la necesidad de volcar sus talentos a través del tamiz de distintas disciplinas, procedimientos y técnicas para conseguir transmutar sus esfuerzos individuales en verdaderas hazañas colectivas.

Una de las disciplinas más importantes de las que ha hecho uso el ser humano durante la historia de la construcción de las sociedades es la administración. Nacida a causa de la necesidad imperante de conducir y organizar los impulsos de la humanidad por alcanzar sus objetivos, la administración se ha presentado como una herramienta para planear, organizar, dirigir y controlar las actividades humanas con el fin de aumentar la eficiencia y productividad de dichas actividades mientras se hace el mejor empleo posible de los recursos disponibles.

La efectividad de la administración se hace evidente al observar el perfeccionamiento alcanzado durante el proceso de coordinación del trabajo, y los productos obtenidos como resultado de su aplicación. Para alcanzar este grado de eficacia, es esencial que la administración cumpla con las cuatro funciones básicas anteriormente mencionadas: planear, organizar, dirigir y controlar.

El proceso de planeación consiste en la determinación y establecimiento de los objetivos que se desea alcanzar, las estrategias a seguir para llegar a ellos y los recursos que pueden ser empleados para facilitar la tarea, así como la consideración de los factores positivos o negativos que pueden o no intervenir en dicho proceso, y el mejor modo de aprovecharlos o eludirlos.

El proceso de organización se enfoca en la estratificación y ordenamiento de cada recurso, posición, tarea y función con el fin de facilitar y maximizar la fluidez de los procedimientos una vez han sido puestos en marcha con el fin de conquistar las metas trazadas, cimentando efectivamente la estructura que hará las veces de soporte dentro de cada proyecto a realizar.

La dirección consiste en la conducción y subsecuente realización de los distintos elementos establecidos durante la planeación para materializar los resultados preestablecidos. La dirección está estrechamente relacionada con la toma de decisiones y la delegación de responsabilidades; el entrelazamiento de las distintas partes ordenadas durante el proceso de la organización resulta de vital importancia para evitar cualquier clase de estancamiento durante la dirección. Además, la dirección se encarga de engendrar soluciones a los múltiples conflictos y las diferentes problemáticas que puedan presentarse a lo largo del desempeño de las distintas tareas en cuestión.

Por último, el proceso de control se encarga de la evaluación de los procedimientos realizados durante los períodos de planeación, organización y dirección para asegurarse de su eficiencia y eficacia. También corresponde al análisis de los resultados obtenidos tras la concreción de los objetivos vislumbrados con antelación, y a su posterior comparación con los parámetros óptimos que se esperaba alcanzar, con el fin de mejorar el desempeño de las distintas funcionalidades que hayan demostrado un nivel de rendimiento más bajo de lo aceptable, en oportunidades futuras.

Cabe destacar que, de manera subyacente, las distintas acciones o trámites que permiten materializar los distintos peldaños que componen cada una de las funciones básicas mencionadas son conocidas como gestiones. Las distintas gestiones hacen uso de los recursos disponibles para la realización de la tarea deseada y pueden variar ampliamente entre medidas, decisiones, estrategias o métodos implementados durante el constante proceso de la administración. Visto de otro modo, las gestiones son las piezas del gran rompecabezas armado por los esfuerzos en conjunto de los miembros del equipo.

Como puede observarse, la administración es indispensable para la consecución de cualquier clase de meta prefijada por el hombre, en mayor o menor escala. No obstante, se hace necesaria otra clase de actividad estratégica para complementar la planeaciones, organizaciones y distribuciones de recursos realizadas por la administración. Una actividad encargada de delegar funciones y supervisar el desempeño del elemento humano. La actividad gerencial.

Efectivamente, la gerencia se encarga de dirigir y orientar las distintas medidas establecidas por la administración, marcando un rumbo claro y despejado para cada miembro de la organización; por lo tanto, no debe resultar sorpresivo el hecho de que la gerencia se enfoque de manera primordial en el proceso directivo de la administración. Principalmente, el papel de la gerencia es el de motivar, incentivar y alentar a los distintos miembros del equipo de trabajo para extraer de ellos la mayor eficiencia y eficacia posible, pulimentando al máximo los valores grupales de constancia, solidaridad, comunicación y productividad. Estimulando un buen desempeño, se apunta a conseguir mejores resultados.

Además de enfocarse en las acciones de liderazgo, la actividad gerencial también se encarga del control sistemático y la organización de los recursos humanos, de su capacitación y formación constante para que se desempeñen en el más alto rendimiento posible (en constante combate contra la desactualización), y de la resolución de cualquier clase de conflicto tanto individual como grupal que pueda presentarse en el ambiente de trabajo, minimizando tanto como se pueda todo impacto negativo inherente a ellos.

Finalmente, el mayor objetivo de la gerencia es el de mantener un alto nivel de productividad y aumentar constantemente la calidad del ejercicio laboral de los distintos elementos que componen el equipo cuyos esfuerzos y afanes concretarán la consecución de las metas deseadas. Una gerencia en plena funcionalidad asegura la excelencia de los resultados que se persiguen, o se esfuerza cuando menos por que el nivel del producto final se acerque tanto como sea posible a dicha excelencia.

Como puede apreciarse, mientras la administración se encarga de organizar y distribuir de la manera más eficiente posible los recursos que serán empleados para el logro de un fin determinado, la gerencia se encarga de maximizar la cantidad y la calidad de las ganancias y los resultados de dicho proceso bajo los medios que sean necesarios (generalmente incentivando al equipo de trabajo y orientándolos a través del mejor camino posible). Ambas encarnan una dupla que extrae los aspectos más positivos del ser humano como fuerza colectiva y encausan todos los esfuerzos bajo la forma de una única punta de lanza que acertará en el blanco deseado. Es por ello que ambas disciplinas son perfectamente aplicables a cualquier clase de institución u organización, con o sin ánimos de lucro, que se proponga cualquier clase de meta; por ejemplo, las instituciones educativas.

La gerencia adaptada al ámbito educativo se encarga de conducir las funciones y las tareas realizadas tanto en el área docente como el área administrativa de la institución, en conjunción con la actividad estudiantil, con el fin de transformar el entorno educativo en el contexto más propicio posible para el desarrollo de las funciones pedagógicas, atendiendo y esforzándose por subsanar siempre cualquier clase de necesidad socioeconómica que amenace con presentarse.

Efectivamente, los conceptos planificadores y organizativos de la administración en conjunto con las funciones delegativas y orientadoras del liderazgo gerencial permiten que se atienda de manera precisa y oportuna toda necesidad incipiente dentro de la institución, con los recursos necesarios para solucionar los conflictos y problemáticas distribuidos eficientemente, y la organización requerida para evitar todo obstáculo y ralentización posible durante la resolución de los problemas.

Si bien en el ámbito empresarial se persigue siempre una ganancia monetaria y el éxito de los resultados (de mayor o menor provecho) se verá directamente vinculado a dicha ganancia, el sector educativo no carece de su propia categoría de ganancia, la cual, si bien no monetaria, resulta clara y concisa: la formación integral, humana e intelectual del alumno. Y tras un óptimo rendimiento tanto docente como estudiantil gracias a los esfuerzos tanto administrativos como gerenciales, es posible optimizar hasta su punto más elevado dicho producto y promover de manera definitiva la formación del estudiante ideal.

Como puede notarse, los beneficios de la gerencia educativa son sumamente cuantiosos, y las desventajas completamente nulas. Después de todo, y partiendo de la premisa de que un buen liderazgo es garantía de un buen resultado, una buena gerencia educativa está forzosamente destinada a provocar una mejoría notoria en el quehacer pedagógico y el ambiente estudiantil.

 

- Elohim Flores.

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